Esta serie me llevó a suscribirme a Amazon Prime cuando se lanzó la primera temporada. Quería escuchar en inglés y leer subtítulos en español.
¿Motivos? Su quipo de guionistas era el mismo de Gilmore Girls : Amy Sherman Palladino, una guonista con diálogos ácidos, costumbristas y con abundantes referencias literarias.
Disfruté cada capítulo con una coca light y un paquete de chips de manzana. Me faltó la copa de vino blanco. Quería liberarme de todo tipo de culpa. Soy una gordita “en transición”. Cualquier cosa que como fuera de la dieta me da culpa. Ese tema es muy judío. Cuando visitaba a mi mamá, me decía “tenes unos kilos de más, meidele”. “Tengo masitas de las Gaviotas, tus preferidas, las que no tienen dulce de leche”. Yo le contestaba: “Mami, estoy a dieta” y ella me retrucaba “Justo en mi casa, vas a hacer dieta, hace en la tuya o cuando salís por ahí con tus amigas”.
La historia se sitúa en el Upper West Side de New York de finales de los 50. Midge tiene una vida idílica para la época. Casada con dos hijos, un marido al que ama, vive en un hermoso apartamento en el mismo edificio que sus padres. Estos cuidan a los niños, cuando la pareja sale de noche. Estos van a un bar de mala muerte (Gaslight) donde a Yoel, el marido, le gusta hacer stand up pero sus chistes son muy malos. Ella lo apoya: toma notas en una libretita, cuenta las risas, le da consejos.
El punto de inflexión de la historia sucede cuando el marido llega a su casa y le dice que la abandona por la secretaria. Midge toma una botella de vino kosher, se va al al bar y agarra el micrófono. Hace un monólogo hilarante, cuenta toda su vida en pocos minutos. Pero es 1958 y ella es una mujer hermosa que vive en el West Upper Side.
La serie tiene una ambientación y vestuario de época impecable, comparable a Mad Men. Mirarla es un deleite, aunque sea una "confort" sitcom. Si tenés a mano un pote de un kg de Fredo, el efecto confort se duplica. Un punto a destacar es su relación con Suzie, que no vive en un apartamento lujoso ni tiene bonitos vestidos. Ella trabaja en el Gaslight, ve el potencial de Midge, y se convierte en su agente. Ella dice que no quiere ser la amiga de Midge, aunque sucede. Esta relación entre dos mujeres muy distintas comienza en el trabajo. Son dos mujeres que van a luchar en un mundo absolutamente masculino y ganan. Cuando se escuchan los chistes que hacen los hombres, queda claro cuánta lucha queda por hacer. Su vida de mujer casada feliz se termina, pero ella encuentra su vocación.
Por Janet Rudman
