Bernardo Ptasevich

Bernardo Ptasevich

Nacido en Montevideo en 1949. Actualmente vive en Israel. Sus escritos son primera página de AURORA-ISRAEL con más de 250 editoriales de opinión publicados. Diferentes medios de difusión del mundo republican sus trabajos en español y otros idiomas. Comparte con sus lectores la percepción de la realidad israelí y el Medio Oriente desde la visión del ciudadano que vive los acontecimientos.

Columna de opinión

QUERIDO ABUELO BERALE

MI RECUERDO Y MI HOMENAJE, hoy igual que cada año, cada mes, cada día, cada hora y cada minuto. Cada vez que lo vuelvo a leer, vuelvo a llorar, y saben? Es bueno que pase, porque me recuerda que somos humanos, que tenemos sentimientos, que disfrutamos pero también sufrimos y que todo eso es la vida. Es bueno porque jamas nos olvidaremos del HOLOCAUSTO como nunca me olvidare de mis abuelos.

Querido abuelo Berale

Hoy tenía muchas ganas de charlar contigo. Supongo que donde te encuentras es un lugar muy grande ya que convives con 6.000.000 de judíos. Te imagino haciendo las mismas travesuras que tu nieto, escribiendo editoriales, dando tus opiniones y molestando a todo el mundo con tus envíos. Lo supongo porque a alguien tengo que haber salido y es lógico que haya heredado tus cualidades, tus virtudes y tus defectos. Como decía mi padre, la sangre no es agua. Recuerdas cuantas miradas nos cruzamos? Con tu viejo retrato en blanco y negro que colgaba en la entrada de mi casa parecía que lo controlabas todo, que nos decías que es lo que debíamos hacer y que lo que estaba mal. Sentíamos que tu presencia nos podría explicar las razones de la maldad humana en su máxima expresión ya que nosotros no la hemos conocido como tu. Era lindo llegar de la escuela con nuestra túnica blanca y nuestro moño azul teniendo que pasar ante ti para poder tomar la taza de leche con bizcochos. Luego otra vez, más miradas, cuando íbamos a jugar a la vereda con los otros niños, al club a hacer deportes, a la playa o jugábamos en casa a solo unos metros de ti. Tu presencia imponía ese respeto que da el silencio, tu mirada profunda no nos daba miedo sino ternura y comprensión. Jamás nos rezongaste, nunca te enojaste cuando hicimos alguna travesura. Aprendimos de ti que el hombre no puede estar solo. Lo aprendimos porque siempre estabas allí con la abuela Fanny que no se despegaba de tu lado en ningún momento. Ella sí sabía cuidar de ti, tenía un halo de paz a su alrededor que iluminaba el hall de la casa aunque fuera de noche. Estaba muy elegante con su pequeño gorrito de la época. Sabes abuelo? Desde que soy muy joven siempre use barba, no conozco todo mi rostro. Me inspire en tu retrato. Tu larga barba blanca te daba mucha personalidad, pero confieso que nunca pude hacerla crecer tanto. Recien ahora esta tomando unos tonos plateados y blancos. Espero poder tener algun dia una barba como la tuya como otro homenaje de miles que quiero hacerte. Alguna vez pense en pedir a un fotógrafo que le diera color a tu retrato. Pero me di cuenta que si era gris, tenía un motivo. La tristeza no se puede pintar de colores, tiene que ser así, tenue y sobria. Estoy enojado, quiero que lo sepas. Mi vida recorrió varias casas, barrios, países, e incluso varias esposas, pero tranquilo, “una sola por vez”. Durante esos largos viajes te he dejado solo, allí colgado en la pared, y no me di cuenta que quizás otras excelentes personas de la familia no se percataron de que tu retrato era algo más que un cuadro. Me habrás extrañado tanto como yo a ti y a Fanny. Seguro que no le han hecho los mimos que ustedes merecen, que tus miradas no tenían destinatario o quizás no fueran devueltas. Te habrás sentido muy solo. Un dia, despues de muchos, años,volví a la casa materna. Pero la familia se había mudado, el edificio en el que estaba tu hall y tu retrato había desaparecido del barrio por culpa de la modernización. Tu hijo, mi padre Salomón ya no estaba, quizás tuvo la suerte de encontrarte para recuperar el tiempo perdido. Mi mamá ya estaba mayor y vivía con mi hermana, su familia, esposo e hijos. Pero lo peor es que tu ya no estabas allí, nadie supo explicarme cuando te fuiste, porque y a que lugar. Tu retrato y el de la abuela había desaparecido, no estaba en ningún hall ni siquiera en un baúl de los recuerdos. Estoy enojado, no con mi mama, no con mi hermana ni con su familia. Estoy enojado conmigo, por haberte dejado solo tantos años, por no haberte llevado conmigo a todas partes. No quiero pedirte perdón porque aunque no estaba tu retrato siempre estuviste y estarás conmigo, igual que la abuela. Solo cierro los ojos y te veo, tal cual como te vi siempre, con la misma mirada, la misma barba blanca y la misma paz que siempre iradiabas. No se donde estarás, pero seguro que me estas cuidando. Solo espero que nadie y por ningún motivo vuelva a tomar la vida de personas que tanto nos hacen falta. Por eso abuelos, solo quiero decirles que los amo y mandarles el abrazo y los besos que nunca les pude dar.

Bernardo Ptasevich
(30 de Enero de 2019 a las 20:40)

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