En comunidad

Las emociones que despertó David

Al cumplirse 4 años del asesinato de David Fremd

(Fotos de la Marcha: Natalia Etchecopar,  El Telégrafo)

David Fremd, de cuyo asesinato se cumplen este domingo 8 de marzo ya 4 años, despertó emociones en vida, por su forma de relacionarse con la gente, tocando corazones con su bonhomía  y actitud noble con sus semejantes. Y ello se siguió transmitiendo después, agigantado por el estremecimiento por su muerte.

Quisiéramos hacer referencia a ello recordando fragmentos de la entrevista que realizamos muy poco después del asesinato, a Rossana  Migliónico Molina, docente de Paysandú, profesora de Literatura, quien abrió en Facebook en su momento la página “Yo soy David” y fue luego una de las organizadoras de la Marcha en Silencio por la Paz y la Convivencia, en la que la sociedad civil sanducera expresó su repudio al asesinato.

Rossana Miglionico Molina, de Paysandú, aquí en una foto durante un viaje a Praga
Rossana Miglionico Molina, de Paysandú, aquí en una foto durante un viaje a Praga

 

Así nos contó Rossana:

“Antes de empezar la marcha, un hombre me dice: “Le quiero contar una cosa. Yo vengo por David y me solidarizo con la comunidad judía. Pero yo vengo también por algo mucho más grande, que excede a este hecho, que es que yo rechazo que este tipo de cosas nos pasen”. Hasta se dan esos testimonios directos también de por qué la gente fue. Pero sin duda también había allí mucha gente que no lo conocía, aunque me parece que la mayoría sí”.

Rossana contó de los numerosos mensajes que recibió, proveniente de gente en pueblitos del interior, fuera de la ciudad misma de Paysandú: “Hubo un mensaje que vino de Orgoroso, que es un pueblo pequeño que está a unos cuantos kilómetros de [la ciudad de] Paysandú, para el lado este de la ciudad. De ahí, una mujer me pone:  ´Te escribo desde Orgoroso, este pueblito tan humilde. No piensen que solo ustedes están dolidos, nosotros también estamos llorando a David, porque acá lo queríamos mucho, porque era un hombre que nunca nos dejó de a pie con lo que precisáramos, y siempre sin pedirnos ni referencias comerciales ni recibos de nada´. Es así todo el tiempo”.

La descripción de aquella Marcha imponente por las calles de Paysandú, estremece también hoy, por el hecho en sí y por saber que eso fue inspirado por la ira y el dolor a raíz del asesinato de David.

“Fue una cosa totalmente removedora por todas las características que tuvo. Yo llegué a las 19.00, media hora antes, y ya había gente en todas las esquinas, en el cantero central… Empecé a repartir los afiches, que los fui bajando de a poco porque teníamos unos 1500 impresos pero no alcanzaron. Había ya mucha gente esperando la marcha, gente que se sumó, que esperaba en la plaza y otros puntos. Tenías que ver cómo  se sumaba la gente a colaborar con lo que fuera, pero además niños, jovencitos, personas mayores y, entre ellos, un caso muy especial. Se me acercó un hombre y primero me dijo que quiere  ayudarme a repartir y yo le daba fajos de volantes… Al rato venía y me decía: ´Dame más que voy a repartir en tal zona porque llegó mucha gente´, y yo le daba, como le daba a otros. Luego de varias vueltas me dijo: ´Mirá que yo quiero sumarme en lo que sea que pueda ser útil, yo quiero colaborar en lo que se vaya a hacer de hoy para adelante…´”, relató Rossana.

"Y después me cuenta que está sin trabajo. Y ahí me dice:  Se me suicidó mi hijo . Le entendí que hacía 15 días. Te podés imaginar  que yo ahí ya estaba helada.  Y  David me estaba ayudando mucho , agregó.. Ahí es donde vos también tomás dimensión de quiénes éramos cada uno de los que estábamos en la marcha...Que hubiese gente que en medio de ese dolor -no me lo puedo imaginar, el dolor de  haber perdido un hijo-, estuviera ahí, de arranque, ofreciendo la mejor energía, moviéndose, y que todavía con ese broche de oro de que dijera que a él también David lo estaba ayudando… Bueno, creo que esas son cosas que hablan por sí solas de qué era la marcha, que fue hecha por toda la gente que participó.

