Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Estos son los resultados de las elecciones en Israel


 

Al haber finalizado el escrutinio de  los votos en las elecciones israelíes de este martes 1° de noviembre, se confirma lo que parecía muy claro desde la publicación de los sondeos de boca de urna: el ex Primer Ministro y hoy jefe de la oposición Biniamin Netanyahu, vuelve al cargo. Tras un año y medio en la oposición, será nuevamente el Primer Ministro de Israel.

Su intención es tratar de presentar su coalición ya el 15 de noviembre al llevarse a cabo la primera sesión de la nueva Kneset, la número 25 desde la fundación del Estado de Israel.

 De la coalición más multifacética y variada en la historia política de Israel, encabezada primero por Naftali Bennett y luego por Yair Lapid, una coalición compuesta por 8 partidos de izquierda, centro, derecha y hasta un partido árabe islamista, se pasa a lo que se vislumbra como la coalición más conservadora que se haya formado jamás en el país.

Todo indica que estará formada por el partido Likud de Netanyahu, El Sionismo Religioso liderado por Betzalel Smotrich e Itamar ben Gvir y dos partidos ultraortodoxos, Yahadut Hatorá (El Judaísmo de la Torá) y Shas (Sefaradíes Guardianes de la Torá). Lo planteamos en términos que quizás puedan parecer no suficientemente contundentes, ya que las negociaciones para formarla aún no han comenzado, y en política israelí, nunca se puede descartar sorpresas.

Pero independientemente del hecho que  hay en esta inminente coalición bastantes temas de potencial explosivo (puedes leer una nota al respecto apretando aquí) , cabe suponer que el menos a corto plazo, los socios naturales del Likud en la constelación actual, se esforzarán por garantizar un proceso rápido que permita realmente formar pronto el gobierno.

 

Para entender la distribución de fuerzas, comencemos recordando que en la Kneset, Parlamento de Israel, hay 120 escaños. El gran desafío con el que lidiaban ambas partes era conseguir 61, la mitad más uno. Ninguna encuesta vaticinó que Netanyahu lo lograría con tanta facilidad. La mayoría anunciaba un empate y nuevo estancamiento con 60 de cada lado. La realidad es otra muy distinta.

Este es el mapa de la nueva Kneset, la número 25 desde la fundación del Estado.

Total: 120 escaños

Bloque Netanyahu: 64 ( 2.279.259 votos, el 48.37% del total)

Coalición saliente: 51 (1.841.602 votos, el 39.1% del total)

Los 5 escaños restantes fueron para la lista árabe Hadash-Ta´al (en la que hay un diputado judío) ( 177.223 votos, el 3.76% del total)

 

Y esta es la distribución interna de los  escaños dentro de cada bloque

 

Likud                       (Biniamin Netanyahu)                             32

El Sionismo Religioso   (Betzalel Smotrich)                          14

Shas   (ultraortodoxo)  (Arié Der´i)                                          11

Yahadut HaTorá  (ultraortodoxo) (Itzjak Goldenkopf)            7

 

 

Coalición saliente, que pasa a ser oposición

 

Yesh Atid                       (Yair Lapid)                                24

Hamajané Hamamlajtí (Beni Gantz)                               12

Israel Beiteinu (Avigdor Liberman)                                  6

Ra´am (partido árabe islamista) (Dr. Mansur Abbas)      5

Avodá (laborismo) (Merav Mijaeli)                                    4

 

Quedaron fuera el partido Meretz de izquierda sionista, el partido árabe Balad y el partido de derecha Habait hayehudí (El Hogar Judío), además por cierto de todos aquellos que se postularon pero que estaba claro de antemano no lograrían resultar electos, que eran la mayoría de los 40 partidos que participaron.

La gran pregunta es cómo funcionará en la práctica la nueva coalición. O sea, si los diputados electos que se manifestaron sobre distintos temas en discusión exigiendo cambios de fondo que a ojos de sus críticos resultan polémicos, harán o no todo para concretarlos. Si bien está claro que en general hay diferencias entre las campañas desde la oposición y lo que se hace cuando se tiene la responsabilidad de gobierno, eso no significa que no haya intentos de cambios serios, necesarios a ojos de unos, preocupantes para otros.

Algunos ejemplos concretos que preocupan a la coalición saliente y a aquellos ciudadanos que la votaron, y también a sectores dentro del bloque Netanyahu que no concuerdan con posturas extremas.

