Mundo Judío

MiSinai

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 22. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

 

No. 22
Noaj
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 1/11 18:56
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

 

LA VIDA EN UNA CAJA

Por Yanki Tauber

El 26 de Septiembre de 1991, un equipo de cuatro hombres y cuatro mujeres entraron a la Biosfera II, un medio ambiente herméticamente cerrado, construido por científicos como un modelo funcional de la biosfera (la capa que circunda la tierra y que sostiene la vida). La Biosfera II, que desde entonces ha sido convertida en un lugar de vacaciones y centro de conferencias, abarcaba un área de 3.15 acres e incluía un desierto, un pantano, una sábana, una selva húmeda y un océano con un millón de galones de agua. Era el hogar de más de 3.000 especies, mayormente plantas e insectos, pero también peces, reptiles, aves y mamíferos. Estaba aislada del suelo por un revestimiento de acero de 500 toneladas y de la atmósfera por 6.000 paneles de vidrio. Los costos de construcción sobrepasaron los 150 millones de dólares.

Los ocho "biosferianos" pasaron dos años encerrados dentro de la estructura, obteniendo su comida, agua y oxígeno del ecosistema cercado. Emergieron el 26 de Septiembre de 1993. El experimento produjo dos matrimonios y montones de datos científicos que, suponemos, nos han ayudado a entender cómo funciona nuestra macro-biosfera.

Si los científicos que dirigían el proyecto hubieran tenido tendencias más bíblicas podrían haber llamado a la estructura "Teivá II" ,(Arca II). La Teivá (palabra hebrea para "caja"), tenía tres pisos de alto y 125.000 pies cuadrados, era una arca, construida con madera y "sellada por dentro y por fuera con brea," que Noé construyó por mandato de D-os. No sabemos cuánto costó construir la Teivá, pero nuestros sabios nos dicen que Noé trabajó 120 años en su construcción. El 17 de Jeshván del año 1656 de la creación (2105 antes de la era común), cuatro hombres y cuatro mujeres (ya casados) entraron a la Teivá. Trajeron con ellos un macho y una hembra de cada especie de mamíferos y aves, semillas, gajos de varias especies de plantas y suministros de comida suficientes para un año. El propósito no era estudiar la vida en la tierra sino preservarla del diluvio ocasionado por un mundo corrupto.

La Teivá flotó por muchos meses en el agua que cubría la tierra, cuando el diluvio empezó a amainar, se posó en la cúspide del Monte Ararat. El 27 de Jeshván de 1657, después de 365 días dentro de su encajonada biosfera, los ocho \"Teivanos\" sus plantas y sus acompañantes animales emergieron del arca para construir, un mundo mejor sobre los cimientos del viejo.

Noé se enfrentó a una situación extrema -- la inminente destrucción de todo lo viviente -- y realizó acciones extremas, construyendo una enorme caja que pudiera contener y preservar muestras de todo el espectro de la vida en la tierra. En una escala menor pero no menos significativa, nosotros hacemos lo mismo cada día de nuestras vidas.

Nosotros también, nos enfrentamos a "diluvios" que amenazan con destruir todo lo que tiene vida y es vital en nuestro pequeño universo personal. Y nosotros, también, respondemos construyendo "cajas" para contener y preservar preciosos especímenes de nuestro mundo interior.

Diariamente nos vemos abrumados por los cuidados y las demandas de la vida material. Si no estamos trabajando como esclavos en nuestra tarea or preocupándonos por las cuentas, siempre hay algún aparato electrónico para ser reparado, ropa para llevar a lavar o basura para sacar afuera. Un torrente de materialismo inunda la vida del hombre moderno, llenando nuestras horas y minutos, consumiendo nuestros talentos, trastornando nuestras emociones y casi ahogando la chispa de espiritualidad en nuestras vidas.

Así que construimos cajas. Una caja de tiempo dedicado a rezar cada mañana, un porcentaje de nuestros ingresos dedicados a la caridad; un ápice de energía reservada para algún trabajo voluntario en la comunidad. Cerramos esas cajas, preservando celosamente esas puntas de los propósitos más elevados en nuestras vidas; de las aguas de la inundación que buscan sumergirlas y reclamarlas para ellas mismas.

