Mundo Judío

Una anécdota: el golpe

Esta anécdota no tiene autor, pero yo recuerdo esta historia entre muchas y muchas que leí. Siempré me llamó mucho la atención los poderes místicos del Rebe. 

Me gustaría gustado mucho conocerlo. El 3 de tamuz se cumplieron 25 años de su partida física, pero nunca se irá de mi lado. Durante muchos años como editora de Jabad leí y leí, sobre los líderes que mandó a construir comunidades dejando sus familias y sin condiciones de vida adecuadas para ellos. Su obra ha sido reconocida por muchos líderes del mundo. Su tumba se transformó en un lugar de peregrinacíón. No en vano 50.000 personas llegaron de todo el mundo a visitarla en este aniversario de su muerte. 

Yo lo conocí cuando el Rabino Shemtov llegó a Uruguay con la misión de despertar la neshamá judía. Jabad en un país laico como Uruguay consiguió implementar la idea de la Janukiá pública, llevar el rezo privado a lo público,a leer en Purim la Meguilá en la Rambla de Pocitos. Recuerdo el coche dando vuelta por Pocitos hace más de 30 años que causó las más feroces críticas de la comunidad judía uruguaya. 

Leí muchas historias sobre el Rebe y esta la recordé siempre por eso quiero compartirla con ustedes.

El golpe

¿Cómo describir los sentimientos de un padre al que se le acaba de decir que un tumor maligno está destruyendo el cerebro de su hijo de ocho
años? El doctor había sugerido varios abordajes para el tratamiento, pero había sido brutalmente honesto acerca de las probabilidades de éxito.
Todo lo que Eli y Sharon podían esperar con realismo eran unos pocos y dolorosos meses más de vida para su hijo Menashe. Y entonces, en la madrugada de una noche insomne, Eli pensó en el Rebe. Tanto él como Sharon habían sido criados en hogares no observantes, pero en años recientes se habían encontrado participando más en el estudio y práctica de la Torá.

Todo comenzó en una conferencia a la que habían asistido en el Beit Jabad de su barrio de París, donde habían quedado expuestos a las enseñanzas del Rebe por primera vez. Por primera vez en sus vidas, la fe de sus padres se les había presentado como una vibrante guía hacia una vida de significado y plenitud. Aunque Eli y Sharon difícilmente se describirían a sí mismos como “religiosos”, y mucho menos como “jasidim”, desarrollaron un profundo respeto por el Rebe y comenzaron a observar varias mitzvot básicas, como el Shabat, el Kashrut, y Tefilín. Uno de los temas muy elaborados en la cosmovisión jasídica es la interrelación que existe entre las almas. Todo lo que haga o deje de hacer uno de nosotros afecta a todos los demás. En la mayoría de los casos ese efecto es inconsciente e imperceptible. Tanto el que afecta como el que está afectado no están conscientes de esa dimensión de su realidad, ya que solimos sufrir de una disonancia entre nuestra percepción física y tangible y la espiritual. 

Hay individuos, quienes, porque D-os así los dotó o porque ellos así se lo merecieron, logran superar dicha disonancia. Para ellos la realidad material no oculta la realidad espiritual, sino que la expresa. Desde su perspectiva, el mundo se percibe con otra claridad; los límites del tiempo y espacio desvanecen. El que logra aplicar esa armonía en su vida diaria se denomina Tzadik, justo. El que logra activar en los demás dicha percepción y la aplicación se llama Rebe, maestro, cabeza del Pueblo Judío.


En la siguiente historia, le traemos un ejemplo (repetido en distintas maneras incontables) de dicha dinámica y faceta del Rebe, un alma conectada y sensible a las demás almas de su generación y sus necesidades. Hoy en día, muchos recurren con sus tzures al “Ohel“ (sepulcro) del Rebe, pidiendo que interceda por ellos ante el Trono Celestial. Asimismo recurren para pedir una bendición antes de iniciar nuevos prendimientos o para poder tomar decisiones correctas. Entienden que aunque físicamente no esté, la conexión entre él y las almas de su generación siguen en pie. Dicho procedimiento tiene su antecedente en la historia bíblica de los 12 espías que envió Moshé (Moisés) a espiar la Tierra Prometida. Uno de ellos, Calev, se separó del grupo y fue hasta Hebrón para rezar en el sepulcro de los patriarcas para no ser arrastrado en el complot de sus colegas (de difamar a la Tierra Prometida). Por más información, enviar una carta al Ohel: www.ohelchabad.org

Eli había oído historias sobre los que habían recibido ayuda gracias a la bendición del Rebe. Entonces se decidieron escribir al Rebe, como su última esperanza en un mar de desesperación. ¡Si el Rebe prometiera una rápida recuperación para
Menashe!