P: Entiendo que la marcha, una vez ya decidida y convocada, fue como que se movió por su propia dinámica, casi literalmente te lo diría..¿no?

R: Tal cual. No había nadie que dijera, por ejemplo, en algún momento, qué hacer. Nadie dijo: "Bueno, ahora vamos a prender las velas” o “vamos a encolumnarnos en la calle…”.

Fue un momento en el que la gente se encolumnó en la calle y se empezó a pasar la luz con las velas, que fue otra cosa muy conmovedora, compartir… no era que cada uno prendía sino ir compartiendo con el de al lado la luz. Yo andaba por la mitad de la gente, repartiendo afiches, y vi que se habían juntado, y en un momento dado arrancaron a marchar.

P: Se dio así, como una fuerza de adentro que movía todo.

R: Yo no te puedo decir con palabras lo que era el silencio, pero en un silencio que te erizaba, cantidad de gente con los ojos llorosos, a un ritmo sostenido pero lento, que también lo puso la gente… Llegamos a la plaza Constitución, que estaba en la convocatoria lo de ir a la plaza, tener un último momento, saludarnos y desconcentrarnos. Sin embargo, la gente decidió quedarse por 18 de Julio, todo a lo largo. Incluso los que llegaron primero se abrieron y dejaron la calle libre por si los que estaban llegando querían llegar hasta la esquina, porque ya en la esquina final de 18 y Zorrilla es donde está la sede del Poder Judicial, entonces se ve que les habrá parecido que eso era apropiado.  La gran mayoría quedó mirando para el lado de los juzgados, algunos de frente, llegó un momento en el que ya nadie más pasaba por el medio y nos habíamos quedado en silencio, con las velas y nada más. En un momento dado los que estaban más sobre calle Montecaseros arrancan a cantar el himno, entonces toda la gente se juntó, nos pusimos como en ronda y nos pusimos a cantar el himno.

P: Se me eriza la piel de oir tu relato, aunque ya vi las filmaciones...

R: Había una señora, yo sinceramente no sé quién es porque estaba en la otra punta, que tenía una voz espectacular y que, de alguna manera, al cantarlo más fuerte permitía irse sumando. Viste que el himno nuestro es precioso pero es bastante difícil para que arranque una multitud y se enganche a cantar todos al unísono… entonces como que empezó todo el mundo cantando, pero más bajito, y enseguida se fue acoplando a esa voz que guiaba, también espontáneamente. Hubo momentos en los que sonaba más… se me quiebra la voz, como por ejemplo cuando hace el reclamo de libertad o cuando dice “Tiranos, temblad”. Cuando terminó el himno también, espontáneamente, todos a la vez, levantaron los afiches y sonó un aplauso que solamente escuchándolo se lo puede captar...ese  aplauso, sostenido, fortísimo y prolongado. Una vez que eso terminó, cuando bajamos los afiches, una maestra muy conocida acá en Paysandú, Olga Flores, gritó un “Viva la libertad y la convivencia en paz”, y dimos vivas. Y ahí terminó. Así fue.

P: Hermosísima tu descripción, si cabe el término en medio de tanto dolor....

R: A mí me parece que hay cosas admirables en la cultura judía, ese apoyarse, ese saber encontrar la fuerza..Y es una gran cosa que los hijos de David y Susy hayan podido estar, esto no tiene precio. Ahora el trabajo nuestro es, a partir de anoche, la construcción. Todavía, por supuesto, lo vamos a seguir llorando, pero bueno, eso es natural.

Y bueno, volviendo a la marcha, si hubiéramos sido todos judíos por supuesto que habría tenido mucho valor, pero…

P: Acá el valor agregado es la sociedad sanducera toda que salió a la calle, ese es el tema central. No salieron solamente los judíos. Salió Paysandú a llorar y repudiar.

R: Es cierto Ana. Así lo sentimos. Así fue.

Ana Jerozolimski
(08 Marzo 2020 , 13:42)

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