Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Ya se sabía. Ahora hay pruebas.


Israel jamás lo dudó. De hecho, Hizbalá jamás lo ocultó. La organización terrorista pro iraní que opera desde Líbano, no renunció en ningún momento a sus planes de hallar nuevas formas de dañar a Israel. Y el relativo silencio en la frontera israelo-libanesa en los últimos años, desde la guerra del 2006, no fue nunca vaticinio de paz. Ahora, Israel también tiene pruebas concretas: Hizbalá planeaba atacar directamente a Israel, adentrándose en su territorio y en sus comunidades civiles del norte del país, como parte de un plan más amplio cuyo objetivo, según el Primer Ministro israelí Biniamin Netanyahu, es conquistar parte de la Galilea.

 

Se han encontrado ya pruebas concretas: un túnel subterráneo cavado desde la aldea Klea en el sur libanés hacia territorio israelí, en el que se adentraba ya unos 200 metros, llegando cerca de la localidad fronteriza de Metula.

Fuentes militares afirman que el ya hallado es uno de numerosos túneles-podrían ser cientos a lo largo de los 120 kms de frontera entre ambos países- que Israel pretende encontrar, exponer y neutralizar en el transcurso de las próximas semanas.

Inclusive si uno piensa que para intentar conquistar la Galilea Hizbalá no precisa túneles (aunque cabe suponer que son realmente suicidas si consideran que Israel se los permitiría sin hacerles pagar carísimo por solo intentarlo), se trata aquí de una clara ofensiva. Por los túneles Hizbala puede cometer atentados tierra adentro en Israel y secuestrar israelíes para llevarlos a Líbano.

El martes de esta semana, en el marco del nuevo operativo denominado “Protector del norte” (o Escudo del norte), iniciado gracias a la combinación de preparativos tecnológicos, operativos y de Inteligencia que permiten el trabajo en el terreno, Israel comenzó a exponer abiertamente los planes de Hizbala. “Esto durará varias semanas, no es algo puntual de unos días”, aclaró el Teniente General Gadi Eizenkot, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, al recalcar el martes la importancia del operativo en curso.

Israel desarrolló en los últimos años una tecnología especial que hace posible la detección de túneles subterráneos, lo cual tuvo como primer objetivo lidiar con esta amenaza en la frontera sur, por los cavados por Hamas desde la Franja de Gaza. Pero ya a fines del 2014 Israel entendió que Hizbala comparte información en este sentido con Hamas y se aboca también a ese esfuerzo como otra forma de atacar a Israel. Era sólo cuestión de tiempo hasta que la tecnología permitiera detectar lo que Israel sabía se hallaba bajo tierra. Ahora, se ha comenzado a recoger los frutos de dicho esfuerzo.

Claro está que nadie construye un túnel secreto hacia el país vecino, para ir de visita. Y tratándose de Hizbala, el brazo terrorista de la República Islámica de Irán en Líbano, no hay aquí motivos para sorprenderse. Hizbala ya ha dado a lo largo de los años, desde su creación, suficientes pruebas de su odio anti israelí, que de más está decir nada aporta ni a la población libanesa-todo lo contrario- ni a los propios musulmanes chiitas a los que representa.

En realidad, los usa, abusa de ellos. Siempre usó el territorio libanés, las aldeas civiles e inclusive casas particulares en aldeas sureñas, como depósito y escondite de misiles. Israel advirtió al respecto en las Naciones Unidas y al propio Líbano, tal cual hizo ayer en una reunión entre el jefe de la Unidad de Cooperación y Enlace de Tzahal, Brigadier General Erez Maisel, el Comandante de la FINUL (Fuerza interina de las Naciones Unidas en Líbano) y un equipo del ejército libanés.

Un vocero del gobierno libanés ha tenido inclusive el tupé de decir que protestará ante el Consejo de Seguridad de la ONU por las “agresiones israelíes” en la frontera. Es que cuando quedan al descubierto, cuando queda en evidencia que el gobierno central de Beirut es cómplice activo de Hizbala o simplemente hace la vista gorda, del otro lado no saben a qué argumento aferrarse.

Esto es grave, tanto si Beirut simplemente no puede enfrentarse a Hizbala, o no puede. En ambos casos, está claro que la organización terrorista pro iraní usa el territorio libanés como base de ataques para su guerra contra Israel. O sea, para la guerra de Irán contra el estado judío.

El mundo debe tenerlo claro ahora, y muy especialmente por si se llega a un punto en el que no alcancen los trabajos de ingeniería especializada del lado israelí de la frontera para descubrir los túneles.

Ya imaginamos el coro mundial pidiendo “moderación y contención a ambas partes” (en el mejor de los casos) como si hubiera aquí equilibrio alguno. El desequilibrio central es entre intenciones: Hizbala planea cómo atacar y destruir, Israel abocar esfuerzos enormes a la protección de su territorio y población.

Con el cavado de túneles hacia Israel, Hizbala comete una flagrante violación de la soberanía israelí y de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe que haya presencia ninguna de Hizbala hasta 30 kms de la frontera con Israel, y que nadie tenga armas, más que el ejército libanés.

El problema es que ni el ejército central de Líbano ni los Cascos Azules de la FINUL pueden -¿quieren?- frenar a Hizbala. Su pecado es para con el vecino, Israel, y para con la población civil libanesa, abusada por los terroristas de cara a la próxima guerra.

El nuevo operativo israelí vuelve a demostrar dos cosas claves de entender, que van de la mano. Los enemigos de Israel no cesan en sus intentos de destruirle o dañarle seriamente. Israel, por su parte, no baja la guardia. Y mientras continúa desarrollándose y avanzando, sigue alerta. Algunos de sus vecinos, no le dejan alternativa.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(1 de Diciembre de 2018)

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