Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

El fin de la Nakba depende de los palestinos


Lo que señalan como "catástrofe"-el aniversario de la creación de Israel-fue su propia responsabilidad. Si dejan de victimizarse y optan por construir, no podrán cambiar la historia, pero sí su futuro.

También este año, los palestinos señalan el aniversario de la independencia de Israel, con actos conmemorativos de la “Nakba”. Con este término, que significa “catástrofe”, sostienen reiteradamente que la creación del Estado de Israel equivalió a su propia tragedia.

Y continúan con el mismo espíritu por culpa del cual ocurrió su "nakba": en lugar de desarrollar lo suyo propio, tratan de destruir lo que quiere erigir Israel. Exactamente hoy 15 de mayo, en medio de los eventos de "protesta" de miles frente a la cerca fronteriza entre Gaza e Israel, lanzaron cargas explosivas hacia el lado israelí y globos incendiarios que provocaron incendios en varios campos de las comunidades civiles israelíes adyacentes a Gaza. En uno de ellos, se quemó totalmente una cosecha de trigo que aún no habían alcanzado a recoger. Su moto: destruir.

Israel celebró este año su aniversario de independencia el 9 de mayo, ya que lo hace siempre según el calendario hebreo, y los palestinos conmemoran el la “nakba” el 15 de mayo, de acuerdo a la fecha original de fundación de Israel.

La sensación de pérdida, fracaso y despojo que acompaña hasta hoy a numerosos palestinos, es vista por ellos como responsabilidad de Israel. Con los sentimientos es difícil discutir. Pero con la verdad histórica, se puede.A nuestro criterio, el análisis debería ser dirigido hacia adentro, para comprender las verdaderas razones por las que ahora , junto a los festejos por los 71 años de independencia de Israel, no hay también festejos por los 71 años del Estado palestino que podría haber sido creado junto a él, sino protestas por la “nakba”.

Cuando el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 181,  a fin de partir el territorio en un Estado judío y otro árabe, el liderazgo sionista de entonces, encabezado por David Ben Gurion, la aceptó. Aunque preocupado por lo pequeño y en gran parte inhóspito del territorio adjudicado a los judíos (en su mayoría, en el desierto), comprendió que la alternativa podía ser quedarse sin nada, algo que el sionismo no se podía permitir. Los árabes optaron por el “no”.

Al día siguiente, comenzaron los ataques contra blancos judíos en la tierra de Israel, mientras los británicos cerraban los ojos.

La guerra comenzó el 30 de noviembre de 1947, cuando las fuerzas irregulares de Fawzi el-Kaukji atacaron por el norte y células armadas por todo el país, buscaban por dónde mejor disparar. El 14 de mayo por la noche, pocas horas después de declarada la independencia de Israel, se agregó la ofensiva regular árabe, con la invasión de cinco ejércitos al territorio del recién nacido estado judío.

Las responsabilidades, de hecho, deben buscarlas en su propio ser, en la actitud árabe que impidió la concreción de independencia del Estado recomendado por la ONU, que en ese momento fue presentado como “Estado árabe” y que hoy llamaríamos palestino, porque les pareció más importante impedir la fundación de Israel aunque el precio fuera no fundar ese Estado áraabe.Apostaron al todo o nada y la apuesta, como sabemos, terminó muy mal. Si su actitud hubiese sido diferente, hoy se estaría festejando también 71 años del Estado palestino.

Fue el ataque al naciente estado, el estallido de esa guerra iniciada por los árabes, lo que creó el problema de los refugiados. Aproximadamente 700-750.000 perdieron sus hogares. La mayor parte se fue  por temor a la guerra. Claro que también hubo expulsiones, como parte de la terrible dinámica de la guerra. Nada de eso habría sucedido si los árabes no hubieran emprendido una guerra de exterminio. No pocos salieron alentados por sus líderes que les prometían que podrían volver luego victoriosos, cuando los judíos hayan sido vencidos.

Pero la responsabilidad por la “nakba”, por la verdadera catástrofe que envolvió a los árabes residentes en el país, a quienes hoy llamaríamos “palestinos” , no se limita a la actitud árabe de entonces .Es un fenómeno preocupante que se vive también hoy.

La profunda división interna, la falta de visión nacional  de miras a la construcción y desarrollo de sus propias instituciones y la actitud del mundo árabe ante los palestinos, son también parte del fenómeno. Son razones de la “nakba” que aún les sigue acosando.

Los refugiados palestinos fueron mantenidos en su condición de tales únicamente en el mundo árabe, para poder ser usados como arma política contra Israel. Aquellos descendientes de los refugiados, que lograron llegar luego a países de Occidente , se convirtieron en ciudadanos comunes en su nueva sociedad. Sólo sus “hermanos” prefirieron dejarlos en la miseria.

Ni sorpresa deberíamos sentir al respecto, si tenemos presente que entre 1948 y 1967, los territorios conquistados luego por Israel,estaban en manos árabes: la Franja de Gaza bajo control egipcio y Cisjordania como parte de Jordania. ¿Por qué no fue creado en ese lapso un Estado palestino? Porque no era eso lo que le interesaba al mundo árabe. No era eso lo que querían garantizar al rechazar en noviembre de 1947 la partición de Palestina, sino impedir la creación del Estado judío. Y tampoco después.

Es por eso, porque el empuje de fondo no era la creación sino la negación, que no desarrollaron instituciones que se asemejen siquiera al estado en camino que la población judía de la tierra de Israel había creado mucho antes de la fundación en mayo de 1948.

Es una “nakba”  terrible, por la que –aunque sigan culpando a Israel- no podrán vivir con normalidad, hasta que no corrijan sus propios errores.Los del pasado, son irreversibles.Para los presentes y futuro, quizás todavía haya tiempo.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(15 de Mayo de 2019)

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