Ocasionalmente, el esfuerzo parece casi en vano. De una mente consumida por los negocios de uno, sólo una pequeña cantidad de poder mental es desviada diariamente para unos minutos de Torá. De un corazón agitado por preocupaciones financieras, sólo una pequeña esquina está reservada para los sentimientos puros hacia nuestro amado. ¿Y cuánto queda para caridad después de pagar las cuentas? En el mejor de los casos, sólo una minúscula "muestra" de nuestros recursos son dedicados a un propósito más elevado.

En eso reside la eterna lección del arca de Noé. Noé no podía salvar al mundo entero-- no tenía ni la capacidad ni el mandato de construir un refugio de tales proporciones. Así que construyó un santuario para una muestra de las diversas formas de vida en la Creación. Esas eran, sin embargo, más que representaciones simbólicas: por doce meses, toda la humanidad estuvo concentrada dentro de los ocho seres humanos en la Teivá, cada especie animal y vegetal residía en los representantes individuales traídos dentro de sus paredes. Y cuando la caja sellada se abrió, se convirtieron en las semillas de un nuevo y revitalizado mundo.

El mandato Divino de "¡Entrad al arca!" fué seguido, doce meses más tarde por el mandato Divino de "¡Salid del arca!" Ese es nuestro reto: cultivar las semillas de la espiritualidad en medio de un mundo materialista y luego desatarlas para que influencien todas las áreas de nuestras vidas.

ACEPTANDO EL DESAFÍO

"D-os le habló a Noé, diciendo: “¡Sal del arca!” (Bereshit 8:15-16)

Como hemos visto “entrar al arca” es una metáfora de la necesidad de sumergirnos en el estudio de la Torá y la plegaria. Sin embargo, el verdadero propósito de entrar al arca es salir salir de ella. D-os nos ordena, como le ordenó a Noé, que no nos quedemos en el ambiente espiritual protector del estudio de Torá y plegaria, sino que salgamos de él, que entremos al mundo, y lo transformemos en un hogar para D-os.

Likutei Sijot, vol. 1, págs. 9-10

Bereshit (Génesis) 6:9 – 11:32

La segunda sección de Génesis se llama como su protagonista Noé (Nóaj en Hebreo), y comienza con la historia del gran Diluvio que limpió al mundo de la depravación y degeneración en la cual había caído la humanidad desde la creación del mundo. Esto es seguido por el relato de cómo el mundo fue dividido entre los hijos de Noé, la dispersión de la humanidad causada por el incidente de la Torre de Babel, y el preludio del relato del siguiente gran héroe de la humanidad, Abraham.

EL CADAVER DESAPARECIDO

Por Dovid Zaklikowski

Rabí Mordejai Eliahu, de justa memoria —quien más tarde se desempeñaría como el Gran Rabino Sefardí de Israel —fue el rabino más joven del rabinato israelí, cuando a la edad de 28 se unió a la corte rabínica de la ciudad de Beer Sheba. Incluso a esa edad era conocido por ser un estudiante brillante que se destacaba por su cuidado y atención personal a las necesidades de todos los que se le acercaban.

Poco tiempo después de que fuera nombrado en su cargo, vio una mujer sentada frente a las oficinas del rabinato recitando Salmos, con lágrimas en los ojos. Esto se repitió durante días, cerrando su Libro de los Salmos sólo cuando las oficinas del rabinato cerraban sus puertas. Su curiosidad e interés se despertaron, un día, el joven rabino le pidió a su asistente que llamara a la mujer a su oficina.

"Dígame que está haciendo aquí", le preguntó Rabí Eliahu suavemente una vez que ella se presentó ante él. "¿Cómo podemos ayudarle?"

Ella respondió con un claro acento marroquí: "Me acabo de mudar a Israel desde Marruecos. El gobierno me instaló en esta ciudad, e inmediatamente busqué al rabino local. En Marruecos, mi marido era un taxista. Diez días después de nuestro matrimonio viajó de una ciudad a otra y nunca he oído de él. Dicen que murió en un accidente, sin embargo, no pude encontrar su cuerpo, sólo el coche destrozado".

"Nunca encontraron su cuerpo o los que lo enterraron, y me dijeron que no puedo volver a casarme a menos que alguien demuestra que él o ella realmente vieron el cadáver. Ahora que estoy en Israel, pensé que en Marruecos nadie me podía ayudar, pero tal vez aquí un rabino me podía ayudar y me permite volver a casarme. Desde entonces, he estado orando aquí."

