Mundo Judío

MiSinai

Responsabilidad por el Mundo - La Hipocresía es un Sueño - Una Historia Personal de Janucá - Observancias de Janucá

 

 

No. 184

Miketz
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Horario de velas en Montevideo, Viernes  23/12 19.41hs.

Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

RESPONSABILIDAD POR EL MUNDO

Por Tali Loewenthal

Una situación que ha ocurrido varias veces en la historia del Pueblo Judío: el poder gobernante no judío designa a un sabio judío en un alto cargo como consejero o administrador. La lectura de la parashá de esta semana, Miketz, cuenta el nombramiento de Iosef como virrey de Egipto, a cargo del almacenamiento y distribución de granos.

Mas tarde en la Biblia, el libro de Daniel cuenta de un plan del gobernador de Babilonia para hacer que un grupo de niños judíos sean traidos al palacio. Su idea era que se convirtieran en un grupo de consejeros judíos que lo ayudaran a gobernar el pais. Daniel mismo era el primero de este grupo.

Varios judíos tuvieron posiciones de este tipo en la España medieval. Un ejemplo entre muchos es el de Samuel el Príncipe, quien era asistente del gobernador de Granada en el siglo 11. Samuel era un general de un ejército, y también escribió una introducción al método del Talmud, que está impreso en la edición estándar.

Naturalmente, un desafío para personas en este tipo de posiciones es el mantener su propio nivel de vida y de observancia judía.

Así, en el caso de Daniel leemos en su insistencia por tener comida kosher en el palacio babilónico. Se rehusó a comer carne o tomar vino, y pidió comida vegetariana en su lugar. La persona a cargo de suministrarle la comida no estaba contenta con esto, si Daniel y sus amigos no se veían saludables, ¡al encargado mismo lo condenarían a muerte! “Ponnos a prueba por diez días con una dieta vegetariana”, le pidió Daniel. Esto funcionó, Daniel y sus amigos se veían más sanos que otros jóvenes, y de allí en adelante recibieron solo comidas vegetarianas.

Otro desafío es la necesidad de intentar elevar el estándar moral y religioso del país. Han habido intentos en este sentido en el pasado: por ejemplo, los rabinos nos cuentan que Iosef intentó introducir la creencia en un D-os en la sociedad politeísta egipcia. Sin embargo, esto tuvo solo un efecto limitado.

Es en nuestra propia época, mas que nunca, que virtualmente cada judío tiene la oportunidad de hacer el intento y buscar comunicar las “Siete Leyes de Noe”, las enseñanzas universales básicas del Judaísmo. Al aceptar esta responsabilidad hacia la sociedad en su conjunto, comenzamos a cumplir lo que la Torá demanda de nosotros como seres humanos individuales y judíos, el Pueblo Elegido.

Esto se conecta con el tema de Janucá. El Talmud nos dice que las luces de Janucá se deberían encender a “la entrada de la casa, en el exterior”. Por varias razones, esta no es la costumbre general hoy fuera de Israel. Sin embargo, mucha gente sigue la costumbre similar de poner las luces de Janucá en la ventana, y una gran menorá de Janucá pública se ha vuelto una característica familiar en muchas comunidades judías alrededor del mundo.

Las luces de Janucá tienen la intención de iluminar la oscuridad “exterior”. Dentro del hogar hay santidad. “Afuera” sugiere lo opuesto. De forma espiritual, las luces de Janucá transforman el exterior y lo iluminan. Lo hacen a través de su incremento constante: una luz la primera noche, dos la segunda y así sucesivamente. Esto también expresa el poder del judío individual de iluminar el mundo, a través de su propio crecimiento personal, paso a paso. De esta forma, en última instancia, la oscuridad misma brillará.

LA HIPOCRESÍA ES UN SUEÑO

El Faraón le dijo a José, “Tuve un sueño, pero no hay nadie que pueda interpretarlo.” (Bereshit 41:15)

Los sueños de José y el Faraón llevaron al exilio del pueblo judío en Egipto. El exilio fue causado por sueños porque el exilio mismo es como un sueño. En los sueños pueden coexistir situaciones conflictivas y contradictorias. Similarmente, nuestro comportamiento en el exilio parece hipócrita: el altruismo y el egoísmo coexisten casi simultáneamente.

