Entrevistas

El hijo del Embajador Rodríguez Fabregat, sobre la convicción de su padre acerca de Israel:

Daniel Rodríguez Oteiza: "Mi padre estuvo convencido hasta último momento de lo justo de esta causa"

El texto que reproducimos a continuación es el resumen de la entrevista que realizamos al hijo de Enrique Rodríguez Fabregat, el periodista Daniel Rodríguez Oteiza de “El País”, cuando fue invitado a Israel al celebrarse los 60 años de la resolución 181 en las Naciones Unidas, antesala de la creación de Israel, o sea hace 10 años. Sus conceptos son más que válidos también hoy.

El recuerdo del Embajador Rodríguez Fabregat, sigue siendo una pieza clave en esta fecha. Y poder homenajearlo mediante el relato directo y personal de su propio hijo, creemos que tiene un valor especial. Hemos podido recabarlo también durante visitas de Daniel a Israel.

El Embajador Enrique Rodríguez Fabregat, en Montevideo, con miembros de la colectividad judía uruguaya
El Embajador Enrique Rodríguez Fabregat, en Montevideo, con miembros de la colectividad judía uruguaya

 

P: Daniel, supongo que no pudiste recorrer algo de Israel como uno más.  ¿Te topaste con situaciones en las que quedó claro que se sabía que sos el hijo de Rodríguez Fabregat?

R: Te diría que en todos los sitios a los que he ido-no sólo en ámbitos oficiales sino también con la gente común de la calle-hay un reconocimiento inmediato , cuando uno dice el nombre. Tuve una anécdota inclusive en el hotel .Yo fui a pedir el código necesario para usar una computadora y estaba establecido que era por un día.Fui a hablar allí con una chica ., para confirmarlo, pero me contestó: "No señor, sabemos quién es usted.Tratándose de usted, puede usarlo hasta el día que se vaya". Este tipo de gestos los noté en muchísimos lugares. Otra vez quería comprar el diario The Jerusalem Post y pregunté al encargado del hotel en la noche si hay un kiosco de diarios cerca.Me preguntó mi nombre, se lo dije y él volvió a preguntar: ¿Qué es usted de Rodríguez Fabregat? Le dije, por supuesto, el hijo. "Tome el diario y no me debe nada", me respondió.

P: ¿Cómo viste la actitud del Israel oficial en cuanto al reconocimiento del rol latinoamericano en la creación del estado, gracias a la Partición?

R: Yo he hablado, en conversaciones informales, tanto con el Primer Ministro Olmert como con la Canciller Livni, la Presidenta del Parlamento Itzik y el Presidente Peres y todos, en coincidencia, me decían: "Nuestro país, nuestro pueblo, tiene memoria. A Uruguay le debemos muchísimo. Y a su padre en particular". Decían: "Nosotros tenemos claramente presente lo que significó la participación de Uruguay sobre todo en lo que fue la negociación". Es que yo creo que se valora de una forma distinta la actuación de países que votaron a favor y la de aquellos que también participaron en la negociación, que impulsaron la aprobación de la partición .Eso se reconoce a otro nivel, porque no fue sólo dar el voto.Israel reconoce que mi padre y García Granados (de Guatemala) fueron los que dieron la batalla en UNSCOP para lograr  lo que se logró.

Años después me dijo el embajador Moshe Tov: "Hablamos con tu padre y en una hora estaba todo entendido.Es que más de la mitad de las cosas no las tuvimos que explicar, porque ya las sabía". Previamente habían tenido contacto con el Presidente Luis Batlle, que estaba totalmente compenetrado con el tema y conocía perfectamente todo. Le dejaba vía libre por la confianza que le tenía, pero había allí una concordancia plena.

Israel también tiene plena conciencia del rol de Oswaldo Aranha, el brasileño que  presidía la Asamblea General, que cambió la fecha originalmente planeada para la votación, porque no tenía total certeza de que contaran con todos los votos necesariosa.Y él , de astuto, logró postergar unos días la sesión. Mi padre me decía que el 29, cuando entraron, ya sabía que los 33 votos necesarios estaban.

P: ¿Qué te contaba tu padre sobre su trabajo?

R: Papá era un hombre muy modesto, no le gustaba hacer ostentación ni contar mucho lo que hacía.Pero uno oía y entonces si le preguntaba, él sí contaba. Y siempre contaba toda la historia con mucho cariño.Estaba convencido-lo estuvo hasta el último día de su vida- de que había hecho algo absolutamente  justo y correcto. El era un hombre que toda su vida luchó por la libertad, la democracia, los derechos humanos, la justicia social-y tuvo problemas por eso-y en este caso estaba convencido de que la decisión de crear los dos estados, era justo, era realmente luchar por la libertad y los derechos humanos.

