Mundo Judío

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 Cómo Elegir un Líder - Lo Sublime y lo Mundano - La Alegría de una Mitzvá - Consolar a los Dolientes

 

 

 

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

No. 244

Tetzavé

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Horario de velas de shabat en Montevideo 

Viernes 23 de febrero 19.12

                                                                                        

CÓMO ELEGIR UN LÍDER

Por Lazer Gurkow

¿Por qué cuando buscamos un líder siempre nos inclinamos por personas carismáticas y llenas de encanto? Paradójicamente a nuestros maestros, que contribuyen con la sociedad en algo tan importante como formar el corazón y la mente de la próxima generación, no se les da el respeto que se merecen. 

Hoy quiero ir un paso más allá y hablar de los humildes, de los justos y de los piadosos. Estas personas son difíciles de identificar y de localizar porque se mantienen apartadas de los centros de atención; pero una vez que se las identifica, estas personas pueden y deberían transformarse en los pilares de la sociedad y ser aceptadas como mentores. Sin embargo, en lugar de esto, se les resta importancia y se las califica de ingenuas, irrealistas e irrelevantes. No obstante, tenemos que saber que no siempre fue así. Moisés fue elegido para que fuera el pastor del pueblo por su compasión. D-os vio cómo él fue tras una ovejita que daba vueltas por el desierto en busca de agua.

Ahora, vamos a tratar de entender un versículo muy curioso referido a las vestimentas sacerdotales y, para eso, vamos a tener en cuenta lo dicho anteriormente. Al principio, D-os le mandó a Moisés: “Harás vestimentas sagradas para tu hermano Aarón, para su honor y para su gloria”. Luego, en el versículo siguiente, parecería que D-os cambió de planes: “Y hablarás a todos los hombres sabios de corazón, a quienes he llenado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestimentas de Aharón”.

¿Quién tenía que preparar las vestimentas? ¿Moisés o los sastres sabios? Asimismo, no se entiende si estas vestimentas debían ser sagradas o no. A Moisés, se le ordenó que hiciera vestimentas sagradas, pero la palabra “sagrada” fue omitida de la descripción de las vestimentas que D-os les mandó coser a los sastres.

Algunos sugieren que D-os se estaba refiriendo a dos conjuntos de vestimentas: uno hecho por Moisés, y otro hecho por los sastres. Moisés hizo las vestimentas para el alma, y los sastres hicieron las vestimentas para el cuerpo. La vestimenta es el medio a través del cual nos expresamos. Nos vestimos en forma casual para que los demás se sientan cómodos y nos vestimos más formalmente para transmitir una idea de competencia profesional, hablamos a través de la ropa que nos ponemos.

El alma también necesita vestimentas. El alma desnuda es una energía espiritual cruda que no puede expresarse en el mundo físico sin una vestimenta apropiada, que es la que va a ser de intermediaria entre lo material y lo espiritual. Nuestros sabios enseñaron que la humildad y el temor reverencial son las vestimentas de los justos.

D-os seleccionó a Aharón para el puesto de sumo sacerdote precisamente porque era un modelo de humildad y, a la vez, de temor. Pero aun así, para ser el sumo sacerdote Aharón iba a tener que elevar su humildad y su temor. Iba a tener que mejorar estos atributos y vestir ropas más encumbradas. Moisés era el mejor candidato para hacer esas vestimentas para Aharón (o, más precisamente, para modelar estos atributos para Aharón), porque Moisés era el hombre más humilde y el más temeroso de D-os que existía sobre la tierra.

Este es el primer juego de ropa, el que se le ordenó a Moisés que le tejiera a Aharón. Estas vestimentas internas son sagradas, y ellas embellecieron el alma de Aharón y le dieron a la nación motivos para que lo ungieran y lo siguieran. Las vestimentas externas, que fueron cosidas por los sastres, estaban hechas de un material físico y le cubrieron el cuerpo con dignidad, confiriéndole un aura de prestigio. Pero esos eran solamente los accesorios del sacerdocio y no la causa principal. Los líderes tienen que designarse por su carácter y su piedad, no por su dignidad y su prestigio.