Vivir esta vida espiritualmente inconsistente es potencialmente frustrante. Podemos pensar que estamos siendo deshonestos con nosotros mismos. Considerando todas nuestras faltas, podemos sentir que nuestra conexión con D-os no es real, que nuestros esfuerzos por avanzar espiritualmente son en última instancia inútiles.

La conexión entre el exilio y los sueños nos enseña que a pesar de que nuestras acciones puedan parecer a veces hipócritas, no nos debemos desalentar. Debemos intentar vivir en la forma más consistente posible, no rindiéndonos debido a errores momentáneos. Los efectos de nuestras faltas duran solo hasta que reparamos su daño a través del arrepentimiento. Los efectos de nuestra buenas acciones, en cambio, duran para siempre.

Likutei Sijot, vol. 1, págs. 85-87.

PARASHÁ EN 30"

Génesis (Bereshit)  41:1 – 44:17

La décima sección del libro de Génesis continúa con la crónica de José. Comienza dos años después (Miketz “al fin de” en Hebreo) de que José le pidiera al copero del Faraón que intercediera por él. Esta vez es el Faraón quien sueña, dos veces, y busca un intérprete calificado. José interpreta los sueños del Faraón en forma convincente diciendo que se refieren a siete años de abundancia que se avecinan seguidos por siete años de hambruna, y que había que abastecerse con tiempo en preparación a ellos. Esto lleva al Faraón a designar a José como virrey de Egipto. El comienzo de la hambruna lleva a los hermanos de José a Egipto para comprar comida que José había almacenado durante los años de abundancia. Cuando José los ve, planea una forma de determinar si ellos han abandonado su antiguo odio hacia él y están prontos para unírsele para hacer avanzar a la familia en su misión Divina.

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UNA HISTORIA PERSONAL DE JANUCÁ

Por Mendy Shemtov

Hacía frío y caía nieve. Había hielo por todas partes. Era una noche terrible. En una avenida del barrio Queens en Nueva York caminaban dos muchachos con sombrero de ala ancha y sacos oscuros. Ambos cargaban bolsas en sus manos. Bolsas llenas de candelabros y "Janucá guelt". De repente, uno de ellos le dice al otro: "no te aconsejo entrar ahí", mientras miraba hacia una oficina: "la última vez que entré, me echaron, y de qué manera…."

Queridos lectores, no se trata de un cuento de Sherlock Holmes… Esto es una historia real. Se las cuento.

Estudiaba en una Ieshivá en Nueva Jersey, el "Rabbinical College of America''. Era víspera de Janucá, y por pedido del Rebe, y en espíritu de sus enseñanzas y ejemplo de amor al prójimo, salimos a las calles provistos con janukiot, velas, folletos, sevivones y claro, monedas de "chocolate-guelt". Estaba bajando el sol. A esa hora, las familias judías se reunían para festejar Janucá en sus hogares.

Mi compañero, nacido en Israel, y yo, nos subimos al tren en dirección a Queens.

Esto explica la introducción. Mi amigo visitaba esa calle los viernes para poner tefilín a los profesionales judíos y compartir algo sobre la lectura semanal de la Torá. Esto no es tarea fácil, ya que mucha gente nos confunde con aquellos que vienen a juntar plata para diferentes causas. A veces nos echan. Tengo que confesar que no todos nos echan (¡les agradezco!), pero a veces sí y no es agradable.

Es por eso que mi amigo me advirtió que no entrara. No porque no hubiesen judíos en ese consultorio, tenía un cartel grande que decía algo como Dr. & Cohen Inc., sino porque no es muy agradable ser echado, además del hecho de perder tiempo en una oficina mientras podés estar haciendo algo más útil.

Yo tuve que tomar la decisión, entrar o no entrar. Las imágenes que me pasaron por la cabeza en ese instante no fueron muy tentadoras. Cada judío tiene una chance. Cada judío tiene una chispa divina que solamente hay que darle aire, y brota en una potente llama. Con eso en mente tomé la decisión.