El rabino le preguntó: "Pero, ¿por qué no entró a las oficinas para hablar con nosotros?"

"¿Quiénes son ustedes?", respondió la mujer sefardí, "no son más que mensajeros. Estoy orando a D-os, el Creador del mundo. ¡Él decidirá si debo casarme o no!"

Rabí Eliahu, admirando la fe fuerte de la mujer, viajó a Netivot, al Rabí Israel Abuhatzeira, el justo y famoso sabio sefardí (conocido como el "Baba Sali"), que procedía de Marruecos, para ver si tenía alguna idea de a quién acudir. El sabio le dijo que él debía estar en contacto con su hermano, el "Baba Jaki". "Él conoce a todo el mundo, él le dirá quien estaba a cargo de los entierros en ese momento en esa ciudad\", dijo.

Rabí Eliahu tomó un taxi desde Netivot a Ramla, donde residía la Baba Jaki. El sabio de Ramla le dijo que los sepultureros en esa ciudad se trasladaron a Israel ocho meses antes, "uno vive en Kiriat Ata y otro vive en Dimona". Él dio a Rabí Eliahu las direcciones exactas de ambos.

El rabino se dirigió a la más cercana de las dos ciudades, Dimona. A su llegada a la casa del sepulturero, había una nota en la puerta diciendo que el padre de la casa —el sepulturero— acababa de fallecer. Rabí Eliahu llegó justo a tiempo para los servicios de oración de la tarde. Se unió a los servicios y luego compartió algunas palabras de consuelo con la familia. En la esperanza de que alguien sería capaz de darle una pista para ayudarle en su empresa, narró la historia de la mujer.

Cuando él contó la historia con el taxi, y mencionó el nombre del difunto, un anciano, vestido con ropa tradicional marroquí, se levantó en la esquina de la habitación. "Yo soy uno de los sepultureros que enterró el taxista. El segundo acaba de morir y estoy aquí en su casa para consolar a su familia..."

El rabino de inmediato reunió a otros dos, creando un pequeño tribunal rabínico, y tomó el testimonio de este hombre. Al día siguiente, Rabí Eliahu entregó una carta a la mujer, le permitía volver a casarse. Relatando a sus colegas jueces en la corte rabínica de Beer Sheba lo que había sucedido el día anterior, Rabí Eliahu exclamó: "Este es el poder de una oración que viene de un corazón sincero".

LAS PREPARACIONES DEL SHABAT 1

Las preparaciones del Shabat hacen que el Shabat sea mucho más significativo y agradable. El trabajo arduo nos hace comprender que pronto seremos visitados por un invitado especial: La Reina Shabat. Las siguientes son algunas de las preparaciones requeridas para observar el Shabat apropiadamente.

Su Lista de Compras

En Shabat no salimos de compras, por lo que ciertas cosas tienen que estar a mano por adelantado. Aparte de las tradicionales comidas de Shabat, su mesa de Shabat va a necesitar:

- Velas y candelabros

- Vino o jugo de uva kosher

- Una copa de kidush

- Tres jalot (para tener dos hogazas enteras en la mesa para cada comida)

- Una tabla y una cobertura para la jalá

- Un mantel festivo

- Sal

Para havdalá va a necesitar:

- Especias aromáticas

- Una vela trenzada

Preparando la Casa

Las leyes del descanso del Shabat prohíben muchas actividades de la casa: no lavamos los pisos, no usamos aspiradora, no encendemos ni apagamos luces, no cocinamos o incluso calentamos comida. Esto requiere que nos ocupemos de muchas cosas antes que empiece el Shabat.

Muchos tipos de lavados y limpiezas están prohibidos en Shabat, como también el uso de aparatos eléctricos. Para recibir al Shabat apropiadamente planifique la limpieza de forma que el viernes por la tarde su casa esté limpia, la pileta sin platos sucios, y los pisos lavados. Organice para retirar la ropa de Shabat de la tintorería y lustre sus zapatos.

Ponga la mesa de Shabat y las velas. Ponga una jalá o un libro de rezos en la mesa junto con las velas.

Pnga todas las luces, aire acondicionado, y calefactores de la forma en que quiera que permanezcan durante el Shabat. También puede comprar timers y programarlos antes de Shabat para que se enciendan y apaguen en horas preestablecidas. Desconecte la lamparita de la heladera.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: [email protected].

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