Entrevistas

El desafío de curar niños, a través de la experiencia del médico uruguayo Dr. Miguel Saps

Días atrás  publicamos la noticia de la nominación del Dr. Miguel Saps como candidato a Presidente de la Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición infantil, cuya importancia va mucho más allá de una mera formalidad. Nos place publicar hoy una entrevista en la que nos adentramos en el mundo en el que se mueve, entendiendo qué abarca la gastroenterología infantil, cuáles son sus desafíos, por qué eligió esta carrera y cómo ve el ejercicio de la medicina en Estados Unidos.

Nuestro entrevistado es Profesor de Pediatría y Jefe de la División de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición de la Universidad de Miami.

 

P: Miguel, no puedo evitar comenzar  esta entrevista en tono personal, a pesar de que el tema es muy serio a nivel profesional. Nos conocemos desde chicos, los vínculos que nos unen pasan por la amistad de nuestros padres y por una relación de hecho casi familiar. Así que ante todo, me alegra poder al fin reportearte, muy especialmente teniendo bien claro el orgullo con que tus padres y tu familia en general han seguido tu carrera. Y aunque hace mucho hablamos de esta entrevista, por tus logros en Estados Unidos como gastroenterólogo infantil, el detonante ha sido tu nominación como uno de los dos candidatos a Presidente de la Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición infantil. ¿Cómo te sentís con esto?

R: Ante todo gracias por el saludo y es un gusto reencontrarnos. Por supuesto me siento muy honrado. El proceso de nominación tiene varias etapas. Miembros de la Sociedad proponen candidatos al Consejo Ejecutivo, el cual discute los méritos de cada uno y luego elige 2 candidatos que finalmente van a las elecciones. Cuando me llamaron con la nominación fue una gran sorpresa ya que uno nunca espera ese honor, máximo siendo extranjero y llegando de un país chico. Esto constituye no sólo un honor sino también un desafío por ser el primer Latino que fue nominado como candidato. 

P: Eso ya es un hito, sin duda.

R: Creo que sí. Obviamente, que me hayan nominado para presidir la Sociedad que representa todos los gastroenterólogos infantiles de EEUU, México y Canadá es algo que de por si me hace feliz y me emociona, independientemente del resultado de la elección. 

P: Si llegas a ser electo Presidente ¿eso tiene alguna incidencia en tu desempeño profesional –además de quitarte tiempo-o es una formalidad?

R: Ser Presidente de una sociedad de casi 50 años de vida y miles de socios da mucho trabajo. El período de trabajo abarca 6 años dividido en 3 sub-períodos con diferentes responsabilidades en cada uno de ellos. Son 2 años como Presidente Electo en los que entre otras cosas uno tiene que organizar la reunión anual a la que concurren más de 2000 profesionales de diferentes partes del mundo. Esto no es algo menor ya que la organización de la reunión anual que dura 5 días y cuenta con una gran cantidad de ponentes simultáneos requiere mucho trabajo. Decidir temario, elegir ponientes de primer nivel y asegurar la logística de una reunión con cientos de expositores no es menor. Luego viene la parte de Presidente donde se definen metas, políticas a mediano y largo plazo, financiación de la investigación, publicación de protocolos, relación con la industria farmacéutica, organizaciones científicas gubernamentales, otras sociedades científicas nacionales e internacionales, prensa, y relación con congresistas para avanzar temas científicos etc, etc. Quiere decir que voy a estar sumamente ocupado ya que además de mi rol en NASPGHAN-ese es el nombre, la sigla con que se llama a la sociedad, del inglés por cierto- tengo que continuar con otras responsabilidades como la de dirigir el servicio de gastroenterología de nuestro hospital, reclutar médicos, supervisar operaciones y otros roles de dirección y asesoramiento científico a nivel nacional e internacional que he asumido antes de conocer la nominación. 

 

¿Por qué gastroenterología infantil?

