En comunidad

Uruguay - Israel: Cambiar la estrategia (Segunda de tres partes)

Por Eduardo Zalovich

 “El CUPP tuvo un papel clave en el apoyo de la opinión pública uruguaya al nacimiento de Israel”

                    Rosa Perla Raicher (“Uruguay, la comunidad israelita y el pueblo judío”) 

 

“ACOM es una organización española, aconfesional e independiente, que defiende la relación entre España e Israel… poseemos una estructura operativa reducida cuyos miembros son profesionales de distintos sectores culturales y educativos… nos inspira la defensa de los DDHH, la democracia, las libertades civiles y el estado de derecho” 

                                                                                    https://a-com.es/somos-acom/ 

 

   Afirmamos en nuestra nota anterior (23/7), que la lucha contra los prejuicios es mucho más efectiva cuando la encabeza gente respetada ajena al grupo en cuestión. Lo mismo ocurre con la defensa de una causa, sea el respeto a los DDHH en Venezuela, la libertad del Tíbet, el fin de la teocracia iraní… y tantas otras. Es fundamental que logren apoyo de diferentes países, razas y religiones. Mientras más plural sea el apoyo, mejor. Y mientras más restringido, menos fuerza tendrá. Lo mismo se aplica, muy en especial, a la defensa de la causa de Israel, y la explicación sobre su ideología fundacional, el sionismo. 

  En Uruguay se aplicó con eficacia este método, logrando un gran apoyo popular, a través de una institución fundada en 1944 por políticos, intelectuales y demócratas de diferentes sectores. La acción del CUPP (“Comité Uruguayo Pro-Palestina”), integrado por 20 personalidades -Augusto Turenne, Sabat Ercasty, Fernández Artucio y Paysée Reyes entre otros- hizo llegar su mensaje a todo el país. Se pensó en aquellos momentos, con acierto, que un grupo amplio de personalidades -mayoritariamente no-judías- tendría una receptividad pública mayor que la comunidad en solitario. 

  Esta estrategia, además de la simpatía oficial por la causa hebrea  -con el brutal trasfondo del Holocausto- era ejercida con motivación y eficacia. En un informe de 1945 el CUPP escribió: “…en casi todos los círculos hemos hallado una disposición favorable al movimiento nacional judío y estamos trabajando tesoneramente para reforzarla y obtener resultados efectivos”. En 1947, la comisión de Naciones Unidas (UNSCOP), creada para estudiar la situación en Palestina y de los refugiados judíos europeos, recomendó la 

 

Placa en honor de Rodríguez Fabregat, inaugurada por el presidente Julio Ma. Sanguinetti

 

partición de la zona -de 28.000 km2- en dos estados, uno árabe y otro judío. El apoyo de los integrantes uruguayos Rodríguez Fabregat y Secco Ellauri fue clave. Tras la votación de la Asamblea General, en 1948 nació Israel, mientras los árabes rechazaron la resolución, atacaron y fueron derrotados para sorpresa de los expertos militares.

 Desde 1948 Uruguay ha mantenido, en general, una posición de amistad y cooperación con Israel. Presidentes como Julio Ma. Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle Herrera, son reconocidos en Jerusalén como grandes amigos del pueblo judío. El nuevo Presidente, Luis Lacalle Pou, ha demostrado también gran cercanía con la comunidad y comprensión por la causa israelí.

 

 Memorial del Holocausto, erigido durante la presidencia de Luis A. Lacalle Herrera 

 

  Estos hechos positivos, sin embargo, no pueden hacernos olvidar hechos ocurridos en los años anteriores; situaciones graves. Durante la guerra contra el grupo terrorista Hamás, que oprime Gaza, en 2014, las desgraciadas declaraciones del ex mandatario José Mujica acusando a Israel de “genocidio”, dieron pie a que todos los antisemitas tapados -de extrema izquierda o derecha-, sintieran que era su hora para asomarse de las cloacas donde suelen esconderse. Fue el peor momento en la historia de las relaciones bilaterales. La recién llegada embajadora Nina Ben Ami declaró que “esas no son las declaraciones de un amigo… es un hecho muy grave para Israel”. También durante su período, e incluso en el siguiente, la activista uruguaya del BDS María Delgado -mencionada en la nota anterior- obtuvo cierto apoyo oficial en hechos que más vale hoy no profundizar.

  Cerrando esta segunda nota, destacamos la exitosa experiencia del CUPP, como ejemplo de que la mejor defensa de la causa sionista no debe quedar en manos únicamente de los judíos. Una institución similar, integrada por amigos gentiles de Israel -que los hay y muchos- es hoy, como ayer, el modo más efectivo de esclarecer. Como lo hace ACOM en España. Recordemos además que la embajada israelí es la responsable de aclarar sobre la política del estado judío. Las instituciones comunitarias no deben ser quienes salgan primero y se coloquen en la línea de fuego.

 

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