En comunidad

Roby Schindler en Coloquio sobre Nelson Mandela

Fuente: Comité Central Israelita

Roby Schindler, Secretario General del CCIU, participó en el día de ayer de un Coloquio en línea sobre la figura de Nelson Mandela, organizado por la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación (CHRXD del Ministerio de Educación y Cultura). En el link al final del artículo podrá ver el evento.

Los participantes del coloquio fueron, aparte de Schindler que además integra la CHRXD, Julio Duarte (Director de Políticas de Género del Ministerio del Interior), Anabella Vázquez (de la Institución Nacional de Derechos Humanos), Romero J. Rodríguez (Organizaciones Mundo Afro), Gonzalo Baroni (Director Nacional de Educación) y Néstor Silva (integrante de CHRXD), moderados por Andrea Romero, quien integra la CHRXD en representación de la Dirección de Educación.

Se desarrolló en el marco del Mes de la Afrodescendencia y del Día Internacional de Nelson Mandela.

La finalidad del evento fue reflexionar, a través de las reflexiones de los expositores, en la aplicabilidad del pensamiento de Mandela en nuestro país.

Texto de exposición de Roby Schindler

Me honra haber sido designado para compartir algunas reflexiones, en el marco del Mes de la Afrodescendencia, a pocos días de un nuevo aniversario del nacimiento de Nelson Mandela.

Yo soy judío, tengo 59 años y por cómo me criaron, el tema de la discriminación, no me es ajeno.

Desde hace unos cuantos años ya, no concibo la felicidad como apenas mi propio bienestar.

No me siento completo si los míos y yo, nos sentamos a la mesa y tenemos para comoer, mientras en frente haya alguien buscando comida en la basura.

Soy un convencido que la fortaleza de la democracia, depende de cómo se trata a las minorías que forman parte de la sociedad. Desde hace bastante tiempo, no espero que me faciliten las cosas. Aprendí que la vida es una cuestión de elección, y en determinado momento de mi vida elegí activar comunitariamente, comprometiéndome, e involucrándome en cada proyecto que fui abrazando.

Una de las preguntas que me hicieron como disparador, fue si “en el Uruguay podemos vernos en el otro”.

Y mi respuesta inicial es que no, no podemos vernos en el otro, porque a ese que llamamos “otro”, lo tenemos invisibilizado.

Y parecería ser que cuanto más invisible, mejor.

¿Por qué digo esto? Porque fue adentrarme un poquito nomás, en averiguar datos sobre el colectivo afro, para enterarme muchas cosas que en lo personal, me interpelan como uruguayo.

Pregunto, (aunque no para que me contesten, sino para que se lleven la pregunta en sus cabezas): ¿existe en la Udelar o en alguna universidad privada del país, una cátedra de afrodescendencia? ¿o un departamento de estudios africanos, donde los uruguayos podamos aprender cómo hace 500 y tantos años, los africanos fueron arrancados de la manera más inhumana que la mente pueda imaginar, para ser comerciados, vendidos y tratados peor que animales?

Elie Wiesel, sobreviviente del Holocausto, escribió que lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia.

Y eso es lo que nosotros los blancos hemos hecho y hacemos con el colectivo afro, y con los datos de una realidad que nos golpea en la cara. Somos indiferentes.

Pero si pudiéramos estudiar la historia, si en la escuela nos enseñaran como los africanos fueron esclavizados y maltratados, si luego en el liceo y más tarde en la universidad, se ofrecieran estudios más profundos, entonces tendríamos la chance de conocer más sobre ese 10% de la población “escondida y sumergida”. Fíjense, existe una Cátedra de Judaísmo, cuando hay 15 veces menos judíos que afrodescendientes en el Uruguay.

Existe una Cátedra del Islam, y capaz no hay ni 100 musulmanes en el país. ¡No digo que no las tenga que haber!, no, nada de eso. Al contrario, celebro que existan.

Pero permítanme decir que si hasta ahora no ha habido en nuestro país, una cátedra sobre el colectivo afro, eso es lo que Elie Wiesel llamaría un acto de indiferencia.

Yo no los quiero aburrir con números, pero quiero compartir algunos con ustedes, que tienen que ver con las necesidades básicas insatisfechas.

A través de las necesidades básicas insatisfechas, se tratan de identificar la falta de bienes y servicios que se consideran esenciales para el ejercicio de los derechos sociales. Hablamos de vivienda, agua potable, servicio sanitario, electricidad, artefactos básicos de confort y educación.

Más de la mitad de la población afro tiene por lo menos una necesidad básica insatisfecha, en algunos casos 2 y en otros hasta 3, mientras que en la población no afro, el porcentaje de gente con alguna necesidad básica insatisfecha, es del orden del 32 %. Bastante menos.

Según el Instituto Nacional de Estadística, aproximadamente el 10% de la población de nuestro país, dice tener ascendencia "afro o negra”. Estamos hablando de cerca de 350.000 personas, que tienen una alta concentración demográfica en el norte del país, donde por ejemplo en los departamentos de Artigas y Rivera, la población afro llega a ser un poco más del 17% de la población total del departamento. También hay en menor número en Salto, Cerro Largo y Tacuarembó.

Del Río Negro para el sur, el número baja sensiblemente, ubicándose principalmente en la periferia de Montevideo, lindante con los departamentos de Canelones y San José.

Esta segregación territorial denuncia una clara discriminación estructural.

