Israel

Escribe un sobreviviente- Testimonio desde el infierno

Por Tzvi Alon Ajenblit, argentino-israelí, kibutz Beeri

Escribo en mi lengua materna ,a pesar que hace decenas de años que no lo hago.

Mi nombre es Tzvi Alon. Nacido en  Argentina, de 74 años de edad, de los cuales pasé 60 en Israel en el Kibutz Beeri.

En Argentina viví en Zapala hasta los 9 años, y hasta los 14 en Bahia Blanca.  

Mi nombre era Hugo Floreal Ajenblit. Mis padres: Victor y Susana. Mis hermanos: Graciela (Nurit) y Daniel.

Tenemos parientes y amigos en varios lugares de nuestra querida Argentina.

En 1964  inmigramos a Israel.Aquí nació nuestro hermano menor Amijai, que hoy en día vive en Holanda.

Los demás vivimos felices en Beeri, una  comunidad que en los últimos años creció hasta tener 1200 habitantes, 1200 almas.

Mis padres fallecieron hace tiempo. Mis hermanos y yo  ya somos abuelos.

La hija, el yerno y los nietos, en las primeras horas en el refugio

 

Estábamos lamentablemente "acostumbrados"  a ser bombardeados con cohetes desde la Franja de Gaza unas cuantas veces al año. Nos construimos refugios de cemento en cada casa para sobrevivir  a esos ataques . De vez en cuando se evacúa  del kibutz a los niños con sus madres hasta que nuestro ejército consigue silenciar los misiles palestinos, tras lo cual todos vuelven al kibutz.

Este último sábado, 7.10.23, a las 6:30 de la mañana nos despertamos con sonidos de  explosiones de misiles  y nos encerramos en nuestro refugio junto con mi mujer Ioji,  una de nuestras hijas, su marido y 3 nietos de 2, 4 y 6 años de edad.

Tzvi y Ioji antes del infierno

 

Muy pronto nos enteramos que el kibutz está conquistado por decenas de terroristas , tal vez cientos de ellos,que pasan casa por casa, matan, y secuestran gente.

Al mismo tiempo la gran mayoría de los miembros del kibutz estaban, al igual que nosotros, encerrados en los refugios de sus casas, y entre ellos otra de mis hijas con su familia, un hijo mío con su familia, y nuestro hijo mayor ,que es  soltero, en el refugio con sus vecinos.

Por una red interna de mensajes del kibutz, nos enteramos de lo que estaba pasando en nuestro barrio y en otros del kibutz.  Al principio no podíamos creer lo escribían amigos y  vecinos.

Todo ese tiempo se escuchaban tiroteos, gritos en árabe, explosiones y alarmas.

Todo eso se acercó muchísimo a mi casa.

La gente desesperaba pedía ayuda en la red diciendo que les queman la casa , que rompen la puerta, que secuestran   a los vecinos, que asesinan a la familia, que hay heridos que nececitan urgente ayuda médica,  que dónde están los soldados, que llegue el ejército para evacuarlos... Y no podemos ayudar...

Nosotros estuvimos en el refugio de la casa casi 30 horas. Sin luz, en un tremendo calor, con muy poca agua.

De vez en cuando nos animamos y salimos por segundos del refugio para traer agua y comida para los nietitos.

Fuimos unos de los últimos en la evacuación.

 

Los soldados nos liberaron y nos llevaron al portón del kibutz. De ahí con transporte viajamos 15-20 km. Hasta la ciudad cercana Netivot.

¿Y en la ruta? Cientos de vehículos quemados, aún con humo, y cadáveres  de terroristas liquidados.

 

¡Olor a Muerte!

 

En Netivot cambiamos colectivos. La gran mayoría viajamos a un hotel en el Mar Muerto. En el hotel empezamos a recibir noticias sobre conocidos asesinados, secuestrados o con los que no se consigue entablar contacto.

Nos abrazamos y consolamos mutuamente. Por suerte mis hijos, nietos, hermanos y sobrinos salimos de ese infierno vivos pero muy heridos en el alma para siempre.

Escuchamos de nuestros compañeros cuentos increíbles de heroísmo  y de horror.

¡Que el mundo todo se entere!

¡Hamas mandó a terroristas a una misión bien planeada de asesinato y maldad pura! ¡Sembraron sangre y terror! Casi el 10% de la población ya no está con vida. Entre e ellos niños, mujeres, hombres y ancianos.

Sabemos que hay gente nuestra, entre ellos niños, secuestrados en Gaza.

Ya sabemos que la mayoría de las casas del kibutz se quemaron o estallaron.

Pasarán meses y meses hasta que se reconstruya el kibutz.

Fuimos evacuados sin poder llevarnos casi nada: ropa, recuerdos, fotos en la pared y en los álbumes, todo y mucho más dejamos atrás. ¡Una vida entera!

Lo que pasó en Beeri, sucedió al mismo tiempo en varios kibutzim y moshavim en la frontera con Gaza y hubo ataques también en la ciudades Sderot y Ofakim.

Nuestro ejército tiene que hacer ahora todo lo necesario para que esa pesadilla no vuelva a pasar.  Todo lo necesario hasta que no quede en vida nadie del grupo Hamas, la Yihad Islámica y otros asesinos. ¡Todos son fanáticos fundamentalists como ISIS!

 

Este es mi testimonio.

¡Difúndanlo por el mundo!

 

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