Entrevistas

Un mensaje alentador desde el Instituto Científico Weizmann en Israel, no sólo sobre Coronavirus

Con Daniel Schmit, Director Ejecutivo para América Latina

(Fotos: Inst. Científico Weizmann)

Daniel Schmit (48), Director Ejecutivo del Instituto Weizmann para América Latina, nació en Argentina y vive en Israel desde 1988. Estudió Sociología, Antropología y Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalem, representó a diferentes instituciones israelíes en Brasil, México y USA y hace seis años se sumó al equipo del Instituto Weizmann, representándolo en América Latina. 

Cabe recordar que el Weizmann está entre los 10 institutos de investigación más importantes del mundo. La prestigiosa revista científica Nature lo ha ubicado en el segundo lugar. Y por otro lado es considerado el de mayor impacto en la ciencia en el mundo todo, lo cual se mide por publicaciones científicas y citas científicas. También se destaca en transferencia tecnológica, o sea en la traducción de las investigaciones en desarrollos concretos que puedan mejorar la vida del ser humano.

Daniel nos informa sobre los esfuerzos que están llevando a cabo los científicos del Instituto para encontrar soluciones para la epidemia del Covid 19. En pocos meses el Instituto Weizmann se ha convertido en uno de los principales polos de investigación en este tema tan importante para la humanidad. Pero quizás lo central sea el mensaje que va más allá de la pandemia actual.

P: Me gustaría comenzar preguntándote en qué y cómo influyó el estallido de la pandemia del Coronavirus en el trabajo que se estaba haciendo en el Weizmann. O sea, vuestros científicos estaban abocados a determinadas investigaciones y súbitamente hubo que destinar parte de las fuerzas y el tiempo al estudio del nuevo virus. ¿Cómo se maniobra?

R: Nosotros tenemos 250 grupos de investigación en una diversidad de temas, 1200 investigaciones en total, que se hacen en paralelo. Evidentemente hace unos meses no teníamos ningún grupo investigando Coronavirus. Hoy tenemos 66. Pero nadie dejó las investigaciones a las que estaba abocado antes, también de temas claves para la salud mundial como la lucha contra el cáncer, el Alzheimer, Parkinson, investigación espacial y mucho más. Como bien sabes, se suele decir que si uno quiere encomendar una misión a alguien y saber que la cumple, mejor dársela a una persona ocupada.

P: ¿A qué aspectos se dedican hoy en lo que se refiere al Coronavirus?

R: A la búsqueda de la vacuna, remedios, desarrollo de modelos epidemiológicos y mucho más. Los científicos deciden por su cuenta, entendiendo la urgencia que hay a nivel mundial y que cada uno debe aportar desde su especialidad. Se investiga el virus mismo, antes desconocido, o sea su comportamiento, también la parte de la inmunología y-a cargo de un profesor de matemáticas y ciencias de la computación-se investiga el desarrollo de un modelo de predicción. Cada uno en su línea.

Te doy otro ejemplo puntual.  Me comuniqué recién con el Profesor Lucio Fridman del Weizmann, de origen argentino, uno de los especialistas mundiales en NMR, la tecnología básica de la resonancia magnética. Una de sus líneas de investigación es como mejorar las imágenes de los resonadores magnéticos. Y ahora está investigando el Coronavirus, su estructura y cómo poder luchar contra el virus buscando nuevas moléculas que puedan atacarlo. 

El Profesor Uri Alon y el Profesor Ron Milo crearon el modelo de salida de cuarentena 4 x 10. El Dr. Nir London está buscando una nueva droga,  una nueva molécula que sirva contra el Coronavirus. Hay muchos ejemplos.

Está claro que nadie  investiga la filosofía del coronavirus. Todo lo que se estudia son aspectos concretos que pueden ayudar a entender las cosas de modo que hallemos finalmente soluciones. Recordemos que en el Weizmann se hace ciencia básica.

