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Recordando el libro para adultos de Gaby Fleiss

“Los años sin lágrimas”, entre dolor y felicidad.

Cuando Gaby Fleiss (z”l) publicó en el 2017 su libro para adultos “Los años isn lágrimas”, ya había deleitado a numerosos niños tanto en Uruguay como en otros lares, en libros como  “La fiesta sorpresa” (2014); “Bandanimal” (2015), “Lina y sus nuevos amigos” (2016), y “Bandanimal busca cantante” (2017), todos ellos publicados por Santillana.  “La fiesta sorpresa” también fue editado en EEUU y México, país en el que fue seleccionado por la Secretaría de Educación Pública para integrar las bibliotecas escolares. “Los años sin lágrimas” era distinto, un libro para adultos, una autobiografía en el que los momentos duros de sobrellevar se combinan con la convicción de que hay que seguir adelante y de que hay por qué. Es que en definitiva, Gaby hablaba como una mujer feliz. Ese es su mejor resumen.

 

P: Gaby, lo que nos convoca a esta nueva entrevista no es un nuevo libro infantil escrito por ti, como en otras ocasiones, sino tu primer libro para adultos. Concretamente, “Los años sin lágrimas”, un libro autobiográfico.¿Por qué lo escribiste? Te lo pregunto porque lo que ya he alcanzado a leer, irradia la necesidad de compartir, aunque quizás sea este un comentario sin sentido porque claro que quien escribe, siempre, está compartiendo algo.

R: Para poder escribir este libro tuve que procesar varias etapas de mi vida y entender que estaba pronta para recordar, remover y reflexionar desde diferentes lugares sobre todas las experiecias que había pasado. Quizás la premisa que subyace a todo es sentir que escribir es una manera de procesar lo vivido y que eso hace bien. Hay mucho de sanador en la escritura, porque poner en palabras es una manera de sacar para afuera aquello que a veces es mejor no guardar.

Cuando uno escribe, de alguna forma tiene un lector imaginario, que en mi caso no lo era tanto, porque hubo algunas personas que fueron leyendo el libro a medida que lo fui escribiendo. Sin embargo, lo que surgió al principio, si bien la historia es básicamente la misma, es bastante distinto a lo que es el libro hoy: un producto mucho más maduro, más trabajado, intensamente corregido; no sólo por mí, sino por la acertada y excelente miradade mi editora, Viviana Echeverría.

En un libro autobiográfico hay que tener cuidado de no ser redudante, hay que buscar la forma de decir las cosas sin caer en tecnisismos que puedan resultar pesados, hay que lograr que el lector quiera saber lo que va a pasar, aunque te conozca, aunque haya estado contigo en algunos de los momentos que contás. Por eso, los recursos que uno uliliza para narrar se vuelven, como siempre en la literatura, tan importantes.

Además está el tema de la exposición de quien escribe como la familia y las personas involucradas en la historia. Yo traté de ser muy cuidadosa, porque entiendo que mis experiencias incluyen a otros, y sentía que ellos merecían ser lo más respetados posible.

P: No he terminado aún de leerlo, pero debo confesar que el primer capítulo, sobre el aborto que tuviste que pasar –entiendo que fue la primera vez que quedaste embarazada- irradia tal angustia, tanto dolor como es lógico, que lo primero que pensé fue “esta no parece Gaby”. ¿Es un error  de mi parte porque estaba acostumbrada a la alegría ineludible en los cuatro libros para niños que han escrito hasta ahora?

R: Hay mucha gente que piensa que es la parte más dura del libro, y quizás lo sea. A cada lector le llegará de una manera distinta, según sus propias experiencias y emociones. Lo cierto es que fue una vivencia muy traumática, y por eso decidí empezar el libro por ahí. Por eso hablo de “el antes”. Siento que es necesario contar eso para que se puedan entender otras cosas. Con esto no quiero decir que hay relaciones de causa-efecto ineludibles entre ese episodio y lo que sucede después, ni mucho menos. Hay que tener cuidado con afirmaciones así de tajantes. Puede haber teorías, algunas de ellas están descritas en el libro, pero para mí es muy importante que las personas comprendan que lo que me pasó a mí, no es una regla ni mucho menos. Es importante decir que a otro lo podría haber sucedido algo completamente distinto, o nada directamente. No obstante, sí creo que las experiencias dejan marcas, que se instalan en lugares desconocidos, muchas veces de forma impercetible. Por eso, cuando uno reflexiona mucho, como suelo hacer, es sensato recorrer varios caminos, escuchar distintas campanas y tener la capacidad de filtrar lo que nos hace bien y lo que nos hace daño.

Te concedo que quizás sea la parte más oscura del libro, y por eso te da la sensación de que no “soy yo”. Pero lo cierto es que creo que fui justa al ser sincera y mostrar que a veces las circunstancias nos superan y nos hacen colocarnos en lugares en los que no queremos estar. Pero si tenemos las herramientas y la contención necesarias, siempre se puede salir, se puede volver a la propia esencia, que en mi caso es la “Gaby” de siempre, la que conocés de los cuentos infantiles, de las anécdotas, la que es como “Lina” (del libro “Lina y sus nuevos amigos”) que disfruta de todas las cosas, por más pequeñas que sean.

La actitud que empuja a seguir adelante

P: ¿Cómo resume su vida hasta ahora una mujer joven, que se quiere tragar la vida y va contra viento y marea también cuando el cuerpo no siempre la acompaña? Es que también has lidiado con una enfermedad y supongo que eso significa que casi por definición, hubo momentos en los que te preguntabas cuánto más estarás aquí.

