No mucho tiempo después de la masacre del 7 de octubre en el sur de Israel, en el marco de la lucha pública por la recuperación de todos los secuestrados, la explanada adyacente a la Opera israelí en Tel Aviv, en la calle Shaul Hamelej, se convirtió en el escenario central de la incruenta y triste batalla por el regreso de todos. Se le conoce como “La Plaza de los Secuestrados”.
Allí se llevan a cabo las ya tradicionales concentraciones ciudadanas de todos los sábados de noche, que se han convertido en multitudinarias, también en días fríos y lluviosos. Allí se realizan las diversas actividades de protesta y concientización. Y con el tiempo se han ido agregando elementos, como por ejemplo despliegues artísticos con mensajes alusivos.
Todo esto está organizado por el Foro de Familias de los Secuestrados, un marco voluntario que apoya a los familiares en distintos aspectos.
En diversas partes del mundo se ha tenido la iniciativa de presentar una mesa con las sillas vacías, en algunos casos con las fotos de los secuestrados, destacando que hasta que no vuelvan, las mesas no estarán completas.
Y en los últimos días se instaló en la “plaza” una muestra especial.
El joven citado en nuestro comentario, Ofir Engel, que fue uno de los liberados durante el alto el fuego hace ya más de 50 días, visitó hace poco el “túnel”, acompañado por su novia. Ella tiene a su padre Yossi Sharabi y a su tío Eli en manos de Hamas. Fueron secuestrados del kibutz Beeri.
Todos estos emprendimientos, transmiten un profundo mensaje cívico y conciencia ciudadana. Padres explican a los hijos con qué se está lidiando y por qué se hacen presentes en el lugar. Y tanto adultos como niños se sienten la necesidad de escribir un mensaje.
Ojalá que todos vuelvan a casa y puedan leer lo que se escribió pensando en llos, cuando ya estén a salvo.
