Oración por la Patria en la Catedral de Montevideo

El lunes 2 de marzo, primer día del nuevo gobierno en funciones, se llevó a cabo en la Catedral de Montevideo, como es sabido, una plegaria interreligiosa concebida para expresar augurios de una exitosa gestión al flamante Presidente de la República Luis Lacalle Pou y su equipo. Agradecemos a Sebastián Sansón Ferrari, que estuvo presente, por su colaboración al enviarnos esta nota. Publicaremos por separado otros artículos al respecto, incluyendo tanto palabras que nos dijo el Cardenal Daniel Sturla, como la visión de los Rabinos Max Godet y Daniel Dolinsky.

Pero primero, el artículo de nuestro joven casi colega.

Sebastián (que está por cumplir 22 años), cursa actualmente el último semestre de Comunicación en la Universidad de Montevideo. Se presenta como Francófilo y Católico. Es colaborador de Vatican News desde Uruguay.

Rezar por la patria: ese fue el objetivo de la oración interreligiosa que se celebró el pasado lunes 2 de marzo a partir de las 19 horas en la catedral de Montevideo. La iniciativa surgió del cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo, y de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).

Las primeras 14 filas estaban reservadas para los invitados de honor: el presidente de la República, Dr. Luis Lacalle Pou; el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado; el nuncio apostólico en Uruguay, monseñor Martín Krebs; autoridades del nuevo gobierno; embajadores y representantes de organizaciones sociales. El público se dispuso en los asientos restantes e incluso varios se mantuvieron de pie en las naves laterales, respetando las estrictas medidas de seguridad.

Los líderes religiosos asistentes fueron: el cardenal Sturla (Iglesia católica), monseñor Arturo Fajardo (presidente de la Conferencia Episcopal, obispo de San José – Iglesia católica), el pastor Jerónimo Granados (ministro de la Congregación Evangélica Alemana de Montevideo – luteranos alemanes), el obispo Daniel Genovesi (Iglesia anglicana), el pastor Pedro Lapadjian (Iglesia evangélica armenia) y los rabinos Daniel Dolinsky y Max Godet (de la Nueva Congregación Israelita del Uruguay y de la Kehila, respectivamente – comunidad judía).

La ceremonia duró alrededor de 50 minutos. Luego de la cordial bienvenida de Sturla, el rabino Dolinsky transmitió, en nombre de su congregación, “nuestro compromiso permanente y nuestro aporte responsable y honesto”, al comienzo de un nuevo período presidencial. Por su parte, el pastor Granados aludió a las palabras del presidente Lacalle Pou en su discurso del domingo ante la Asamblea General y reflexionó sobre el concepto del “servo arbitrio” planteado por Martín Lutero. Monseñor Fajardo comentó que “la política es la más preciosa forma de caridad” y llamó a tender puentes. Con un sentido mensaje, el obispo Genovesi introdujo el encendido de velas, un gesto de paz y fraternidad: “Simboliza la oración de cada uno de nosotros”, señaló. “No permitas que nada ni nadie apague tu vela”, dijo. El bloque de los discursos cerró con Lapadjian, quien habló sobre el padrenuestro. Expresión común de las confesiones representadas en la celebración, todos se pararon y lo rezaron, como verdaderos hermanos en la fe.

Para muchos de los presentes, el elemento más significativo, quizá por lo exótico, fue el shofar, un instrumento de la liturgia judía que tocó el rabino Godet.

La otra nota musical de la jornada fue del ensemble vocal e instrumental “De Profundis”, bajo la dirección de la maestra Cristina García Banegas.

La actividad terminó con la bendición impartida por los siete representantes religiosos, quienes levantaron sus manos y dijeron: “Que el Señor los bendiga y los guarde. Haga brillar su rostro sobre ustedes y les conceda su favor. Vuelva su mirada sobre ustedes y les conceda la paz” (Números 6, 24-26). El evento fue transmitido en vivo por Radio Oriental, la emisora oficial de la Arquidiócesis de Montevideo.

Estar “en la cocina”

En declaraciones al Semanario Hebrero Jai el pastor Granados explica que los dos antecedentes de un evento de estas características en nuestro país fueron en 1895 y en 1990. Cuenta que para la edición de 2020 se realizaron varias reuniones con el fin de organizar los detalles correspondientes: las alocuciones, el tiempo de cada una de ellas, el orden, las líneas generales sobre su contenido, entre otros. Granados  señala que, en el clima de laicidad positiva del Uruguay, le parece interesante que “las Iglesias mantengan su libertad, su autonomía, que no influyan en las decisiones estatales, más allá de las opiniones que puedan haber o de los representantes que estén en sus cargos”, expresa.

“Creo que es importante que la Iglesia, como ámbito donde participan muchos uruguayos, tenga el derecho de saludar a la patria, de hacer una oración”, añade. Sobre la terminología específica, el pastor luterano alemán precisó que la actividad no se trató de una misa o de un culto protestante, como circuló en algunas publicaciones, sino de una oración o celebración interreligiosa por la patria. En este sentido, fue un “acto valedero, adecuado, pertinente”.