Pocos días después, sonó el teléfono en casa de Eli. Era el secretario del Rebe, quién informó que la respuesta del Rebe a su nota era, “Lo mencionaré en la tumba (de su suegro y antecesor)”. “¿Qué significa eso?”, preguntó Eli. “Significa que el Rebe orará por ustedes en la tumba de su suegro, el Anterior Rebe, donde ora por todos los que envían sus pedidos de bendición”.

“Pero yo quería que la bendición del Rebe... Yo quería que él nos dijera que Menashe se recuperará...” “Pero el Rebe les ha dado su bendición. Esta es la respuesta común para tales pedidos. Los jasidim consideran que una promesa del Rebe de orar por ellos es una garantía de que todo irá bien”. Eli colgó el teléfono algo tranquilizado. Aún así había esperado algo más definitivo, más comprometido. Pero si el secretario del Rebe dice que ya ha recibido la bendición del Rebe...

Mientras tanto, la condición de Menashe continuó en deterioro. Los tratamientos le provocaron mucho dolor y poco alivio. Pronto hubo que hospitalizarlo. Impotentes, los padres observaban cómo la vida se iba de su hijo. Eli llamó a la oficina del Rebe. “Vea, sé que ya recibimos la bendición del Rebe, pero no parece estar ayudando. Menashe ha ido de mal en peor. Los doctores dicen que cada día es un milagro... ¿Tal vez podemos pedir otra vez? ¿Tal vez el Rebe puede decir algo más definido...?” El secretario accedió a “enviar” una nota.
La respuesta llegó en menos de una hora, pero era la misma que antes: “Lo mencionaré en la tumba”. Y los doctores no tenían nada bueno para informar.


En la noche siguiente, Eli entró a su oscurecido apartamento para un par de horas de inquieto descanso. Sharon estaba en el hospital. Pronto él la sustituiría, así que necesitaba dormir un poco. Se acostó en el sofá, se sacó los zapatos y miró la desordenada sala. Revistas médicas sobre la mesa, ropas tiradas por todos lados, comidas a medio terminar. Entonces sus ojos se detuvieron en el retrato del Rebe que colgaba sobre la estufa. El Rebe estaba sonriendo.Lo invadió una oleada de ira. Menashe está muriendo en el hospital, ¡y usted sonríe! Sin pensarlo, Eli levantó uno de los zapatos que estaban en el suelo. Hubo un golpe, una lluvia de vidrios rotos, el retrato cayó al suelo.

Dos años después, en una mañana de domingo en Brooklyn, un padre y su hijo, hacían cola junto con miles de otras personas que esperaban para ver al Rebe. Mientras la larga cola pasaba lentamente ante el Rebe, éste daba a cada uno un billete de un dólar para darlo a obras de caridad en su nombre, pronunciaba unas breves palabras de bendición y se volvía hacia el siguiente en la cola. De esa manera, el Rebe dedicó unos segundos a cada uno de los miles que habían llegado de todo el mundo para verlo. El Rebe dio al padre un dólar, y luego se volvió al hijo. “Así que éste es Menashe”, dijo con una sonrisa. “¿Cómo estás?” Eli estuvo varios segundos sin poder responder. ¿Cómo es que el Rebe los conoce? Esta era la primera vez que venían a Nueva York, y excepto por las breves cartas de aquel entonces...” “Está bien, gracias a D-os”, logró decir Eli finalmente. “Una recuperación completa. Los doctores dicen que fue un milagro. Gracias a la bendición del Rebe”. 
“Gracias a D-os, gracias a D-os”, dijo el Rebe, y luego agregó, en voz baja: “Aún siento el golpe...”

 

Fuente: Kesher 12

Janet Rudman
(08 Julio 2019 , 15:30)

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