Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Jorge, tengo algo más para decirte


Ayer escribí un editoral que ha circulado ampliamente, a raíz de unas palabras dichas por el gran músico y cantante Jorge Drexler días atrás durante un recital en Colonia, Uruguay.

Aquí puedes leer la nota, por si te la perdiste.

 

Horas más tarde, recibí la confirmación por una fuente fidedigna que mi nota le había llegado a Drexler.

Y poco después él hizo circular el texto que copio a continuación, en el que no hace referencia directa a mis palabras pero entiendo claramente fue motivado por las mismas. Así escribió:

 

“Fui torpe. Debería saber a esta altura, que se iba a fraccionar el discurso y luego usarlo al provecho de ambos lados de este debate, como titulares aislados…

Pero en un día así de removedor (el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto) me parecía horrible leer un texto…frío y calculador, como si fuera un diplomático o un político. No lo soy. Me dedico a escribir canciones que no le huyen a temas difíciles ni a mi identidad. Soy el único artista judío conocido, del continente (y hay muchos), que habla frontalmente de su identidad, del Holocausto, del exilio y del conflicto de Medio Oriente. Y esas canciones (junto con las otras, hasta las de amor) mueven emociones en algunas personas (tengo esa fortuna maravillosa y todavía para mi, inexplicable...!).

Quizás por eso a veces me dejo arrastrar por ese afán de usar ese puente entre personas, y entre el afuera y el adentro de grupos humanos, para intentar hacer entender a un lado cómo es percibido por el otro. Probablemente haya una parte de arrogancia en eso. Pero también hay un sentido de responsabilidad: yo viajo permanentemente, ando por el mundo todo el tiempo, y siempre sentí que era un deber mío hacer entender como el mundo ve nuestras cosas particulares. Algo como una Hasbará inversa. Muchas veces vivimos tan encerrados en nuestro dolor y nuestro miedo (que no son poca cosa!), que no vemos el ajeno, porque además vivimos en un mundo cada vez más peligrosamente cerrado (el algoritmo solamente te muestra lo que querés oír, recordemos eso). Un mundo, increíblemente (aunque parezca mentira) más cerrado que el de nuestros padres y abuelos.

El amor y la pertenencia incluyen a veces la más hermosa e importante de las críticas que puede hacer un un colectivo: la autocrítica. Salvo que creamos realmente que somos el pueblo elegido por Dios debemos entender que el sufrimiento (por más que el nuestro sea inimaginable) no es patrimonio nuestro. E inclusive, entender que a veces tenemos nuestra parte de responsabilidad histórica en el sufrimiento de otro grupo humano. Y porqué no, también entender que a veces nos equivocamos en nuestra visión reduccionista del “otro”, como todo hijo de vecino. 

Me doy cuenta que mis comentarios generaron más dolor del que pensaba. Lo siento sinceramente. Sentimos TANTO dolor en estos meses…que me apena aportar más, la verdad…Pero eso también me hace pensar que esos comentarios quizás eran más importantes y removedores de lo que pensaba. 

En plena dictadura militar, a mi me enseñaron en la NCI algo que me acompañó toda la vida: a discutir dialogando libremente y con respeto, a tener una visión propia  y humanista, y a poner en palabras mis sentimientos.

Un abrazo

Jorge Drexler”

 

 

Pues bien. Tu texto es hermoso Jorge pero creo, también yo con respeto-el mismo con el que escribí mi crítica inicial- que no tiene nada que ver con el problema de fondo. Nadie “fraccionó” tu discurso, seguro no yo, para usarlo “en provecho” de ningún lado.  Lo que me pareció imperioso al escuchar tus palabras – vi directamente la filmación, no es que leí una cita cortada – era decirte que a mi criterio habías cometido un serio error al trazar un vículo entre la deshumanización sufrida por el pueblo judío en el Holocausto y la situación con la que lidia Israel. 

Si estás tan atento al dolor de todos como das a entender en tu texto de, digamos, una especie de respuesta a mis líneas, tendrías que haber entendido lo que está viviendo Israel.