Aun así, las vestimentas externas son un accesorio muy importante. Si Aharón se hubiera puesto solamente sus vestimentas interiores, pero por fuera hubiera vestido ropa común, nadie se hubiera percatado de su piedad, y no se le hubiera conferido respeto durante su sacerdocio. Por eso, se requiere que los líderes lleven también vestimentas externas que confieran honor y prestigio.

Y también viceversa. Cuando los líderes usan solamente vestimentas exteriores y no ponen de relieve la importancia de su humildad y su piedad, quedan atrapados, únicamente, en su poder y su autoridad y pronto se olvidan de la razón por la que fueron elegidos. Seguramente, no pasará mucho tiempo antes de que estas personas se vuelvan arrogantes y altivas y corruptas. El requisito de que los líderes sacerdotales se enfoquen constantemente en sus vestimentas internas servía para reforzar su piedad y su humildad porque les recordaba su mandato de servir tanto al pueblo como a D-os.

La Torá se toma el trabajo de enseñarnos que cuando uno se preocupa solo por una de estas dos clases de vestimentas y no por la otra, entonces, eso no conducirá a nada. Únicamente cuando se alcanza el equilibrio deseado entre el crecimiento interno y el liderazgo externo, las naciones y los líderes pueden tener éxito.

LO SUBLIME Y LO MUNDANO

[D-os le dijo a Moisés] “El Pectoral no debe separarse del Efod.” (Shemot 28:28)

El Efod colgaba desde la espalda del sumo sacerdote hasta sus talones, mientras que el Pectoral se apoyaba adelante, frente a su corazón. La “espalda” representa lo que es externo y mundano, los aspectos de la vida que pueden ser necesarios pero no son el foco de nuestra atención principal. En cambio, el “frente” representa lo interno y lo sublime - el verdadero objeto en el cual enfocamos nuestro interés - tal como nuestra cara, que expresa nuestros pensamientos y sentimientos internos, está al frente de nuestro cuerpo.

El hecho de que el Pectoral no debía separarse del Efod significa, entonces, que el sumo sacerdote no tenía permitido tener ninguna brecha entre lo sublime y lo mundano, entre los aspectos esenciales y externos de su vida. Lo que es verdad en nuestros corazones idealistas e inspirados debe expresarse en nuestros “talones”, es decir, en los aspectos mundanos y rutinarios de nuestras vidas.

Séfer HaSijot 5748, vol. 1, pág. 314.

 

Éxodo (Shemot) 27:20 – 30:10

La octava sección del libro de Éxodo comienza con D-os diciéndole a Moisés que le ordene (Tetzavé en Hebreo) al pueblo judío que provea el aceite de oliva a ser usado para encender las lámparas del candelabro del Tabernáculo. Luego le describió las prendas especiales que los sacerdotes (Aharón, hermano de Moisés, y sus descendientes presentes y futuros) tendrían que vestir siempre que oficiaran en el Tabernáculo. Luego le ordenó que cumpla un ritual de una semana para instalar a su hermano y sobrinos en su oficio de sacerdotes.

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LA ALEGRÍA DE UNA MITZVÁ

Por Yossy Gordon

Los dos hermanos, el famoso Rabino Elimelej de Lizensk y el Rabino Zushe de Anipoli, a menudo deambulaban juntos, haciéndose pasar por simples mendigos. Se mezclarían con las masas, escuchando, enseñando, hablando, ayudando y guiando a quien y cuando pudieran.

Una vez, mientras viajaban con un grupo de vagabundos, los miembros del grupo fueron acusados de ser ladrones, lo que provocó que todos fueran encarcelados. Confiados en su inocencia y su eventual liberación, los dos hermanos se sentaron en silencio. A medida que avanzaba la tarde, Rabí Elimelej se levantó para prepararse para rezar el servicio de la tarde.

- "¿Qué estás haciendo?", preguntó su hermano.

- “Me estoy preparando para minjá”, respondió el rabino Elimelej.

