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Dinorah Gandelman : Esto ha sido un sueño

Obtuvo el noveno puesto en el Certamen Mundial de Tanaj para adultos

En la entrega del certificado por su participación y la llegada a la final
En la entrega del certificado por su participación y la llegada a la final

 

Conversamos este miércoles 25 de diciembre con Dinorah, medio día después que quedara confirmada como novena en el mundo todo en el Jidon de Tanaj para adultos, el cual comenzó con más de 100 participantes. Tras la primera etapa, quedó clasificada entre los 18 semi-finalistas y luego, fue uno de los 12 que llegaron a la final, con una particularidad: no viene de un hogar religioso ni de estudios de años en una yeshiva. Aún así, mantuvo un alto nivel por el que fue elogiada.

 

P: Dinorah…se terminó la vivencia del certamen, pero a vos te quedará para siempre. ¿Cómo te sentís?

R: Como la frase de los Tehilim, los Salmos…”haínu kejolmím”…esto fue como un sueño. No me lo imaginaba de ninguna manera. Para mí haber llegado a Israel para participar en este certamen, ya era un sueño. Nunca me imaginé que quedaría seleccionada y menos aún que lograría llegar a la final.

P: Pero vos sabés que estudiaste mucho, que sabés..¿no podía ni pasarse por tu mente la posibilidad de alcanzar este logr?

R: Yo sé lo que sé, es cierto, pero es un hecho que este tipo de certámenes los ganan siempre israelíes y norteamericanos, en general gente que ha estudiado durante años en yeshivot. Yo tengo una formación académica, me dedico a otra cosa, vico en otra cosa, otro ambiente, no vengo de una familia que vive de la Torá. Los que ganaron, israelíes, sabían muchísimo y se merecen todas las felicitaciones.  Pero es gente que se sabe de memoria el Tanaj, que vivió con esto toda la vida, que nació con esto…es otra cosa.

P: Es muy singular que hayas llegado al noveno puesto mundial, sin ser religiosa.

R: Sí, creo que sí. En efecto yo no soy religiosa. Creo que era la única mujer sin la cabeza cubierta sobre el escenario. Y la verdad es que eso sorprendió a muchos, para bien. Me lo comentaban positivamente, que veían que una mujer que no viene del mundo religioso puede saber mucho sobre Tanaj. Y creo que hay un mensaje en esto, que te lo comenté ya en la primera entrevista: el Tanaj no es exclusividad de los religiosos. Nuestras fuentes son de todo el pueblo de Israel.

P: ¿Te sorprendiste de vos misma?

R: Me sorprendí al ponerme en el espejo frente a mí misma y frente a otros. Fue como decir “estoy al nivel de talmidei jajamim” o algo así…nunca me había visto así, pero vi que algo sé.

P: Se ve que un poco más que “algo”.¿Dirías que aprendiste?

R: Aprendí  muchísimo. Todo fue de intercambio. Incluso en la última etapa del jidon, la final, cuando daban respuestas a las preguntas que yo no sabía, vi que ya las aprendí. Busqué en el original, volví a la fuente. Siempre se aprende.  Es una experiencia maravillosa que super recomiendo. Claro que no se puede venir así nomás…tenés que tener una buena base.

 

P: Y ahora estás feliz…

R: Por supuesto. No me importa a qué lugar llegué. A esta altura de mi vida no tenía que justificarme ante nadie. No tengo patrón, estoy  jubilada, no tengo ningún compromiso con nadie. Hice esto por mí, para mí, era como darme un gusto en la vida.Esto me permitió estar en contacto con gente que sabe mucho de Tanaj, a la que le gusta esto y le despierta la misma pasión que a mí. Eso ya fue maravilloso.

P: ¿Cuáles fueron los puntos por los que no pudiste avanzar más, las preguntas que no supiste?

R: Eran cosas en las que había que saber muchos versículos de memoria. Yo sabía el contexto pero no podía recordar todo de memoria.

P: O sea, no era que te plantearon temas de los que no tenías ni idea.

R: No, eso no me pasó nunca. Te cuento que gracias a este jidon me puse a estudiar Havakuk, que nunca había estudiado. O sea que estuve en contacto con textos que nunca había estudiado y eso es maravilloso. Y eso me abre un mundo para seguir estudiando.

P: ¿Y viajar de nuevo al jidon?

R: No…Hay gente que sí está repitiendo esta experiencia por segunda o tercera vez. Yo creo que no lo voy  a hacer. Me gustó, fue hermoso, tan lindo por la forma en que lo viví, que creo que  hay que dejarlo ahí.

P: Yo estaba todo el tiempo en contacto con Saúl, tu esposo, que no podía ni hablar de la emoción. Se le entrecortaba la voz.

R: Es cierto. Saúl me acompañó mucho en todo el proceso. Con él, me siento muy admirada.

P: Además entiendo que el Jidon influyó en la dinámica familiar…

R: Sin duda. Como yo tengo memoria auditiva más que visual, estudio en voz alta y ya hay cosas sobre las que Saúl me dice “ahora me pueden preguntar a mí”. También mis hijos, Yoni en Montevideo y Neti en Israel, me alentaron desde el primer momento y me dijeron “vos podés mamá”.

P: Divino. ¿Algo que quieras agregar Dinorah?

R: Sólo agradecerte por todo el apoyo y la compañía.

Ana Jerozolimski
(25 Diciembre 2019 , 07:11)

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