El tema no pasa por el hecho que no ocultes tu condición judía. Sería realmente bochornoso, siendo hijo de tu papá que llegó a Uruguay de la Alemania nazi. La pregunta es qué es lo que esa condición te ayuda a entender. Y a mi modesto criterio, en tus palabras en Colonia, aunque llamaste a la liberación de los secuestrados, la impronta que quedó fue la crítica furibunda a Israel. Para peor, al pueblo, dando a entender que se deshumanizó y no es capaz de entender el dolor palestino. Creo que habría sido bueno usar tu llegada a tanta gente para explicar, si es que te parece ineludible tratar el tema en un recital, por qué hay guerra, cuál fue el salvaje ataque terrorista a Israel que mucha gente desmiente porque le es más cómodo poner a Israel en papel de victimario, no de víctima. Habría sido bueno que vos pongas los puntos sobre las íes al respecto, lo cual no choca con eso de que cada muerto te duele, de cualquier lado.

El problema es que las frases hermosas y llenas de valores y buenas intenciones, no pueden ocultar la verdad. Como en un recital que diste hace meses, el mismo día de la masacre o al día siguiente. “Cosas que pasan en Medio Oriente”, dijiste, te tienen preocupado y con miedo. ¿Cosas que pasan? ¿Qué cosas? Podrías perfectamente haber dicho que en un salvaje ataque terrorista palestino a la población civil israelí, en esos kibutzim de la frontera que sin duda conocés personalmente, habían sido masacrados numerosos civiles…poco después ya se dijo más de 1200.

 

Seguramente en el público habrá habido gente a la que no le habría gustado oir eso porque como en todos lados, también entre tus admiradores seguramente hay gente que mira con un solo ojo cuando de Israel se trata.Pero vos habrías transmitido un mensaje clave contra el terrorismo que cobra tantas víctimas inocentes, tanto israelíes como palestinas.¿Qué más humanista que eso?

Y casi para terminar, vuelvo a una frase de tu texto: “Debemos entender que el sufrimiento (por más que el nuestro sea inimaginable) no es patrimonio nuestro”. Por supuesto que debemos entenderlo . Muchísimos israelíes lo entienden desde siempre. Es más, en el kibutz Nir Oz, frente a una de las casas quemadas totalmente, entrevisté a Izhar Lifshitz, cuyos padres octogenarios fueron secuestrados. La madre, Yojeved, volvió en noviembre durante el alto el fuego . El padre todavía está en Gaza e Izhar no se quiere hacer ilusiones pensando que seguro volverá con vida. Izhar me cuenta que su padre siempre tuvo una visión humanista a favor de la convivencia en paz con los vecinos. Dedicó mucho tiempo a ayudar a palestinos de la Franja de Gaza que entraban a tratamientos médicos a Israel, a recogerlos de la frontera, llevarlos a los hospitales , esperarlos y luego devolverlos, para aliviarles tanto el gasto como la carga, el tener que lidiar con todo lo que una jornada así significa. Pero el sábado 7 de octubre, los terroristas entraron a su casa y se lo llevaron a él y a su esposa, que nadie podía dudar eran gente de avanzada edad.

Así estamos . Con eso seguirá lidiando Israel. 

Si hiciera caso omiso del sufrimiento palestino, Israel no abastecería a Gaza de agua, combustible, comida, remedios…no sólo ahora que hay presión internacional. Siempre, desde que se retiró, no dejó de hacerlo, aunque Gaza era base de disparos de cohetes hacia Israel. Dicho sea de paso,también ayer, sonaron las alarmas en el centro de Israel. Yo estaba justo con mis nietitos, de 2 y 4 años, y tuvimos que empezar a buscar refugio. 

Hay muchas cosas que el mundo debe entender. Y precisamente quienes tienen la dicha, que a vos te sigue sorprendiendo, de tocar corazones con su música y sus letras, pueden aportar a hacerlo con la verdad. Pero con toda la verdad.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(30 de Enero de 2024)

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