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MiSinai

Compartimos con nuestros lectores Mi Sinai No. 51. Espero que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 51
Nasó
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 5/06  17.22
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

¡NO PODRIA HABERLO HECHO MEJOR!

Por Yanki Tauber

 

Había una vez unos padres que no sabían qué hacer con su hijo. Realmente deseaban enseñarle la diferencia entre el bien y el mal, y equiparlo con las herramientas para la vida. Le dijeron que comiera sus verduras, que haga su tarea, que mirara a ambos lados antes de cruzar las calles, que sea generoso pero firme en sus negociaciones con los demás, y que se preocupara de las cosas importantes de la vida. Le dijeron una vez, le dijeron dos veces, le dijeron una tercera. Luego, le dejaron de decir. ¿Por qué?

En la puerta de al lado vivían otros padres. Ellos, también, en un cierto punto, dejaron de decirle a su hijo qué hacer. Pero no pararon porque se hayan cansado de la tarea. Al contrario: cada vez que su hijo se enfrentaba a una nueva elección o dilema, les consumía cada gota de autocontrol que tenían, refrenarse de ofrecerle su consejo y guía. Pero entendieron que si su hijo tenía que desarrollarse como un ser humano independiente, responsable y moral, ellos tenían que contenerse. Podían instruirlo hasta un cierto punto, pero más allá de éste, debían darle espacio para crecer.

El primer niño resultó alguien que dejaba mucho que desear. En el momento en que sus padres dejaron de imponerle su código de conducta, básicamente tiró por la borda todo lo que le habían enseñado. Se volvió egoísta y débil en sus relaciones con los demás, rara vez se detenía en las señales de alto, y no le preocupaba nada en la vida, sea importante o insignificante.

El segundo chico se volvió un mench. Disfrutaba de su independencia, pero también extrañaba la guía de sus padres. Muchas veces, al enfrentar una decisión, se imaginaba lo que ellos habrían dicho en esa situación. Cometía errores, pero era generalmente consciente que se estaba equivocando y finalmente intentaba corregirlos. Estaba agradecido de sus fuerzas y consciente de sus imperfecciones; se volvió un hombre gallardo, con una combinación de orgullo y humildad que lo hicieron querido a todos quienes lo conocían.

¿Cuál fue la diferencia entre los dos padres? Los dos recibieron la misma clase de consejo, con el mismo grado de sinceridad. Los dos dejaron su instrucción al mismo tiempo, para arreglárselas solos. Pero los primeros padres pararon porque no tuvieron más cosas para decirle ni la fuerza para hacerlo. Los segundos, porque lo decidieron.

Durante los inicios de su paternidad, ambos padres eran iguales para sus hijos. Pero a medida que los años pasaban, hubieron cambios, no en lo que le decían, sino en la fuerza y vitalidad detrás de sus palabras. El primer niño oyó agotamiento en las voces de sus padres. El segundo, contención. Una contención que creó un vacío en su corazón, pero también el anhelo por llenar ese vacío de modo que sus padres dirían: "Nosotros no podríamos haberlo hecho mejor".

El versículo final de Nasó (Números 7:89) describe la manera en que la voz de D-os emanó del "Santo de Santos" (el recinto más sagrado del Santuario) para ordenar a Moshé, y a través de él a los Hijos de Israel y toda la humanidad:

"Y cuando Moshé entraba en la Tienda del Encuentro escuchaba la Voz que se comunicaba con él por sobre la Cubierta del Arca del Testimonio (y dicha Voz emergía) de entre los dos Querubines, Así (Hashem) le hablaba a él."

El Midrash analiza este versículo y propone algunas conclusiones interesantes. Del hecho que enfatiza que "él oía la voz que le hablaba" y de nuevo "y le hablaba", derivamos que sólo Moshé oía la voz de D-os. En otros términos, la voz no llegaba más allá de la puerta de la "Tienda del Encuentro", aunque éste era un recinto relativamente pequeño (aproximadamente 10x15m). "¿ Significa esto que la voz era baja? pregunta el Midrash. No, no era eso, contesta. El versículo también da énfasis en que era "la voz", la voz de la cual se dice (Salmos 29:4-9) "La voz del Eterno resuena con fuerza; la voz del Eterno resuena majestuosa. La voz del Eterno quebrantó los cedros del Líbano... La voz del Eterno hace estallar llamas de fuego; la voz del Eterno hace temblar el desierto..." El versículo da énfasis a que era "la voz", la voz que, cuando se dio la Torá en el Monte Sinaí, "resonó" de un extremo al otro del mundo".

Esto significa, concluye el Midrash que dentro de la "Tienda del Encuentro", la Voz Divina era tan poderosa e infinita como la que resonaba en Sinaí; pero en el momento en que la voz llegaba hasta el marco de la puerta de la tienda, "abruptamente cesaba" (Midrash Rabá, Bamidbar 14:21; Sifri; cita de Rashi del versículo).

Un fenómeno fascinante, pero ¿qué significa?

Significa, dice el Rebe de Lubavitch, que D-os le concedió al hombre libre albedrío. Como escribe Maimónides, sin libre albedrío, la noción de una relación entre el hombre y D-os que da significación a la vida, no tiene mucho sentido. Es por ello que la Voz Divina se detenía a la entrada de la "Tienda del Encuentro", para crear ese vacío en nuestros corazones, ese espacio en nuestras vidas en que D-os no interviene pero Nos mira desde afuera.