P:  Suena sin duda desafiante. Pero ya es conocido el dicho aquel que asegura que cuando hay que hacer algo serio, mejor encomendárselo a gente ocupada. Yendo a tu carrera misma, más allá de la nominación…¿Por qué elegiste esta especialidad? 

R: Cuando estudiaba medicina, una cosa tenía clara y era que nunca iba a dedicarme a pediatría. Pero en la última rotación de la carrera me tocó hacer pediatría y a la semana me convencí que eso es lo que quería hacer. Me fascinó la relación con los niños y su espontaneidad. Fue la mejor decisión y nunca me arrepiento de ello. Luego fue la decisión de la subespecialidad y la sub-sub especialidad ya que dentro de la gastroenterología pediátrica en los centros especializados algunos profundizamos e investigamos en ciertas áreas que en mi caso es la neurogastroenterología y la motilidad gastrointestinal. 

P: Eso ya es lo más específico…

R: Claro. Yo comparto mi tiempo entre el cuidado clínico y la investigación de la conexión entre el cerebro y el aparato digestivo y la actividad motora y sensorial de este. Las patologías a las que me dedico son las más comúnmente vistas en clínica pero a pesar de eso, de las menos entendidas, con lo que su investigación es un desafío que me apasiona. 

P: ¿Cuál es en tu opinión el desafío especial de atender niños? Llegar con un niño a un médico, nunca es alentador. Seguramente hay mucha angustia de fondo. Me pregunto cómo se vive eso del lado del médico.

R: El pediatra tiene que tener empatía y tratar de entender a la familia y al niño. Esto no siempre es fácil, ya que uno conoce a la familia en una situación estresante y muchas veces nueva. La familia pasa de disfrutar a un niño sano a tener que preocuparse por su salud y a veces tener que aceptar que las cosas ya no van a ser iguales. El niño también pasa a un nuevo rol que es desconocido para él, el de “niño enfermo”. Si es una enfermedad crónica, el niño va a ser percibido distinto por sus amigos y maestros. Todo eso requiere acomodación. Nuestra misión como profesionales es curar al niño y si no es posible, al menos  mejorarlo. Debemos intentar llevarlo lo más cerca posible a su estado previo a la enfermedad y hacerlo en la forma que sea menos traumática para el niño y su núcleo familiar.  Pero si bien esto requiere mucho a nivel intelectual y psicológico, no hay mayor satisfacción que ser testigo que cuando el niño se cura no recuerde por qué consultó o qué sentía. 

P: ¿Cuáles son los problemas más comunes en niños que requieren tu atención?

R: La gastroenterología infantil es muy amplia y abarca desde el nacimiento a los 21 años. Incluye todas las enfermedades y la nutrición desde enfermedades de pronta curación a enfermedades tan serias que pueden llevar al trasplante de órganos. Nuestro grupo es el mayor grupo académico del estado de Florida que tiene 20 millones de habitantes, con lo que estamos muy ocupados con pacientes que nos consultan del estado, otros estados o del extranjero. Nosotros vemos niños en consulta, internados y hacemos procedimientos endoscópicos de urgencia o emergencia como por ejemplo la extracción de cuerpos extraños que los niños a veces ingieren, cáusticos o sangrados digestivos que hay que dominar. Pero también hacemos procedimientos de elección como en el caso de la enfermedad inflamatoria intestinal o esofágica, enfermedad celíaca, úlceras, remoción de pólipos y tanto otros. Las patologías varían con la edad así que es muy difícil resumir en pocas frases. 

P: Recordarás al gran maestro José María Firpo, con las ocurrencias de alumnos , cosas increíbles que dicen o escriben, y que él recopiló en un libro. ¿Existe algo así en tu profesión? O sea, preguntas, inquietudes, explicaciones de boca de los niños que te sorprendieron o quizás hasta divirtieron.