R: El tema del cuerpo es complicado. El dolor intenso es inhabilitante. Por lo menos lo es para mí. Sin embargo, convivo con distintos dolores y molestias que no me impiden hacer una vida normal. Y trato de no quejarme. Intento que los pequeños malestares no me desmoronen. Es distinto cuando el dolor es tan fuerte que no hay posibilidad de pensar en otra cosa. Por suerte eso me ha pasado pocas veces, quizás porque mi tolerancia y mi estado anímico han ayudado.

Hay veces que yo me siento tan bien que no entiendo cómo los análisis no reflejan mi estado. Pero bueno, hay que bancarse también eso. No todo lo que pensamos o sentimos se traduce a resultados positivos, de esos que queremos escuchar cada vez que nos hacemos un control.

En el libro lo digo: todos sabemos que nos vamos a morir. Sin embagro, cuando uno se enfrenta a la posibilidad inmediata de la muerte o a una enfermedad que puede llevar a ella, las cosas cambian. Pero también estas experiencias pueden enriquecerte. Y no lo digo como un lugar común, o por lo menos yo no lo siento así. Una cosa es decir algo y otra realmente creerlo, estar convencido de eso que decimos. Y dentro de los muchos aprendizajes que he hecho, creo que el más importante es entender que tengo que centrarme en el ahora. Si uno vive en el pasado, revolcándose en por qué sucedieron las cosas de determinada manera o por qué tomó la decisión que tomó, o si por por otro lado solo mira hacia el futuro, planeando y proyectando, hay algo de lo que se está perdiendo. Claro que hay que pensar en lo que vendrá, tener planes es algo maravilloso, pero no podemos vivir ahí. Si ahora estoy bien, pues es ahora que tengo que disfrutar. Nadie tiene asegurado nada. Por eso creo que hay que alejar lo más posible la idea de la muerte inminente como una posibilidad, porque no ayuda, porque desde ese lugar no se puede disfrutar y la angustia lo cubre todo.

P: ¿Ayuda escribir un libro a lidiar con dolores y temores?

R: A mí me ayudó. Me sirvió también por todo lo que deposité en él. En primer lugar mucha energía positiva. Fue un proyecto en el que trabajé muchísimo y me llenó de actividad. Y bueno, ahora viene una parte especial, que son las devoluciones de las personas, que por ahora están siendo muy buenas. Yo siempre hablo del feedback de los niños, que es inmediato, porque cada vez que uno cuenta el cuento ve sus reacciones, disfruta con sus risas, sus ocurrencias, su diversión. Claro que esto es muy distinto, pero también estoy teniendo respuestas muy rápidas, de gente que empieza a leerlo y lo termina ese mismo día, o al siguiente, y me escribe conmovida. Eso es algo que me hace bien, porque siento que pude llegar a las personas con algo tan personal como mi historia.

P: Cuando te entrevisté en más de una oportunidad sobre tus libros infantiles, nos reímos juntas cuando contabas por ejemplo sobre Uriel, tu hijo, como divertido conejillo de indias al que le contabas los cuentos sin que pueda ver dibujos todavía, lo cual es parte por cierto del disfrute de los niños con la literatura . Escribir tu libro autobiográfico ¿te exigía estar más sola o quizás al revés, más acompañada todavía?

R: Escribir es una tarea solitaria, aunque como te conté, esta vez estuve acompañada por personas que acompañaron todo el proceso. Pero fue un trabajo mucho más largo, de horas y horas de escritura y corrección, donde necesitaba concentración para poder leer la globalidad, que en este caso es muchísmo más extensa que en los cuentos infantiles. Cuando uno corrige algo en un libro así, tiene que ver que esté en concordancia con todo lo que está antes y todo lo que está después o lo que vendrá. Por eso trataba de encontrar momentos en los que estuviera sola para escribir, pero al cerrar la computadora y dejar lo que estaba haciendo, la compañía era fundamental.

P: ¿Hay en tu libro un mensaje, una lección a enseñar?

R: No creo que lo haya explícitamente, o por lo menos no lo busqué así. Cuento mi historia, mis experiencias, mis pensamientos, los oscuros y los luminosos. Y seguramente de ahí cada lector pueda llevarse algo, como debería pasar en cada libro.

P: Todos recordamos y atesoramos libros que nos han impactado y emocionado. ¿Te parece que el tuyo puede causar ese efecto en alguien?

R: Ojalá que sí. Pero no sólo por lo que se cuenta, sino también por cómo lo hago. Quizás ahí esté una de las claves.

P: Tu libro empieza muy triste y termina con un tono de alegría. ¿Y Gaby? ¿Es una mujer alegre?

R: ¡Claro que sí! Me siento afortunada. Lo digo también en el libro (espero que después de algunas revelaciones que hago acá todavía quieran leerlo). Y por suerte, a pesar de los tratamientos y las demás cosas que vivo, estoy bien y con nuevos proyectos en mente. El año que viene saldrá un nuevo libro infantil, estoy escribiendo algo para adolescentes… Quizás empiece alguna otra cosa para adultos. Se verá. 

Y están mi familia y mis amigos, con los que disfruto muchísimo del ahora. Así que sí: soy una mujer feliz.

Gaby con su esposo Daniel y su hijo Uriel
Gaby con su esposo Daniel y su hijo Uriel

 

P: Entonces, no agrego más que un gran abrazo. Te deseo que siempre lo seas, y con salud.

R: Gracias Ana.

……………………..

Y ahora, cuando repasamos esta entrevista sabiendo que Gaby ya no está físicamente con nosotros…¿qué se puede agregar?

Bendita sea su memoria.

Ana Jerozolimski
(21 Octubre 2019 , 05:59)

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