En esta laboratorio trabajan con el Coronavirus

 

P: Creo que es oportuno recordar también que en el grupo de científicos que asesora al Consejo Nacional de Seguridad,  que es el encargado de elaborar la política a diversos niveles en el tema de la pandemia, ha habido destacados profesores del Weizmann.

R: Así es. También han estado al frente. Es muy importante  que los asesores principales del gobierno y del Primer Ministro durante la pandemia han sido científicos, la mayoría de ellos del instituto Weizmann. Y creo que llama la atención que la mayoría sean físicos , no epidemiólogos o médicos. Y esto es porque los físicos y astrofísicos trabajan con problemas muy complejos. Por ejemplo el Profesor Eli Waxman que encabezó el equipo hasta hace poco, es precisamente astrofísico en el Weizmann.

 

Un esfuerzo mundial, no sólo en la pandemia

P:  Lo que se estudia e investiga en el Weizmann no le sirve sólo a sus alumnos ni sólo a Israel. En ciencia hay un esfuerzo global ¿verdad?

R: Exacto. Tengamos en mente que la ciencia es una construcción en bloques. Uno pone uno, cita a otro por lo que aprende del otro, y así se va construyendo conocimiento sobre el conocimiento logrado por otros científicos.

P: El conocimiento se acumula y permite seguir avanzando, un proceso fascinante creo yo.

R: Sin duda alguna. Creo que algo clave es que el Instituto Weizmann es el número uno en transferencia tecnológica.

P: ¿Se trata de la aplicación de lo investigado?

R: Así es. Los científicos pueden investigar toda la vida. La  pregunta es qué de lo investigado se traduce en una mejora para la sociedad, por ejemplo mediante el desarrollo de nuevos remedios, de vacunas, de tecnologías que mejoren nuestra vida, que nos hagan vivir más y de forma más saludable.

P: ¿Me podrías dar ejemplos de lo logrado en la aplicación de lo aprendido como para haber llegado a eso?

R: Te cuento que de los 25 remedios más vendidos en el mundo en los últimos años, 7 fueron desarrollados en el Instituto Weizmann.  Claro que eso fue precedido por muchos años de trabajo. Uno crea un remedio, un medicamento que mejora la vida de la gente, pero el proceso lleva muchísimo tiempo. Tenemos por ejemplo un remedio producto del conocimiento de lo investigado en el Weizmann, el primero en el mundo para esclerosis múltiple, Copaxone. Pues entre el descubrimiento en el laboratorio del mecanismo que lo hizo posible y la primera venta pasaron 29 años. 

P: Y tú me lo cuentas porque yo te pregunté en qué incidió una necesidad urgente de estudiar el Coronavirus, en el trabajo de investigación en el Weizmann….

R: Claro. Porque lo que cambió aquí a raíz de la pandemia fue el sentido de urgencia. La ciencia, en general, no trabaja con modelos instantáneos. Y en este momento es tanta la emergencia que existe en el mundo que hay que cambiar un poco la manera de pensar y encontrar soluciones a un plazo muchísimo menor que lo que la ciencia está acostumbrada. 

P: ¿Se puede?

R: Es un problema. Hoy en día para crear un nuevo medicamento, una vacuna, se puede precisar entre 10 y 15 años. Aunque la tecnología haya mejorado tanto, como todo sabemos, no es que un año alcanza para lograr cualquier cosa. Pero hay hoy un esfuerzo titánico de parte de los científicos en el mundo entero, como nunca ha pasado en la historia de la humanidad. A diferencia de lo que vemos entre los organismos internacionales y los países, que no siempre actúan en forma solidaria con los demás, entre los científicos hay una colaboración sin precedentes.  Y lo que cuenta aquí es la cooperación real entre los científicos.

P: ¿En qué se manifiesta?

R: En este momento  cerca de 130 grupos en el mundo  están intentando generar una vacuna y muchos cientos de grupos están intentando desarrollar un remedio que sirva para el Coronavirus. Nunca jamás pasó algo así. Esto es uno de los fenómenos positivos que vemos en medio de la pandemia y por ella. Y un elemento a destacar en todo esto es que no hay ninguna dudas de que este gran esfuerzo científico actual conducirá al hallazgo de diversas soluciones para todo tipo de problemas, no sólo para el Coronavirus.