D-os nos enseña acerca de cómo vivir nuestras vidas; Su Voz Infinita recorre cierta distancia y luego se detiene. No se interrumpe porque se debilita gradualmente hasta que alcanza el punto que ya no se escucha. Si fuera así como D-os nos habla, Sus palabras no tendrían efecto en nuestras vidas. Más bien, Él nos habla con poder infinito y autoridad. Y aún así permite que Su voz llegue hasta un cierto punto y no más, para que escuchemos ese poder e infinitud, y también el refrenamiento.

Esta contención crea una gran soledad en nuestras vidas, y también un anhelo de llenar esa soledad de modo que haga decir a D-os: "No podría haberlo hecho mejor".

MISMO ACTO, DIFERENTES INTENCIONES

"La ofrenda [del primer príncipe] consistió de una fuente de plata que pesaba 130 shékels ..." (Bamidbar 7:13)

La Torá podría simplemente haber dado los detalles de la ofrenda de un príncipe y luego decir que la misma ofrenda fue llevada por los 12 líderes. La razón por la que no lo hace es porque cada príncipe inició el Altar a una forma distinta de elevar el mundo físico e hizo descender un tipo de energía espiritual distinta al mundo, que se correspondía con la naturaleza espiritual de su tribu.

Similarmente, todos recitamos las mismas palabras en nuestras plegarias y hacemos más o menos los mismos mandamientos. Pero al mismo tiempo somos individuos. No sólo tenemos permitido expresar nuestros propios sentimientos e intenciones personales en nuestros rezos y en nuestro cumplimiento de los mandamientos - se nos requiere que lo hagamos.

Es más, tal como la Torá repite las mismas palabras pero cada vez el significado es distinto, así tenemos que tener la intención de darle un nuevo significado a las acciones y palabras que repetimos diariamente. Las plegarias y acciones de cada día deberían reflejar los logros espirituales únicos que hemos logrado desde la última vez que las dijimos o las hicimos.

Hitvaaduiot 5743, vol. 1, pág. 528.

Números (Bamidbar) 4:21 – 7:89

En la segunda sección del libro de Números, la narrativa comienza cuando D-os le instruye a Moisés que complete el censo (Nasó en Hebreo) de los clanes levitas. Luego la Torá registra ciertas leyes relativas al proceso de purificación que los judíos deben pasar antes de partir del Monte Sinaí hacia la Tierra de Israel. Finalmente, la Torá registra las ofrendas que los príncipes de cada tribu donaron el día que fue erigido el Tabernáculo y comenzó a funcionar. Sus ofrendas resaltan el hecho de que el viaje del pueblo judío en el desierto - como también cada viaje individual por la vida para cumplir la misión Divina de uno - debe ser una experiencia tanto individual como colectiva.

EL ESTUDIO DE TORÁ

Los judíos tienen fama de ser un pueblo brillante. De hecho, hemos sido durante cuatro mil años un pueblo de libros y de sabiduría, lo cual equivale a muchísimos libros y muchísima sabiduría acumulada. ¿Qué clase de sabiduría? Bueno… al principio, la que se refiere a las normas, lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Después, la que transmiten las historias y las leyendas. Y más tarde, aparece la verdadera y profunda sabiduría, la de saber cuál es el sentido de la vida, que comprende los secretos de la Kabalá y de los maestros jasídicos.

Todo eso te está esperando. De hecho, es tu legado personal. Es lo que llamamos la Torá. La Torá comparte la misma etimología que la palabra hebrea orá, que significa “luz”, porque sus enseñanzas arrojan luz sobre la vida y muestran qué camino debes tomar. Su estudio es una mitzvá; en realidad, la más grande mitzvá que tenemos.

Cuándo:

“Se la enseñarás a tus hijos y pronunciarás sus palabras cuando estés sentado en tu casa, cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deuteronomio).

El judío siempre estudia la Torá, 24/7/365. Nos tomamos un recreo para comer, para dormir, para rezar, para ganarnos el sustento y para recargar fuerzas. El resto del tiempo, nos conectamos con D-os para estudiar Su sabiduría.

El requisito es que uno fije una cierta cantidad de tiempo mínimo para el estudio, por lo menos, una vez de día y una vez de noche. ¿No puedes dedicarle todo el tiempo que quisieras? Entonces contribuye al mantenimiento de una ieshivá y de ese modo hazte socio de sus estudios.

Quién:

Los ricos y los pobres, los sanos y los enfermos, los viejos y los jóvenes, los muy capaces y los no tan capaces. La Torá es el legado de/para todos los judíos.

Qué:

“No es tu tarea finalizar el trabajo, pero tampoco estás libre de abstenerte de él…” (Ética).

Comienza estudiando las reglas que incumben tu vida cotidiana, el Shabat, las fiestas, etc. Y luego, continúa, hay material de estudio más que suficiente para cubrir varias vidas.

Articula las palabras que pronuncias al estudiar. Deja que la santidad impregne y depure tu cuerpo.

Cómo:

Participa de una clase en la sinagoga de tu zona. O conéctate online con un sitio web de Torá, como por ejemplo, www.jabad.com.uy.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: [email protected].

 

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