En comunidad

Un juego de Purim para nuestros días

Por Egon Friedler

Esta noche de Purim nos reclama la memoria

que volvamos a contar una vieja historia

sobre un muy comentado entrevero

que enredó a la reina Esther y el rey Asuero

 

Sucedió en el gran imperio persa cuya capital era Susa

Donde la situación política siempre era muy confusa

Allí el rey tenía muchos consejeros y muchas más esposas

Pero amaba el vino por sobre todas las cosas

 

Cuando el rey Asuero estaba algo embriagado

podía escuchar cualquier mal consejo y su inteligencia pasaba a ser similar a la de una víbora o un cangrejo

y no dudaba en ser despiadado

 

Eso lo aprovechó muy bien su consejero Ammán

que más que un malvado era un gran patán

Él pidió al rey  que a Mordejai el judío y a todos los suyos permitiera matar

Porque Mordejai, en gesto temerario, ante él no se quiso inclinar.

 

El rey, fogoso y exaltado

dio el mortal permiso que Ammán había solicitado

pero con la misma celeridad con que había aceptado el cruel pedido

se apuró en declararse arrepentido.

 

La que logró que se arrepintiera fue Esther, su esposa judía

De quien dicen que su influencia sobre el rey era mayor de noche que día

Esther, que se especializaba en ciertas artes practicadas en posición horizontal

Pidió de ella y de sus hermanos judíos alejar todo mal.

 

El rey, que, como es sabido, era hombre de armas tomar

Simplemente  cambió la decisión de quién se debía ahorcar

En lugar de matar a Mordejai por su sabiduría

decidió matar a Ammán por su estupidez.

Todo debe tener su orden

Solo se puede ahorcar a uno por vez

 

En fin, los judíos ganaron la partida

Y esa vez se las ingeniaron para conservar la vida

Un enemigo tremebundo

Se fue con ejemplar diligencia al otro mundo.

 

El recuerdo de Ammán no se ha borrado

Y más que el de otros malvados en la memoria judía ha quedado

Sin embargo, gracias al siniestro primer ministro persa hemos conocido un manjar delicioso : las orejas de Ammán

Que todos comemos con fervoroso afán.

 

Con ello, no todo es tan kasher en este viejo relato

Hay cosas que más vale tocar con cautela y recato

Y sobre todo, debemos recordar que hoy en día

Lo único que interesa de Purim es la alegría.

 

Después de todo en una larga historia llena de amargura

No tenemos muchas ocasiones de olvidar la cordura

Por ello, más vale sacar a Purim de todo incómodo contexto

Y usar la fiesta como un maravilloso pretexto

 

Dice el sagrado, pero no tanto, libro de Esther

Que  cometer locuras en Purim es casi un deber

Y es una virtud tomar tanto vino

Que para averiguar la propia identidad

Es necesario encontrar un adivino.

 

Por ello, judíos, aprovechemos como se debe la ocasión

Ya que en esta fiesta emborracharnos es una bendición.

Sin embargo, no hay que olvidar lo que algunos sabios aconsejan

Emborracharse sí, pero poco.

Porque hoy en día, tal como anda el mundo

Para disfrutar tanto el ser judío, es necesario estar un poquito loco.

 

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