Con respecto a la vivienda, básicamente la población afro tiene la mitad de acceso a la vivienda, en comparación con la población no afro.

Con respecto a lo laboral, y continuando con los datos del 21, el desempleo entre los afrodescendientes fue del 11%, mientras que el porcentaje global del país era de menos del 8%.

Del total de trabajadores afrodescendientes, el 17% tenía ingresos que los ubicaban por debajo de la línea de pobreza, cuando el promedio del país era de exactamente la mitad. El informe concluye que la brecha salarial que existe entre los trabajadores afro y los que no son afro, se debe también a la enorme discriminación que existe en nuestra sociedad.

No quiero ni saber lo que dan estos números si los actualizamos luego de casi 10 años, porque estos datos son del 2011, y si encima le calculamos el deterioro que está produciendo la pandemia.

La educación es una herramienta fundamental para progresar social y económicamente, sin embargo, los números son cada vez peores. Entre 2005 y 2015, un joven afrodescendiente tenía 24% menos chances de terminar la secundaria que un joven no afro. En la década anterior, el porcentaje era del 19%, o sea, venimos peor.

Sin embargo, cuando nos detenemos a estudiar todo lo que ha promovido la sociedad civil y todo lo que el gobierno central hizo en estos últimos 15 año, no podemos decir que el Estado estuvo omiso.

La sociedad civil sugirió y promovió iniciativas que el Parlamento recogió y consagró en diversas leyes que buscaron revertir la situación de desigualdad con respecto a determinados colectivos.

Así, la Ley 18.651 del 19/02/2010 de protección integral de las personas con discapacidad. La Ley 19.122 DEL 21/08/2013, con normas para favorecer la participación de los afrodescendientes en las áreas educativa y laboral.

La Ley 19.133 también del 2013, de empleo juvenil, que otorga beneficios tributarios para empresas que contraten jóvenes, estableciendo un cupo del 8% de contrataciones para jóvenes afrodescendientes.

Paralelamente, en el año 2010, se crea la Unidad Étnico Racial en el Ministerio de Relaciones Exteriores, con el objetivo de establecer relaciones de cooperación con diferentes países de África.

En el año 2013, se instala el Consejo Consultivo de la sociedad civil, con la integración de 5 instituciones afro.

En el año 2015 se crea la Unidad Étnico Racial en el Ministerio del Interior y la Asesoría Afrodescendiente en la OPP de Presidencia.

En el año 2016, la Institución Nacional de Derechos Humanos crea un equipo preferencial temático para trabajar contra la discriminación étnico racial.

En el 2017 se crea el Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre Equidad Racial, por resolución presidencial, coordinado por el MIDES.

En el año 2018 se crea el Departamento de Afrodescendencia en el MIDES y en el año 2019 se crea el Consejo Nacional de Equidad Racial y Afrodescendencia para asesorar sobre políticas públicas en la materia.

Impresionante! Pero yo pregunto: la creación de todas estas comisiones, departamentos, grupos de trabajo, unidades asesoras, etc, garantizan que se erradique la discriminación?

Lamentablemente, a juzgar por los resultados, el colectivo afro está cada vez más lejos, más rezagado y yo agregaría, más discriminado.

Estudiar todo esto y darme de frente contra esta realidad, a mí, en lo personal, me interpela. ¿Cómo puedo conciliar, enterarme de todo lo que se ha hecho desde la sociedad civil y el gobierno en los últimos 15 años, y al mismo tiempo, constatar que cada vez estamos más lejos?

Entonces vuelo a responder la pregunta del comienzo: en Uruguay, ¿podemos vernos en el otro? Y yo ahora respondo: sí, podemos.

Pero no lo hacemos.

Es decir, en nuestro fuero íntimo, no nos creemos racistas ni discriminadores, pero lo cierto es que lo somos.

Lo hacemos de una manera tan sutil, que nos creemos que no somos racistas, pero cuando más lo negamos, más lo somos.

Siempre escuché decir que el primer paso para solucionar un problema, es admitir que lo tenemos.

Mientras no admitamos que somos racistas, no estaremos haciendo nada para dejar de serlo.

Ya vemos que no alcanza con escribir leyes, reglamentarlas y promulgarlas.

Como yo no tengo la verdad revelada ni pretendo tenerla, me tomé el tiempo para releer la vida y obra de Nelson Mandela, que es por quien hoy estamos acá. Y me tomé el atrevimiento de elegir algunas de sus frases, porque sin dudas, estas frases marcan el camino a seguir.

“Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, si no cambiarse a uno mismo”

“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar. Y si pueden aprender a odiar, se les puede enseñar a amar. El amor llega más naturalmente al corazón humano”

“La pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia. La educación es el arma más potente para cambiar al mundo”

“Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas más montañas para escalar”

Esta última frase, nos debe servir de recuerdo que esta tarea será largo, muy larga… No podemos pretender que el racismo estructural, que lleva más de 500 años de abusos, de atropellos y destratos, lo erradiquemos de un día para el otro.

Luchar contra el racismo y la discriminación, más que una luchan es una manera de vivir. Así deberíamos encararla.

Quiero cerrar mi participación respondiendo la segunda pregunta que me hicieron como disparador para esta charla: ¿Podemos pensarnos como iguales y construir juntos?

Podemos

Pero para eso, más que leer a Mandela, tenemos que estudiarlo. Aprenderlo y contagiarnos de su legado.

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