Al entrar, vi detrás del vidrio a la secretaria. Pero no me intimidé. Me dirigí hacia ella con una sonrisa y le dije: ¡Feliz Janucá! ¿Hay algún judío en esta oficina? Mientras tanto, le extendí la janukiá para el doctor, por la abertura debajo del vidrio donde la gente normalmente pasa cheques, formularios, y cosas por el estilo… Además, le entregué un folleto de Janucá y un sevivón. Después le pregunté: "¿usted es judía, por casualidad?" Yo ya sabía la respuesta. Por eso es que empecé a sacar la segunda janukiá de mi bolso... "Ssssssi. ¿Pero tengo que pagar?", preguntó. La miré con una cara que decía "¿de qué planeta caíste?". Le contesté: "esto es para vos, para que prendas las velas de Janucá". Ahí es cuando vi algo que no se ve muy a menudo: la cara de soy-la-secretaria-no-te-metas-conmigo-soy-capaz-de-llamar-a-la-policía, se derritió, y quedó su cara real desenmascarada; como diciéndome: "sí, soy judía, gracias por darme la posibilidad de redescubrir y reforjar mi vínculo con mi pasado, futuro y más que nada, presente. Gracias por oír un llanto dentro de mí que ni yo misma sabía que existía…"

En fin, me fui del consultorio, yendo hacia mi próximo "cliente"… Pasó una hora, y por alguna razón, pasé una vez más, enfrente de aquel consultorio… y me quedé helado. A través de la ventana, se podía ver muy claramente, una janukiá encendida.

Quizás les dije al principio del artículo que caía nieve y hacia frío. En ese instante (a pesar de quedarme helado...) se derritió toda la nieve; bueno, por lo menos la nieve interior.

OBSERVANCIAS DE JANUCÁ

Janucá conmemora un milagro basado en el aceite, lo cual explica porque comemos comidas fritas para conmemorarlo. Algunos comen panqueques de papa fritos, conocidos como latkes, mientras que otros comen sufganiot, donas sumergidas en aceite. Algunos comen ambas. Muchos sobreviven a la festividad.

Si, la comida puede ser peligrosa. Una de las más grandes victorias de los macabeos fue como resultado de darle de comer queso al enemigo, por lo que también comemos comidas lacteas en Janucá. También sobrevivimos.

Janucá Gelt

Durante Janucá es costumbre dar gelt (dinero) a los niños, para que les podamos enseñar dar dinero para caridad, y para mantener el ambiente festivo y feliz. Algunos tienen la admirable costumbre de dar gelt cada noche de los días de semana de Janucá. También sobreviven a esto.

Dreidel

Los opresores griegos declararon ilegal las escuelas de Torá, de forma que los niños solian estudiar en los bosques, poniendo guardias para alertarlos de las patrullas griegas. Cuando llegaba el alerta, los niños escondían sus textos y comenzaban a jugar con dreidels (trompos).

Nosotros también jugamos juegos con dreidel en Janucá para conmemorar el coraje de esos heroicos niños. Las cuatro letras hebreas en el dreidel son un acronimos de “Nes Gadol Haia Sham”, un gran milagro ocurrió allá. De forma que jugar al dreidel nos recuerda de los milagros de Janucá aun cuando nos divertimos.

Las Plegarias

Cada día de Janucá agradecemos a D-os recitando el Halel completo en el servicio de rezos de la mañana. También agregamos una plegarias especial de agradecimiento Al Hanisim, en las plegarias y la bendición después de las comidas. Cada mañana leemos de la Torá sobre las ofrendas de inauguración traidas en honor a la dedicación del Tabernáculo, reminicente de la redicación de los Macabeos del Templo impurificado.

Shabat Janucá

El viernes a la tarde, encendemos la menorá antes de encender las velas de Shabat. El viernes a la noche las velas de Janucá deben arden por lo menos una hora y media, de forma que va a necesitar más aceite o velas más largas. El sábado a la noche, encendemos la menorá después del anochecer, luego de la ceremonia de Havdalá.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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