-Pronunciamientos de algunos miembros de “El Sionismo Religioso” contra la comunidad LGBT y las marchas de orgullo gay, presentando a la homosexualidad como “una enfermedad” o “un problema”. Este jueves ya hubo varias aclaraciones que nadie saldrá a prohibir nada, que cada uno debe vivir como lo desee en su hogar, pero que debe considerarse qué pasa en el espacio público, lo que podría estar refiriéndose a las marchas.

- Declaraciones y exigencias tanto de miembros del Likud como de “El Sionismo Religioso” respecto a la necesidad de introducir cambios en el sistema judicial.

A decir verdad, hay no pocos analistas y juristas no necesariamente identificados con el bloque conservador, que hace mucho opinan que el sistema judicial necesita reformas. El Ministro de Justicia saliente Gideon Saar, originalmente del Likud, que fue parte de la coalición de Bennett y Lapid , dijo que una cosa son reformas necesarias y otra un intento de destruir, algo que no se debe hacer.

-Especialmente explosiva suena la actitud de muchos en “El Sionismo Religioso” respecto a cómo actuar con los árabes en casos de violencia, tanto con terroristas palestinos como con ciudadanos árabes israelíes que participan en ataques, como sucedió en mayo del 2021. Itamar ben Gvir ya habló últimamente de cambiar el reglamento de cuándo se puede abrir fuego, permitiendo abrir fuego para matar también cuando alguien lanza una piedra y de no permitir que ningún árabe salga con vida de un atentado que promovió . Su tono, su estilo, su forma de manifestarse públicamente, y sus antecedentes de joven como un revoltoso de extrema derecha, crearon el trasfondo por el cual hoy se manifiesta preocupación en el seno de la ciudadanía árabe. Varios de los diputados del partido recalcaron repetidamente y lo volvieron a hacer este jueves, que no se refieren en absoluto a árabes que viven en paz con Israel sino únicamente a quienes intentar matar.

 

-         El otro tema especialmente delicado es el de la comunidad LGBT. Si bien tampoco los partidos ultraortodoxos apoyan la gran legitimidad pública que se ha dado a la comunidad en Israel en los últimos años, son nuevamente miembros de “El Sionismo Religioso” los que están en el ojo de la tormenta. Avi Maoz, representante único de una de las 3 facciones que componen dicho partido, ha tenido declaraciones discutidas al respecto y dijo que verán si desde un punto de vista jurídico es posible prohibir las marchas de orgullo gay.

 

Conclusión

Es interesante que en términos de votos, la diferencia es mucho menor que lo que se tradujo en escaños, debido a temas que derivan del sistema político, como ser acuerdos entre partidos para no desperdiciar votos, uniones técnicas para las elecciones y demás.

 Si Meretz hubiera obtenido unos 4.500 votos más, con lo cual habría logrado entrar al Parlamento, , el mapa sería diferente: Netanyahu no tendría el gobierno que tendrá, no un bloque de 64 sino de 62.  Según un análisis del portal Ynet dado que al entrar a la Kneset el mínimo son 4 escaños, si Meretz hubiera cruzado el umbral, 1 de los escaños habría salido de Yesh Atid, 1 de Israel Beiteinu de Liberman y 1 del partido árabe Hadash-Ta´al, mientras que se habría agregado 1 a Avodá (laborismo) y el Likud habría perdido 1. Esto deriva de la forma en que se distribuyen los escaños. Por ejemplo, cabe recordar que en esto habría incidido también el pacto entre Avodá y Meretz para que no se desperdicien los votos que uno recibe pero que no alcanzan para otro escaño, juntándose con los que el otro partido recibe, que también "sobran" de uno pero no alcanzan para otro. El problema es que al no haber entrado Meretz, ese acuerdo no cuenta y todos los votos que recibió. más de 150.000, quedan absolutamente desperdiciados.

Pero eso es especulación. El resultado, habiéndose distribuido los mandatos tal cual lo determina la ley, es claro. Netanyahu será el próximo Primer Ministro. El actual jefe de gobierno Yair Lapid lo llamó ayer a felicitarlo y desearle éxito. Fue claro: “El Estado de Israel está por sobre cualquier consideración política”.

Tiene mucha razón.

Lamentablemente ese no fue el tono de Netanyahu cuando pasó a la oposición, respecto al gobierno de Bennett y luego el de Lapid. Los demonizó continuamente y los presentó como totalmente ilegítimos , indignos del Estado judío. No actuó con altura como jefe de oposición, con lo cual no decimos en ningún momento que tendría que haberles aplaudido.

Veremos qué pasa ahora. Y cómo cada parte respeta esa noción de que por sobre todos, está Israel.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(3 de Noviembre de 2022)

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