Por la arquitecta Charna Furman, promotora de la iniciativa
El “Abrazo de los Pueblos” que se está programando-cuya forma ya ha sido elaborada- es una escultura a emplazarse en la peatonal Emilio Reus casi Blandengues, en homenaje a la inmigración judía y su establecimiento en el barrio Villa Muñoz, conocido popularmente como “Barrio de los judíos”.
La escultura misma está a cargo de la artista plástica Nora Kimelman. Personalmente concebí el proyecto siendo consciente de la falta de un monumento o recordatorio físico de la presencia judía en el barrio, que tanto lo enriqueció.
Debo señalar que tengo un especial interés por concretar este proyecto: es mi barrio, allí transcurrió mi infancia adolescencia y juventud.
Mi familia estaba afincada allí: mi padre tenía su comercio en Gral. Flores frente a la estación de los tranvías y la familia de mi madre vivía en la zona de Villa Muñoz. En particular mi tía materna era la esposa de uno de los muy conocidos Landesman que tenían una de las primeras grandes tiendas a pocos metros de donde estará la escultura.
Por parte de mi padre no había más familia, algunos murieron en la Shoa y otros se fueron a Israel, donde actualmente tengo 8 primos y primas, con sus familias, hijos y nietos.
La Comisión Patrimonial Reus Norte
Esta dependencia de la Intendencia de Montevideo, se creó para tener instalado en la zona un equipo técnico y administrativo que se ocupe del cuidado y mantenimiento de los valores patrimoniales del barrio construido por Emilio Reus a fines del siglo XIX, que es Patrimonio Nacional.
Además del Patrimonio Material constituido desde entonces por estas construcciones, en el actual siglo surgió la idea a nivel de todo el mundo, de que es necesario preservar el Patrimonio Inmaterial, las diferentes formas de convivencia, la cultura, las costumbres de cada grupo humano que habita un territorio.
La escultura
A pesar de que en todo Montevideo, y en el resto del país, se conoce popularmente esta zona como “el barrio de los judíos”, no existe ningún elemento que recuerde la enorme influencia de la colectividad judía en el barrio en sí, a lo largo de tantas décadas.
Trabajar en la creación de un recordatorio de la inmigración judía y su historia en el barrio fue mi objetivo.
Con este fin, se nos unió con su valioso aporte, la artista plástica Nora Kimelman.
El lugar que se aprobó para su ubicación fue la Peatonal Reus en su cruce con Blandengues.
El financiamiento de la obra se obtendrá a través del aporte de personas o empresas que deseen hacerlo, en calidad de sponsors.
Inmigración y asentamiento
En las primeras décadas del siglo XX, vinieron mucha familias judías, y también jóvenes solos de los países centrales y orientales de Europa, buscando nuevas tierras donde poder establecerse, ya que en aquellas donde vivían, sufrían persecuciones y matanzas, “pogroms” y pobreza, carencia de derechos a una vida digna.
Uruguay los recibió como lo venía haciendo a diversas culturas y creencias, por el generalizado laicismo en todas las ramas de la educación, de la vida social y cultural.
La inserción de los judíos en el barrio
El primer trabajo que podían conseguir los padres de familia o los hombres solos, era el de “klaper”: cargar una canasta con mercadería e ir de barrio en barrio y de pueblo en pueblo a venderla a plazos. Otros traían de Europa su oficio, y se dedicaron a trabajar en éste.
Ellos tenían siempre un objetivo, crecer, asegurar la vida de la familia, y en lo posible el estudio de sus hijos, con el sueño de ir mejorando su calidad de vida y poder transformar a sus descendientes, algún día, en profesionales, personas cultas y emprendedoras.
Al establecerse la mayoría en el mismo barrio, tuvieron la posibilidad de conversar, de discutir, de idear formas de ayuda mutua, y de crear cuanto antes lo que necesitarían en común: un cementerio israelita, que fue el inicio del que todavía hoy se usa en La Paz, donde cumplir con sus ceremonias, una sinagoga para los creyentes, (la primera que se encuentra aún hoy en Inca y J.C. Patrón), una caja de ayuda mutua, que con el tiempo se transformaría en el Banco Israelita donde guardar o solicitar dinero, una Mutualista Israelita, donde poder atenderse en casos de enfermedad.
Crearon más de una escuela judía, algunas usaban el idish como lengua a transmitir a los niños, y otras el hebreo.
También necesitaban comercios que los proveyeran de los alimentos que ellos acostumbraban comer, así como los que su religión les exigía.
Surgieron las panaderías al estilo europeo, las fiambrerías, las pollerías y carnicerías donde se mataban a los animales de acuerdo a sus costumbres.
Todo esto convirtió al barrio en un centro al que venían a hacer sus compras también los judíos que no vivían en él.
La creación del Estado de Israel trajo algunas divisiones, que correspondían a diferentes convicciones: sionismo sí, sionismo no.
Muchos de estos temas me los contó Abel Bronstein, profundo conocedor la de historia del barrio.
¿Cómo financiar la escultura?
Luego de 3 años de reuniones, de gestiones ante la Intendencia, de conversaciones con distintas personas de la comunidad judía por un lado y por otro con escultores de alto nivel de Montevideo como es el caso de Podestá, o talleristas con experiencia a los efectos prácticos de la ejecución, llegamos al tema crucial de la financiación.
Hemos conversado con algunas instituciones de la comunidad y en especial con un grupo de comerciantes del barrio mayorista que se reúnen en los días de celebraciones en el antiguo edificio donde funcionaba la vieja sinagoga de la calle Inca.
Ahora comienza la nueva etapa, clave por cierto, de la recaudación de fondos para poder financiar el proyecto. Exhortamos a quienes consideren digno este homenaje a la inmigración judía, a contactarse con nosotros.
