Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Sobre la periodista Blanca Rodríguez y su tuit


Entre la dignidad y la paranoia

 

Comienzo por lo central: Blanca Rodríguez no es antisemita. Ni por asomo. Y no lo digo porque me una a ella desde hace años una linda amistad personal, sino porque conozco su pensamiento, hemos tenido innumerables charlas sobre una gran cantidad de temas, incluyendo historia y actualidad del pueblo judío, y conozco de primera mano lo que llamaría inclusive de admiración por diversos aspectos del legado judío a la humanidad.

Esta reconocida periodista de televisión y radio ha sido hoy foco de insultos, agravios y airados comentarios que la tildaban de “antisemita”, varios de ellos con tono que va sí con las redes sociales, pero no con un intercambio de nivel al que tenga sentido contestar. Pues yo quiero contestar porque la conozco.

Lo que detonó la tormenta fue un tuit que ella publicó compartiendo la información sobre una entrevista en su programa en radio El Espectador, en el que llamaba a un científico de “judío” y otro de “uruguayo”, aunque ambos residían en Uruguay.

Si bien conozco el fenómeno de la sensibilidad que tenemos los judíos cuando sentimos que nos considera extranjeros por profesar otra fe-aunque a Uruguay absolutamente todos llegaron en algún momento de algún lado, bajando de algún barco- este no es el caso en absoluto. Y creo que antes de insultar a una persona que está destacando una nota de tinte humano tan profundo, es mejor pensar un poco y averiguar.

La nota sobre la que Blanca  tuiteó era una entrevista que se hizo en el estudio al abogado Dr. Juan Ceretta, sobre el análisis que está haciendo del  borrador de la Ley de Urgente Consideración, tema por el cual, tras ciertas asociaciones de ideas, casi al  finalizar la entrevista llegó a lo que llevó luego a la polémica por una mala interpretación de las palabras de Blanca. Ceretta leyó una anécdota del libro del jurista uruguayo Juan Couture sobre el contacto que tuvo con el jurista judío alemán James Goldschmidt , que a invitación suya, se refugió en Uruguay al tener que huir de su país natal, y falleció en nuestro país en 1940.

Goldshmidt alcanzó, como decíamos, a llegar a Uruguay y a vivir un tiempo en nuestro país, pero no era uruguayo. Quizás llegó a tramitar ciudadanía, no lo sabemos, y claro está que si lo hizo, formalmente llegó a ser ciudadano legal uruguayo. Pero ese no es el tema. Goldschmidt llegó a Uruguay cuando tenía ya más de 60 años. Puede haber amado con fervor a la tierra que lo recibió y haber lamentado quizás no haber nacido en ella. Pero ¿realmente a alguien le parece lógico que en esa situación, deba ser identificado con naturalidad como uruguayo? Claro que no.

Goldschmidt falleció en Uruguay pocos años después de llegar, antes de dar la tercera conferencia que tenía planeada. En su lugar la dio su salvador Eduardo Couture, en su homenaje. El título era “Un judío que murió por la cultura”.

Pero más allá de los datos históricos concretos, por los cuales es más que lógico que James Goldschmidt haya sido identificado como “judío” y no como “uruguayo”, yo quiero refutar públicamente las injustas acusaciones a mi colega Blanca Rodríguez. No por la amistad que nos une, sino porque a raíz de esa amistad, la conozco más a fondo de la impresión que pueda dar por radio y televisión al ciudadano promedio.

Blanca es miembro de la Comisión Shoá formada recientemente por decreto del en ese momento Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez para organizar una amplio programa de conmemoraciones y actividades a lo largo de todo el año, en el marco del 75° aniversario del cierre de Auschwitz.

Fue miembro de la Comisión Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia, teniendo clarísimo que eso debe incluir la lucha contra el antisemitismo. Fue galardonada en el 2009 con el Premio Jerusalem y recordamos claramente interesantes entrevistas que realizamos a lo largo de los años, que tocaron también temas judíos, sobre los que Blanca siempre habló con profundo respeto y emoción.

Recuerdo claramente la sensibilidad y nivel de conocimientos con que con su colega en el estudio-me disculpo por no recordar su nombre- entrevistó el 27 de enero al Profesor Oscar Destouet, sobre el aniversario del cierre de Auschwitz. Y recuerdo cuando años atrás nos mandó un mensaje especial, con fotos, durante un viaje a Europa, compartiendo emocionada su visita a  un cementerio judío en Polonia, si es que no estoy confundiendo los datos exactos.

Que los judíos estemos atentos y a veces hipersensibles a la forma en que otros nos ven o presentan, es a menudo comprensible, por una historia de discriminación y prejuicios que todos conocemos. Pero que eso se convierta en paranoia, condenando injustamente a una persona comprometida y tan alejada de esos sentimientos, es otra muy distinta.

Blanca no va a contestar. Para mí era muy importante hacerlo.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(4 de Marzo de 2020)

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