Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Israel, dos crisis paralelas, no sólo Coronavirus


Israel ha comenzado a salir del encierro impuesto por el Coronavirus y por otro lado, continúa maniobrando con una seria crisis que ocupa esta semana a la Suprema Corte de Justicia. En el estrado central, en ambas, está el Primer Ministro Biniamin Netanyahu. 

Fue Netanyahu quien manejó la crisis del Covid-19 de modo muy centralizado-lo sigue haciendo-, asegurando constantemente que su política fue ejemplar y modelo para otros países. Muchos concuerdan plenamente con él , pero no todos. Y  no sólo por cuestión de posicionamientos partidarios.  Y es por Netanyahu que están reunidos desde el domingo 11 jueces de la Suprema Corte de Justicia para analizar apelaciones que les han sido presentadas, pidiéndoles que determinen que él no puede formar el nuevo gobierno, porque ha sido imputado por sospechas de corrupción.

Las dos situaciones, evidentemente, se dan en escenarios totalmente distintos y son totalmente independientes la una de la otra. Pero hay sí un vínculo, que afecta la credibilidad del Primer Ministro, por más talentoso y capaz que sea-lo es indudablemente y  con creces.

 La ley vigente actualmente en Israel, no determina que un Primer Ministro contra el que fueron presentados cargos por sospecha de corrupción debe dimitir. Tiene obligación de hacerlo recién si hay sentencia definitiva y por ende ya inapelable, que lo declare culpable. Hasta que se llegue a ese punto, si es que se llega, pueden pasar años. La situación es ilógica ya que un ministro acusado debe dimitir, por ley, pero el Primer Ministro que encabeza el gobierno del que es parte ese ministro, no.  Y esto, aún sin entrar en la parte de valores y moral, que también en política es relevante. 

Que Netanyahu es inocente a menos que sea demostrado lo contrario, está clarísimo. Eso no quiere decir que esté bien que con un juicio a cuestas, gobierne los destinos del país. 

Lo singular de la situación, es que difícilmente pueda concebirse a los Jueces Supremos decidiendo en base a lo que estimamos (suposición nuestra) consideran correcto desde un punto de vista de moral política. Nos aventuramos a suponer que rechazarán las apelaciones en el tema mencionado, debido a que desde un punto de vista legal, no hay aquí mucho para interpretar. La única salvedad sería que en la situación actual, no es exactamente que Netanyahu tendría que dimitir ya que está en su cargo sólo como Premier en un gobierno de transición. Y el pedido es que no se le encomiende a él la formación del nuevo gobierno.

Es bastante increíble ver que un Primer Ministro que irradia tanta fuerza como Netanyahu, que se presenta prácticamente como el salvador de Israel también en la pandemia actual, sea tan endiosado por sus seguidores, y al mismo tiempo tan criticado.

Volvamos a los logros, que al menos él y el gobierno sostienen se deben a la política oficial y no a factores ajenos al manejo oficial de la crisis. Los números de Israel en el Coronavirus son muy buenos en este momento. Hace ya muchos días que la cantidad  de enfermos es mucho menor que la de recuperados. La tasa de mortalidad es de aproximadamente el 0.5% (238 fallecidos en total) y hay sólo 91 enfermos en estado grave, de ellos 70 conectados a respirador. 

Es por eso que se ha comenzado a “salir” en lo que algunos llaman de un galope exageradamente rápido, aunque se preservan las precauciones. 

La gran pregunta es si el gran encierro impuesto durante casi dos meses era ineludible y sabio, y más que nada si esa es la razón por la cual los números de Israel en la crisis son buenos. Eso es lo que afirman, claro está, las autoridades, especialmente el Primer Ministro. Hay voces discordantes al respecto, como el ex Director General del Ministerio de Salud Pública  Profesor Yoram Lass, quien sostuvo desde un primer momento que el virus mata mucho menos que la gripe, que se reaccionó en forma histérica porque las redes sociales influyen y multiplican también información inexacta o tergiversada , y que el remedio será peor que la enfermedad. 

Hay aquí dos guerras separadas y al mismo tiempo, conectadas. Israel va ganando por ahora en la primera, al luchar contra el Coronavirus. En la otra, no parece que vaya en camino a ganar. Pero no son los jueces los que pueden cambiar la ley. Eso es responsabilidad del Parlamento, que en la situación actual, no lo hará. 

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(5 de Mayo de 2020)

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