De cara a las elecciones nacionales, con el politólogo Oscar Bottinelli

El partido central de la política nacional se juega en octubre, pero las internas,  precisamente por determinar quiénes serán los candidatos a la Presidencia, eran una etapa clave en el camino. Para entender el significado de dichos comicios y las señales que han dejado, nada mejor que recurrir al conocido politólogo Oscar Bottinelli, Director de “Factum”.

P: Oscar, me imagino que los encuestadores, expertos en opinión pública, además de tener cada uno su corazoncito con sus preferencias políticas como ciudadanos, también esperan expectantes los resultados para ver cuán cercanos estuvieron con sus vaticinios, de la realidad. ¿Cómo vivió usted las internas?

R: La pregunta obliga a dos precisiones. Los politólogos debemos ser como los sapos, de sangre fría, o como los insectos, cuyo corazón no bombea sangre sino hemolinfa. Dicho en términos científicos, el principio epistemológico debe ser que el investigador no se involucra con el objeto de estudio, por lo tanto, le debe ser personalmente indiferente el resultado. La segunda precisión, que un encuestador no hace (o no debe hacer) vaticinios ni pronósticos, sino presentar una fotografía al momento de la última encuesta y una película desde determinado tiempo anterior hasta la última encuesta. Como se advirtió con antelación: los números presentados iban a cambiar. Por un lado, porque quedaban siete días de

campaña electoral (incluidos los dos de veda y el propio día de la elección, en que continúa la campaña por redes sociales y contactos personales) y los políticos iban a intensificar sus acciones para intentar captar votos o cambiar votos. Pero además, porque al ser el voto voluntario, el voto final dependía esencialmente de la capacidad de movilización de los actores políticos y de la motivación de los ciudadanos.

P: ¿Qué opinión le merece el hecho que haya votado sólo cerca de un 40% de los ciudadanos? ¿No quita legitimidad a los líderes elegidos?

R: Votó en realidad el 44% de los electores residentes en el país, que son un décimo menos del total. El 4% de los cuales votó solo candidatos departamentales, por lo que el 40% votó precandidatos presidenciales. Pienso que hay que poner atención que la baja participación es señal de que la mayoría del país no cree en la importancia del voto como el instrumento para resolver los problemas del país, de la gente y de sí mismo, para construir el futuro colectivo; que crece la desafección hacia el sistema político, la desilusión con la política, el descreimiento en los actores políticos. 

P: ¿Considera que hubo alguna sorpresa en estas internas? 

R: Sí. Sin duda el triunfo de Talvi y la relativa baja votación de Sanguinetti son elementos de cambio a atender. Es claro que la candidatura Sanguinetti quedó afectada por la aparición por fuera de los partidos tradicionales de la candidatura Manini Ríos y que Talvi logró una buena captación y hasta entusiasmo de votantes jóvenes de clases alta y media alta, muchos de ellos nuevos votantes.

P: Días atrás el propio Lacalle Pou dio a entender que parte de su victoria deriva del rechazo a la campaña de Juan Sartori. ¿Está usted de  acuerdo?

R: Es difícil verificarlo, aunque es una tesis plausible. Corresponde aclarar un hecho no solo para el Partido Nacional sino para todos: una elección de voto voluntario no es un círculo cerrado como en las de voto obligatorio. Por lo tanto, no necesariamente cuando uno crece lo hace a expensas del otro. Lo que parece es que hubo un sector del electorado nacionalista que le pareció negativa la posibilidad de un triunfo de Juan Sartori y decidió concurrir a votar (pensaba no hacerlo) y votar por Lacalle Pou; se observa que el Partido Nacional como conjunto registró un fuerte crecimiento a último momento, y ese crecimiento fue todo hacia Lacalle Pou.

P: ¿Qué le pareció la campaña de Sartori? Creo que una de las críticas más fuertes que se oyó de distintas fuentes, fue que no era una forma  ruguaya, republicana, de hacer campaña.

R: Hay que diferenciar lo que fue la campaña de Juan Sartori y hechos de campaña que se le atribuyen a Sartori. La campaña propiamente dicha fue una campaña de marketing político muy moderno, con buen uso de las nuevas tecnologías, que de alguna manera ya estaban llegando. Sobre la campaña que se le atribuye, en lo cual no hay evidencias de su responsabilidad, eso sí está fuera de la cultura política uruguaya.

P: ¿Y el Partido Colorado? ¿Diría que votó allí fue más que nada un pedido de renovación?