P: Creo que sería bueno explicar cómo eso funciona, por qué  el esfuerzo por un lado repercute tanto en otras áreas.

R: Mira, creo que se puede hacer un paralelismo con lo que ocurrió cuando se llegó a la luna. Al asumir el Presidente de Estados Unidos John Kennedy, dijo “en esta década vamos a ir a la luna”. Él no alcanzó porque lo mataron. Pero lo que importa no es la llegada en sí a la luna sino todo lo que se logró mejorar a raíz de la búsqueda de la forma de hacer ese viaje.

 Volviendo al Coronavirus, la única razón para pensar que es posible que en un año haya una vacuna o tratamientos efectivos y comprobados, es la magnitud sin precedentes de la colaboración científica .Si pusiéramos toda la energía en el desarrollo de una vacuna, la posibilidad de tener éxito sería quizás casi nula, por la gran dificultad inherente a este desafío. Pero como hay tantos grupos trabajando en esto, hay posibilidad real de conseguir resultados concretos.

P: Y todo esto, trabajando desde distintas disciplinas.

R: Esto es muy interesante, justamente. Antes di el ejemplo de Kennedy y la luna, y te doy otro similar. En 1969, cuando asumió en Estados Unidos el Presidente Nixon, dijo “vamos a curar el cáncer”. No lo logró, pero hubo un gran esfuerzo en muchas direcciones, porque muchos pensarán que el cáncer lo curan los oncólogos solamente. Pero en algo tan complejo, necesitamos la investigación también de bioquímicos, matemáticos, especialistas en big data y ciencias de la computación. Es que para lidiar con problemas tan complejos, sean el cáncer o el Coronavirus, necesitamos las mejores mentes en el mundo, que trabajen en conjunto para llegar a soluciones. 

Educar, para poder avanzar

P: En el Instituto Weizmann se investiga y se enseña. ¿Se ha hecho algo especial en la parte educativa?

R: Hay un aspecto que a mí me parece un poco sorprendente, muy interesante pero que va más allá de lo que se hace con los estudiantes del instituto propiamente dichos. Dentro del Instituto hay un brazo educativo, el Instituto Davidson, uno de los más renombrados del mundo , que en Israel lleva adelante más de 100 proyectos para enseñanza de la ciencia.

P: ¿A quién?

R: A todo el mundo, de 0 a 120 años. Pues lo que te quería comentar es que apenas empezó la pandemia, el Davidson decidió traducir todo su sitio de internet al español, para que la gente pueda, desde su casa ya que no podía salir, leer y aprender. Tiene muchos juegos, mucho material interesante, todo online. Es que se entendió que no es suficiente investigar sino también poder comunicar y crear una plataforma que enseñe, que puedan usar chicos en diferentes partes del mundo. Esto es clave para incentivar que cuando los niños crezcan, quieran ser científicos y ocuparse todos estos temas. Es una forma de democratizar el conocimiento.Esto fue pues una de las prioridades. El sitio del Instituto Davidson está en inglés y español.

Creo que es llamativo que en una situación de super emergencia, el Instituto Weizmann haya decidido traducir todo al español. Si muchos chicos en el mundo, interesados en la ciencia, entran a leer, se estará logrando un impacto que supera en mucho todo lo pensado.

 

Cooperación con América Latina

P: ¿Ha habido algún contacto especial durante la pandemia con América Latina?

R: Siempre estamos felices de compartir conocimiento con toda Latinoamérica. Más de uno de nuestros modelos de salida están siendo aplicados total o parcialmente en el continente. También herramientas de predicción, por ejemplo en parte de San Pablo, y en otros sitios. 

 Se usa en Ciudad de México el modelo de salida de 4 x 10-o sea cuatro días de trabajo y 10 en cuarentena- dividido en grupos, también en las escuelas de Austria y muchos otros lugares. Está claro que lo que se puede aplicar más rápidamente son las herramientas epidemiológicas. Crear el remedio y la vacuna lleva mucho más tiempo evidentemente.

