En comunidad

Un recuerdo uruguayo, entre familiar y comunitario, de la guerra de Iom Kipur

Nunca olvidaré la vivencia de Iom Kipur en la colectividad judía uruguaya, una experiencia familiar y comunitaria imborrable, que me acompaña siempre.

Todo giraba en torno al hecho que papá, de bendita memoria, y su adorado hermano menor, nuestro tío César, de bendita memoria también él, pasaban el día en el shil Talmud Torá -Majzikéi Hadát de  la calle Blandengues. Mamá, mi tía Hela (z”l) y nosotros, los chicos- o sea mis primas Fanny y Mónica y mi hermano Ariel y yo- íbamos hacia allí unas pocas horas antes del fin del día sagrado. Sarita, mi hermana menor, aún no había nacido, y cuando la historia que quiero contar en esta nota, era una pequeña bebé.  Del Talmud Torá íbamos a una siempre esperada reunión familiar: la cena del fin del ayuno en lo de la tía Sara, que hoy lamentablemente, tampoco está físicamente con nosotros.

Recuerdo la emoción que me provocaba ver a papá y al tío César, siempre juntos, cubiertos con el talit, el manto de oración. Esperábamos con ansias el toque del Shofar y veíamos en los rostros de los participantes en los rezos, no necesariamente todos religiosos, la expectativa que ello terminara de abrir las puertas del cielo a los pedidos e introspecciones de los judíos desde abajo.

Pero de todo aquello, hubo un Iom Kipur especialmente inolvidable: aquel 6 de octubre de 1973.

En medio del rezo, llegaron las noticias de boca en boca-en aquellos tiempos en los que no había celulares ni gran inmediatez en las comunicaciones- sobre la guerra que acababa de estallar en Israel. El Estado judío, al que los judíos uruguayos siempre miramos con amor , más allá de las posiciones políticas de cada uno -  como se mira quien es parte del propio ser-  estaba siendo atacado por sus vecinos,que violaron la santidad de su día más sagrado intentando nuevamente lo que no habían logrado en ocasiones anteriores: destruirlo.

Los presentes pidieron a papá que consiga información, que comparta con todos los fieles qué estaba pasando. En aquellos tiempos, la información que papá leía en los informativos de “Voz de Sion en el Uruguay” era una selección de las noticias que recibía a través de una agencia  internacional de la que había contratado el servicio. Se elegía lo relacionado a Israel y el mundo judío, que no salía en ningún lado , ya que la prensa nacional ponía poco de cada lado mientras que a papá le interesaba más que nada Israel y su entorno. Pues papá recurrió aquel Iom Kipur a ese servicio, sabiendo que rompía la santidad de esa jornada por una buena causa.

Llegaron los largos papeles impresos con todas las noticias originadas en Israel y papá subió a la bimá, el estrado desde el que ora el báal tfilá, quien encabeza la oración, para leer las noticias. En el Beit HaKneset, la sinagoga, había un silencio absoluto, interrumpido cada tanto solamente por el llanto de angustia de alguno. Papá irradiaba esa combinación de firmeza y angustia que cada tanto le entrecortaba la voz. Traía la realidad de Israel a los judíos en aquel pequeño gran Talmud Torá.

Cuando en Montevido empezaron a circular las noticias sobre la guerra, ya había numerosos caídos en el frente egipcio y el sirio. Pero cuando los israelíes se enteraron por primera vez de los muertos, ya eran 800. En total, fueron más de 2.600.Unos días después de estallada la guerra, su curso se revirtió e Israel, tras cruzar el Canal de Suez, logró encaminarse hacia la victoria militar.

Pero lo perdido era irreparable e irreversible.

El dolor se sintió también en la colectividad judía uruguaya, por el pesar general de la situación en Israel, y por el golpe personal de una de las familias, al caer Daniel Wajner, uruguayo que se había radicado en Israel pocos años antes de la guerra en Israel.

Bendita sea su memoria y la de todos los caídos.

Ana Jerozolimski
(24 Septiembre 2023 , 13:02)

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