El veía que todo había terminado en la creación sólo del estado de Israel . Consideraba que era un acto de absoluta justicia que se cree Israel. Nos contaba sobre las dificultades que ellos enfrentaron desde que se creó la comisión UNSCOP.

Papá contaba que el trabajo de la comisión fue difícil, ante todo por el ambiente de hostilidad.En primer término, por la actitud de Gran Bretaña, que aunque había decidido terminar con el mandato en este territorio, pero estuvieron obstaculizando hasta último momento. Estaba también la presión de los países árabes, con el petróleo. Uruguay en ese sentido siempre fue un país muy independiente, muy principista y no le importaban las presiones. A mi padre tampoco.El gobierno uruguayo jamás se dejó presionar. O sea que toda la tarea fue muy ardua, tanto en lo previo, al venir aquí, como luego en la votación.Claro está que el voto fue sólo el corolario de la cosa, pero mi padre y García Granados hicieron una verdadera tarea de convencimiento no sólo de gobiernos latinoamericanos sino también europeos.

  Ellos dijeron que había que venir a Palestina, les dijeron al principio que no. Dijeron que querían ver los campos de desplazados (judíos, de la Segunda Guerra Mundial) y los campos de concentración, había gran oposición en la comisión, pero al final lo lograron. Eso fue de las cosas que más le impresionó. No que no supiera lo que había pasado, pero verlo directamente es otra cosa totalmente distinta por supuesto.

Vieron dos o tres campos de concentración  y dijeron luego que eso erizaba. Papá siempre recordaba aquello.Era inmediatamente después de la guerra y contó que se veía montañas de cenizas. ¡ Eran los cuerpos de los que habían incinerado! Y él siempre se acuerda-lo había escrito en un libro- que en una montaña de cenizas que vio, arriba del todo, había unos zapatos de niño medio quemados. Me dijo que esa era una de las imágenes que más le habían quedado grabadas. Decía que ahí se veía la síntesis del horror . El y García Granados, que recorrieron todo eso, terminaron de quedar más convencidos todavía, aunque ya antes lo estaban. 

P: ¿Te parece que tu papá tuvo miedo en algún momento?

R: No. No sentía temor para nada. Y me decía que García Granados era igual que él. Yo creo que eran hombres muy especiales. Cuando estaban convencidos de algo, no les importaba el riesgo.

 

AÑOS DESPUÉS

P: Tu papá volvió a Israel años más tarde, luego de creado el Estado...

R: Si.No recuerdo cuántas veces, pero varias veces. El fue viendo la evolución del país y siempre lamentaba que no hubiera creado el estado del otro lado, porque creía que la solución debía ser para los dos, para el lado judío y para el lado árabe. Y me contaba que él decía también en conversaciones con los gobernantes de Israel "hay que buscar una solución a los palestinos, no sé cómo, porque cada día que pasa se complica más, pero hay que buscar una solución". Por razones que todos sabemos, se cumplió el plan de partición sólo de un lado, no del otro. Quizás ellos tenían la esperanza íntima de que se cumpliera, de que realmente nacieran los dos estados, cuyas fronteras estaban inclusive claramente trazadas en el mapa de la partición.Pero quizás de hecho sabían lo que se venía, como lo sabía Israel..

P: ¿Qué comentaba tu papá sobre el Israel ya nacido y desarrollándose, sobre cómo iba ese avance en el terreno?

R: El destacaba cómo en medio de la adversidad y de la tensión, Israel mantenía el respeto a los derechos humanos y las instituciones democráticas. En realidad siempre pensó que sería así, aunque tenía cierto signo de interrogación por el entorno en que vivía y por el peligro constante. Pero decía que por la tradición del pueblo judío, que iba a ser un estado democrático, o que por lo menos iban a hacer el máximo esfuerzo para que así sea. Siempre lo destacaba. Siempre decían que sabía que iba a ser muy difícil la situación para Israel. Y me decía a mi: "Israel sobrevive en tiempos de guerra, entre otras razones, porque sabe que no tiene alternativa, que lo necesitan para que el estado siga existiendo". Me decía que la razón verdadera - aunque reciba armamento de afuera, cosas así- era  que Israel , cuando tenía que ir a la guerra, era para defender al Estado. Eso era lo que marcaba la diferencia. Y por eso, estaba convencido de que la causa era justa.

 

Ana Jerozolimski
(29 Noviembre 2019 , 13:14)

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