También se está aplicando en distintos lados el modelo del Profesor Eran Segal para predecir cómo se desarrollará la pandemia por regiones y ciudades, por barrios. Ese modelo fue el que predijo los brotes en Jerusalem y Bnei Brak con una semana de anticipación.

Es muy importante cuando hay herramientas así porque eso permite tomar medidas, cerrar regiones puntualmente, limitar el tránsito de personas ya antes que todos sean testeados. O sea, cuando ya había síntomas, se podía predecir.

P: Y volviendo al tema latinoamericano puntualmente, recordemos que hay estudiantes de diversos países del continente, en el Weizmann…

R: Así es. Tenemos estudiantes de Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia, México, y seguro estoy cometiendo una omisión involuntaria olvidándome de alguno. Hay de varios países y nos alegra mucho que estén con nosotros. Todos ganan porque cuando se hace aquí el Doctorado o el Pos Doctorado, vuelven al país, abren grupos de investigación y eso general vínculos científicos que duran muchosaños. Nos gustaría mucho poder desarrollar esa línea. 

 

La situación de Uruguay

Hace unos pocos años, Dani Schmit con el entonces Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez

 

P: Dani, tú conocés Uruguay, viajaste años atrás cuando el Presidente del Instituto se reunió con el entonces Presidente Dr. Tabaré Vázquez. Y lo menciono porque Uruguay, aunque en los últimos días ha habido algunos problemas, lo que el Presidente Luis Lacalle Pou llamó de pasos atrás “algunos casilleros”, la situación general ha sido excelente, con números muy bajos tanto de contagiados como de fallecidos. Creo que es para medalla de oro, analizando el contexto mundial. ¿Cómo lo ves desde Israel?

R: Obviamente cuando salvas vidas te merecés mucho más que una medalla de oro. En Uruguay lo han hecho y no hay medalla que alcance.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para un comentario más general, desde la perspectiva de muchos años de conocer a Uruguay y su gente, por la relación del instituto Weizmann con Uruguay. Creo que Uruguay tiene un potencial que va mucho más allá de lo que ven los propios uruguayos.

P: ¿A qué te refieres?

R: Uruguay es un país muy estable, una joya en América latina y sería fantástico que el Uruguay  tome decisiones a largo plazo para desarrollar la ciencia en el país.

P: Justamente ha habido no pocos logros últimamente. ¿En qué estás pensando, concretamente?

R: Estoy seguro que Uruguay podría funcionar como un polo que atraería sin ninguna duda a por lo menos los mejores científicos latinoamericanos. Si Uruguay lo decidiera podría transformarse en un polo de investigación a largo plazo. La única forma de hacer ciencia es pensar a largo plazo. Probablemente Uruguay es de los pocos países que pueden dar estabilidad.

En ciencia uno de los temas más importantes para el éxito es la diversidad y sería importante si Uruguay toma liderazgo en este tema y logra atraer a las mejores cabezas que puedan sumarse a los uruguayos y se convertiría en un polo de conocimiento muy importante. Como sabes, años atrás Uruguay planteó al Instituto Weizmann abrir una sucursal allí. Pero realmente considero que no hay que exportar modelos sino crear propios, aprendiendo sí de la experiencia de los otros y sumándola a la propia.

P: El tema de los recursos no es menor.

R: El problema no es el dinero. Hubo épocas, cuando se creó el Weizmann, en que el gobierno daba cupones a sus científicos para recibir 200 gramos de carne no sé si era por semana o por mes, porque no había recursos.  Pero lo central era la visión de futuro, que gente visionaria empujó el trabajo y lo lideró. En esto también la calidad humana es muy importante, algo que en Uruguay se destaca. El nivel educativo es muy alto en comparación con el continente en general. La verdad,  no conozco a nadie que conozca a los uruguayos y hable mal. 

P: Muchas gracias Dani

R: A ti

 

 

Ana Jerozolimski
(28 Junio 2020 , 17:27)

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