Por Fabián Alvarez
Como espectador habitual de teatro uruguayo generalmente frecuento las puestas en escena del teatro independiente, siendo las del Teatro El Galpón mis preferidas. Su elenco estable, los textos que suelen elegir y las interpretaciones conmovedoras hacen que uno piense además de reírse o conmoverse con lo que está vivenciando. Las elecciones en dirección para interpretar los textos, que ya de por sí suelen ser jugados hacen que lo que uno va a ver no lo olvide. Han pasado años ya desde Tierra del Fuego, Horror en Coronel Suárez e Incendios, por nombrar algunas y aún las recuerdo vívidamente por lo hondo que calaron en mi alma. Asimismo el teatro independiente muchas veces carece de recursos y se vale, más que de una escenografía y vestuarios complejos y extremadamente cuidados, en el valor que tiene lo que se va a decir.
Sin embargo, el teatro, la danza y la música tienen el marco estatal donde los recursos son mayores y las apuestas también lo son. Y nuestra Comedia Nacional a lo largo de 2019 nos ofreció diversos espectáculos donde brillaba el texto, el vestuario, la puesta en escena y que nos hace mirar con ojos renovados y esperanzados que es lo que vamos a poder ver en esas ilustres tablas y, en muchos casos, a precios accesibles para todo público.
Mi periplo teatral este año comenzó en Carnaval al asistir al estreno de La Cumparsita, que se caracterizó por el lenguaje lunfardo que, pasados los primeros diez minutos, el espectador rioplatense podía entender, sacar por contexto y hasta reírse de los chistes que se iban hilvanando a lo largo del desarrollo del espectáculo. La caracterización de época, la música y las partes cantadas hacían de este espectáculo, una verdadera joya para acercarnos a nuestras raíces y para ver algo a lo que quizás no nos exponemos con frecuencia.
Armarios fue otra de las propuestas que vi este año y en la que se sucedían una serie de situaciones entre familias donde el absurdo hablaba para dotar de un nuevo sentido a cuestiones cotidianas, a la vida posmoderna que muchas familias llevan, a los dramas cotidianos habiendo monólogos brillantes, un vestuario seleccionado con un gusto exquisito y una composición de textos y personajes verdaderamente magistral.
Por último Absurda, Gente Absurda, en cartel hasta el fin de semana pasado nos traía textos de un dramaturgo inglés pero que, por la universalidad de su acidez, perfectamente podían ocurrir en nuestra aburguesada Montevideo, en la que, en determinados estratos sociales, un montón de conversaciones y de situaciones se podrían ir generando y una serie de desencuentros, desentendimientos y miserias humanas, plasmadas desde el humor hicieron que los espectadores nos descostilláramos de la risa a medida que las desgracias y las fortunas golpeaban a la puerta de los respectivos personajes, a los que conocíamos en tres Navidades consecutivas, que como toda festividad donde familia y amigos se reúnen pueden ser momentos de grandes tensiones y donde los trapitos sucios se ventilan, en especial si a lo largo del año las relaciones no se construyen y trabajan desde el amor y la honestidad.
Al comenzar agosto se renueva la cartelera de teatro en sus circuitos independientes y en la Comedia Nacional. Mi recomendación para el próximo fin de semana es la reposición de Los padres terribles el próximo sábado 3 y domingo 4 de agosto en la Sala Vaz Ferreira, obra escrita por Jean Cocteau y que, al cumplir 10 años de esta puesta en escena y con más de 10000 espectadores en Uruguay y la región, el elenco original decide volver a montar para deleite de los uruguayos que no tuvimos la oportunidad de verla en 2009.
Como expresó Addison “El alma cuando sueña es teatro, actores y auditorio” por lo cual permitámonos salir de nuestra cotidianeidad y disfrutar del arte, más teniendo una Comedia Nacional que cada vez apuesta más y logra demostrar que en nuestro país se pueden producir espectáculos de calidad desde lo actoral, lo escenográfico, la iluminación y el vestuario, entre otros sectores fundamentales para que un espectáculo sea la mejor versión de sí mismo.