R: Hay muchas anécdotas que se juntan con los aňos. Una de las cosas que nos diferencia de los gastroenterólogos de adultos es que el niño muchas veces no sabe expresar lo que le pasa y que nuestra relación es no solo con el niño sino con la familia.  Una de las cosas que más me reconforta y divierte es cuando un niño curado niega que alguna vez hubiera dicho que algo le dolía o cuando un niño te sorprende cuando pasas visita en el hospital con una tarjeta o un dibujo que hizo para vos. 

 

Una opción de vida

P:¿Cómo fue tu camino hacia la medicina? ¿Hubo un momento en que tuviste claro que esa sería tu vida?

R: Quise ser médico desde los 6 años. Recuerdo que en una de esas redacciones que nos hacían hacer en la escuela, yo puse que quería ser médico y desde ahí me decidí. Si bien uno en la adolescencia se plantea qué estudiar, en mi caso siempre volvía a la idea de estudiar medicina. Cuando pienso de dónde vino la elección, me parece que fue por la figura de Mauricio Gajer que fue mi pediatra y a quien admiraba. 

P: Muy querido y respetado el Dr. Gajer, de bendita memoria.

R: Así es. El Dr Gajer fue una institución en la pediatría del Uruguay. También contribuyó haber tenido un familiar médico, pero es difícil saber cuánto contribuyo cada experiencia.  La cosa es que hoy no me arrepiento y creo que hice la mejor elección, aunque a veces pienso que también me hubiera gustado estudiar historia o periodismo, pero en esto último ya estás vos y sería difícil competir. 

P: Seguro que cada uno tiene lo que aportar.

R: Eso sí, puede ser.

 

Médico en Estados Unidos

P: Vos  estás hace mucho en Estados Unidos, has hecho allí tu carrera. Y me pregunto cómo es ejercer allí. Por un lado, un país con ciencia y tecnología avanzadísimas, con recursos y mucha apuesta al desarrollo. Por otro lado, un país muy poco compasivo, por decirlo en forma un poco simplista. Suele decirse que si no te podés pagar un buen seguro médico, podés también morirte a la entrada de un hospital. ¿Es realmente así o estoy repitiendo una imagen distorsionada que no corresponde con la realidad?

R: Es un sistema de salud injusto para mi entender. Un país tan rico debería cubrir la salud de toda la población. La salud no se encara como un derecho universal al que todos deberían acceder sin importar los recursos. Los seguros de salud son caros y no todos tienen acceso. La gente de menores recursos recibe cobertura, pero los empleos no siempre proporcionan seguro de salud lo que hace que mucha gente con ingresos limitados no pueda acceder a tener ningún tipo de seguro o un seguro que cubra las necesidades. Por eso una de las causas más comunes de bancarrota personal son los gastos médicos. No se te niega asistencia en la emergencia, pero si necesitas cuidados de policlínica, controles, estudios o medicamentos eso depende del seguro o si lo podés pagar a tu costo. Creo que esto debería cambiar y espero que futuras administraciones corrijan esta política. 

P: Ojalá, porque realmente suena terrible. Miguel, fue muy interesante aprender todo esto ¿Hay algo que quisieras agregar?

R: Sí. Quiero decir que estoy agradecido a Uruguay que me dio  la posibilidad de recibir estudios de nivel gratuitos y a mi familia que me apoyó constantemente durante todos esto aňos. La  nominación de la que hablamos al comienzo, no es un logro mío sino de toda la familia. Todo logro requiere tanto sacrificio personal como familiar por lo que no se puede alcanzar sin una familia que crea y apoye. 

P: Tenés toda la razón del mundo. Felicitaciones nuevamente pues, a vos y a tu familia, tus padres y por supuesto tu esposa y tus hijos. Que sigas cosechando éxitos y disfrutando de lo que hacés. Y más que nada, curando niños.

R: Muchas gracias Ana. Que así sea.

Ana Jerozolimski
(03 Agosto 2020 , 07:29)

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