- "Querido hermano", aconsejó el Rabino Zushe, “está prohibido orar en esta celda, porque hay un balde que sirve como retrete cerca, lo que hace que la habitación no sea apta para la oración”.

Abatido, el santo Rabino Elimelej se sentó.

Poco después, Rabí Elimelej empezó a llorar. - "¿Por qué estás llorando?", dijo el Rabino Zushe. “¿Es porque no puedes orar?”. Reb Elimelej respondió afirmativamente.

- “¿Pero por qué llorar?”, continuó el Rabino Zushe. “¿No sabéis que el mismo D-os que nos ordenó orar, también nos ordenó no orar cuando la habitación no es apta para orar? Al no orar en esta habitación, has logrado una conexión con D-os. Es cierto que no es la conexión que habías buscado. Sin embargo, si realmente deseas la conexión divina, estarás feliz de que D-os te haya brindado la oportunidad de obedecer Su ley en este momento, sin importar cuál sea”.

"¡Tienes razón, hermano mío!", exclamó Elimelej, sonriendo de repente. Desterrados los sentimientos de abatimiento de su corazón y de su mente, Rabí Elimelej tomó del brazo a su hermano y comenzó a bailar de alegría por haber cumplido la mitzvá de no orar en un lugar inadecuado.

Los guardias oyeron el alboroto y vinieron corriendo. Al ver a los dos hermanos bailar, con sus largas barbas y tzitzit, los guardias preguntaron a los otros prisioneros qué había sucedido. "¡No tenemos idea!" respondieron desconcertados. "Esos dos judíos estaban discutiendo sobre el balde en la esquina, cuando de repente llegaron a una conclusión feliz y comenzaron a bailar".

"¿Eso está bien?", se burlaron los guardias. “Están felices por el cubo, ¿verdad? ¡Se los mostraremos!", rápidamente sacaron el cubo de la celda.

Luego los santos hermanos rezaron minjá sin ser molestados…

 

CONSOLAR A LOS DOLIENTES

Consolar a un doliente es una de esas situaciones que nos plantean un gran reto y que todos preferiríamos evitar. Pero también, es un acto de bondad y una gran mitzvá, en especial, durante la semana de shivá, la semana de duelo prescripta para después del funeral de un familiar cercano. En realidad, la tarea no es tan difícil: lo más necesario e importante es que simplemente estés presente.

¿Cómo?

Ve a la casa de los dolientes con la frecuencia que tu compañía les resulte apreciada y beneficiosa. La casa de shivá tradicional tiene servicios de plegaria todas las mañanas y todas las noches, cuando los dolientes recitan kadish y es necesario un minián (quórum de diez personas). Tu asistencia a dichos servicios ciertamente será apreciada.

Siéntate junto a los dolientes. Deja que ellos hablen primero. Deja que ellos lleven la conversación en la dirección que quieran. Si ellos sienten que quieren llorar, llora junto a ellos; si percibes que quieren un descanso del llanto, habla del clima. Y en todo momento, fíjate si no hay señales de que ya estuviste durante demasiado tiempo.

Cuando ocurra eso, ponte de pie y di: "Que D-os te/los consuele, junto con todos los dolientes de Sión y Jerusalem". Entonces, tranquilamente retírate.

Más detalles:

• Ten en cuenta la sobria atmósfera. Evita saludos, bienvenidas y despedidas.

• No hay necesidad de llevar nada: es tu presencia la que reconforta y la que consuela. Si de todos modos quieres llevar algo, piensa en qué puede resultarles útil: tal vez algo de comida kasher para los dolientes.

• Al doliente no se le dice "¿Qué puedes hacer? No puedes cambiar la forma en que funciona el mundo. Una vez que la vida ha perecido, es momento de aceptar el decreto Divino con amor".

• Tradicionalmente, no se realizan visitas de shivá en Shabat.

• A veces no basta con palabras de consuelo. ¿Acaso el difunto era el que proveía el sustento de la familia? En ese caso, inicia un fondo de recaudación para la familia.

• ¿No puedes realizar una visita en forma personal? Llama por teléfono o envía tus condolencias en una tarjeta o en un e-mail.

 

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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