R: No hay que olvidar, esto también es válido para todos, que estamos analizando resultados sobre un bajo número de votantes. Para tener una idea, los votos de Talvi como los de Daniel Martínez alcanzan para elegir un solo senador, los de Lacalle Pou -el gran triunfador- permiten elegir solamente tres senadores. Entonces, para ver los efectos de la elección de junio, en el caso de fenómenos nuevos, hay que esperar qué pasa en octubre. Hay un dato claro. Talvi convocó a las personas de 48 años hacia abajo y de las clases alta y media alta, sectores que expresaron un mensaje inequívoco de querer renovación, nuevas figuras y nuevo mensaje. Sanguinetti convocó a las personas de 48 años en adelante y de las clases medio bajas y bajas, que de manera también inequívoca expresaron el apego a las certezas de lo ya conocido. Quizás el mayor desafío de Talvi es retener en el Partido Colorado a los votantes de ese perfil que pueden ser captados  por otros partidos, como el Cabildo Abierto o el de la Gente.

P:  Talvi me dijo antes de las internas que si pasa esta etapa y se renueva el liderazgo, cree que en octubre el partido votará mucho mejor a nivel nacional.  ¿Considera que tiene lógica su planteamiento?

R: Es el desafío que él tiene y todo es posible, desde que sea un crecimiento exponencial y el Partido Colorado desafíe al Partido Nacional en la ida al balotaje, hasta el otro extremo de no retener porcentualmente a partes del electorado de los batllismos.

P: La baja participación en el Frente Amplio ¿es una señal de cara a octubre?

R: El Frente Amplio es el que en las elecciones generales internas ha votado siempre peor de los tres grandes partidos. En junio de 2014 obtuvo unos 302 mil votos y en octubre lo multiplicó por 3,76 veces. Lo significativo es que esta vez obtuvo poco menos de 260 mil votos, es decir, unos 40 mil votos y pico menos que hace cinco años. Si se mantiene la misma proporción, si se aplica el mismo multiplicador de 3,76, estaría dando unos 160 mil votos menos que en octubre de 2014, lo cual no dista demasiado de lo que se observa en las encuestas de intención de voto. 

Este resultado augura que el Frente Amplio queda sin mayoría parlamentaria en la Cámara de Diputados.

P: ¿Le parece que la ciudadanía vota de acuerdo a las propuestas de cada candidato y a lo que le parece el mejor programa, o es más una cuestión de piel con cada candidato, de la impresión que cada uno logra causar en los medios y las redes?

R: La pregunta establece distinciones que no aparecen como válidas desde un ángulo de la motivación psicológica del voto. Un programa no es un libro de 500 páginas, sino una visión del mundo, de la sociedad y del hombre, una weltanshauung. El individuo, y cuanto menos ilustrado aun

mejor, percibe con claridad esa weltanshauung de cada candidato y de cada partido. Puede decirse que eso es una cuestión de piel. Pero no hay contradicción entre la cuestión de piel, la imagen del candidato, el impacto en los medios y el programa.

P: ¿En qué medida la ciudadanía se encasilla en su voto tradicional? Claro que si fuera siempre así, nunca habría cambio de gobierno.

R: Alrededor de dos de cada tres uruguayos presentan lo que se denomina pertenencia política y el resto tiene una mayor facilidad de cambio. La mayor de todas las facilidades es en el área tradicional, que es donde se han debilitado las fronteras; por eso es fácil desplazarse -y es muy nítido en las elecciones departamentales- entre el Partido Colorado, el Partido Nacional y ahora el de la Gente y Cabildo Abierto.

P: Quisiera plantear algo respecto a los candidatos a Vicepresidente. Me parece que hubo una diferencia muy grande entre lo bien que se recibió el anunció de Lacalle Pou respecto a Beatriz Argimón como su compañera de fórmula- además de haberlo hecho ya la noche mde Daniel Martínez.isma de las nternas- y lo que pasó con el nombramiento de Graciela Villar por parte de Daniel Martínez.

R: Fuera de toda duda, así como el Partido Nacional tuvo la peor contienda interna, la más dura, fue el que resolvió mejor la noche de la elección y el timing para la fórmula. En el caso del Frente Amplio el procedimiento aplicado -sin tomar en cuenta ni bondades ni defectos de la persona elegida, que es otro tema- fue muy desprolijo y dejó heridas abiertas.

P: ¿Se puede sacar conclusiones de las internas de cara a lo que será la votación en octubre?

R: Que votó menos de un millón cien mil personas y que en octubre van a votar más de dos millones cuatrocientas mil. Bueno, ese más de millón y cuarto que no votó es la clave.