Esta nota es información y luego opinión.
Comencemos por los hechos.
Tres soldados del batallón ultraortodoxo Netzaj Yehuda de la brigada Kfir han sido sentenciados a 190 días de prisión y degradación al rango de soldado raso, por haber golpeado a dos detenidos palestinos, padre e hijo. El cargo es “abuso agravado”.
Los palestinos golpeados eran sospechosos de haber colaborado con el asesinato de dos soldados de la mencionada unidad, cometido por el terrorista Assam Barghouti el 13 de diciembre último, a la entrada de Guivat Assaf en la zona de Biniamin, en Cisjordania. En dicho ataque murieron baleados Yuval Mor Yosef y Yosi Cohen mientras montaban guardia en la parada. Eran compañeros de unidad de los soldados luego detenidos.
Uno de los soldados filmó el incidente lo cual fue considerado un agravante, interpretado como un deseo de humillar a los palestinos, ya que luego lo compartieron en las redes,
Finalmente los tres se hicieron responsables por sus acciones y expresaron arrepentimiento por la forma en que actuaron.
Al determinar sentencias consideradas livianas en relación a la gravedad de los hechos, los jueces tomaron en cuenta las circunstancias singulares del batallón Netzaj Yehuda. Su comandante, Teniente Coronel Nitai Okesh, pidió a los jueces actuar con “compasión” explicando que “la mayoría de nuestros soldados son voluntarios, renuncian a mucho para enrolarse a las Fuerzas de Defensa de Israel y muchos de ellos, por eso, pierden contacto con sus familias” y que “había mucha presión sobre el batallón”.
Según el alto oficial “lo que sucedió no caracteriza al batallón”.
A la descripción de los hechos, consideramos importante agregar nuestra opinión personal.
No tenemos las herramientas jurídicas para evaluar con exactitud cuántos meses en prisión sería una sentencia dura y justa en relación a la seria falta cometida por los soldados en cuestión. Ni cuán aceptable es tomar en cuenta tanto las condiciones especiales en las que sirven los soldados de Netzaj Yehuda, que realmente en muchos casos, por querer enrolarse, son aislados por sus familias, que rompen con ellos todo contacto. O la relación entre los golpeados y el asesinato de los dos compañeros de los soldados ahora sentenciados.
Pero sí tenemos claro que en las Fuerzas de Defensa de Israel debe haber orden y normas claras , y que los parámetros morales de acuerdo a los cuales se combate y se actúa, no son meras frases sino una realidad a la que los oficiales educan. No tenemos dudas acerca del rechazo de este tipo de incidentes y del hecho que no son producto de valores impartidos por la comandancia. Pero hay que garantizar que todo los efectivos tengan claros los límites, qué está bien y qué está mal.
No queremos guantes de seda en la lucha contra el terrorismo. En absoluto. Pero sí firmeza plena en la combinación entre la determinación en esa lucha y los estándares morales que defiende Tzahal.
Más allá de las consideraciones morales, la violencia que no resuelve ningún problema, que no doblega por ejemplo a un terrorista en el terreno ni impide un nuevo atentado, no tiene razón de ser, no aporta absolutamente nada a la seguridad nacional.
