Israel comenzó a responder atacando posiciones del Jihad Islámico
Israel continúa preso de una dinámica increíble en su relacionamiento con los terroristas en la Franja de Gaza. La situación no parece responder a ninguna lógica normal y son los terroristas los que deciden, en la práctica, cómo y cuándo actuar. Y este domingo 23 de febrero, se ha vuelto a vivir una prueba de ello, con la población civil israelí de hecho como rehén de una constelación a la que por ahora no se ha hallado solución.
Comencemos por el final, al menos hasta el momento de escribir estas líneas: por lo menos 22 cohetes fueron lanzados desde Gaza hacia Israel,detonando las alarmas en las ciudades de Ashkelon y Sderot, además de las comunidades de Ibim, Najal Oz, Kisufrim, Sufa, Zikim, Karmia, Gevim, Nir Am, Mefalsim, Mavkiim, Nir Itzjak, Netiv Haasara, Erez, Bat Hadar, Sa´ad y Kerem Shalom. En varios puntos, sonaron más de una vez. El sistema protector Cúpula de Hierro interceptó a aproximadamente la mitad de los cohetes, aquellos que según captó el cerebro del mismo, que de no ser destruidos en vuelo, impactarían en tierra, en zona habitada.
Algunas personas se lesionaron mientras corrían a los refugios.
En Sderot una casa sufrió daños por esquirlas y en Ashkelon cayó un proyectil sobre un automóvil. No hubo muertos ni heridos por los cohetes mismos. En Ashkelon el alcalde anunció que este lunes no habrá clases y todas las escuelas estarán cerradas.
Mientras escribíamos esta nota, se iban agregando comunicados sobre nuevos disparos. Aproximadamente cuatro horas y media después de los primeros cohetes, Israel comenzó a atacar posiciones del Jihad Islámico en diferentes puntos de Gaza.
¿Cómo comenzó?
A la mañana, una célula terrorista, que se estima era del Jihad Islámico, fue detectada por soldados apostadas en la central encargada de hacer un seguimiento de lo que ocurre en la frontera, a lo largo de la cerca separatoria entre la Franja de Gaza y el territorio soberano de Israel. Estaba claro, según informaron, que los terroristas habían colocado algo cerca de la valla, que se estimaba era una carga explosiva, lo cual en efecto fue confirmado más tarde. Soldados del batallón Kfir encargado de la seguridad en esa zona , el área frente a Khan Yunes, llegaron al terreno y dispararon hacia la célula, matando a los terroristas. En el lugar estalló un enfrentamiento a la distancia cuando un bulldozer del ejército retiró el cuerpo de uno de los terroristas muertos del terreno, levantándolo con la pala, mientras los palestinos trataban de impedirlo.
Tanto el Jihad Islámico como Hamas prometieron venganza, acusando a Israel de haberse “ensañado” con el cuerpo, por habérselo llevado. Fawzi Barhum, vocero de Hamas, aseguró que “vamos a responder, como siempre lo hemos sabido hacer”.
Y por la tarde, tal cual se esperaba, comenzaron a sonar las alarmas en varios puntos del sur de Israel detonadas por el disparo de cohetes desde la Franja de Gaza hacia comunidades israelíes aledañas a la frontera y más tierra adentro, como la ciudad de Ashkelon.
El Primer Ministro Biniamin Netanyahu y el Ministro de Defensa Naftali Bennett se reunieron con el Comandante en Jefe del Ejército Teniente General Aviv Kohavi y la cúpula del Estado Mayor, para analizar la situación.
Pero la verdad es que no parece haber ninguna novedad significativa en la situación en el terreno.
De fondo…
Hace ya mucho que se habla de los intentos de lograr un arreglo de largo plazo con Hamas para garantizar la calma , a cambio de medidas que ayuden a mejorar la situación de la población civil palestina, pero en la práctica, no se avanza y Hamas intenta probar cuánto puede tirar de la cuerda para presionar a Israel. Aún si los terroristas de la mañana no eran de Hamas e inclusive si los cohetes también fueron disparados por el Jihad Islámico, está claro que Hamas no intenta imponer las limitaciones necesarias al Jihad, como fuerza que gobierna Gaza, y ningún intento de calma puede prosperar.
Del lado israelí, cabe recordar, ya se ha intentado avanzar. Hace pocos días, el 18 de febrero, Israel anunció oficialmente que había decidido agregar 2.000 permisos a comerciantes y trabajadores de Gaza que pasan a territorio israelí, con lo cual su cantidad ascendió a 7.000- Al día siguiente, un francotirador palestino del Jihad Islámico abrió fuego hacia una posición fronteriza de Tzahal y resultó herido al responder los soldados en el lugar. Un día más tarde, el 20 de febrero, el enviado especial de Qatar embajador Al-Amedi volvió a entrar a Gaza con más de 10 millones de dólares en efectivo, para distribuirlo supuestamente entre familias pobres. En Israel, la crítica a dichos “gestos”, que se cumplen desde hace ya mucho tiempo, es que es visto como dinero de “protección” a Hamas, mientras se sigue atacando a Israel.
Y este domingo 23, se agregó al complejo mosaico el nuevo intento de atentado, la reacción israelí y el incidente con el bulldozer, que cabe preguntar cuán sabio era y qué sentido tenía, si estaba claro de antemano que para los terroristas, esos cuerpos no servirían como carta importante de negociación.
De fondo, la recomendación de la cúpula de seguridad al gobierno, continúa siendo intentar lograr el arreglo con Hamas. El Primer Ministro Netanyahu dijo días atrás en una reunión con jefes de consejos regionales de la zona adyacente a Gaza, que no descarta ningún operativo tampoco antes de las elecciones, pero que es mucho más complejo tomar una decisión de ese tipo justo antes de ir a las urnas. De todos modos, reconoció que prefiere lograr un acuerdo que calme la situación, que ir a una guerra. “No descarto ningún escenario y nos preparamos para todo, pero un arreglo de calma, es mejor que ir a la guerra”, dijo a sus interlocutores.
El problema- más allá de la actitud de Hamas que tira de la cuerda y del hecho que no controla al Jihad Islámico y a menudo le resulta cómo cooperar con él explícita o implícitamente- es que los parámetros del arreglo que supuestamente se trata de conseguir, no están claros. Parecería que Hamas considera suficiente frenar –y no totalmente-el lanzamiento de globos explosivos que comenzó hace algo menos de dos meses, sin comprometerse a mucho más. A Israel, por su parte, le amenazan con responder con cohetes, cada vez que frustre atentados, los cuales, evidentemente, contradicen la noción de base de cualquier arreglo.