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La herida aún está abierta

Por Mario Stasi, presidente de Licra.

El 13 de noviembre es una de esas fechas que no olvidamos. Todos pueden decir lo que estaban haciendo cuando se enteraron del drama que se desarrollaba en Saint-Denis, en las gradas de París y en el Bataclan. Todos recuerdan este momento de pavor frente a imágenes irreales del terror que surgió de repente en el corazón de nuestras vidas.  

Como resultado de los repetidos ataques que todavía nos golpean hoy, hemos cambiado. Hemos perdido esta forma de inocencia que, entre muchos de nuestros compatriotas, hizo posible, voluntariamente o no, pasar por alto la escala de la ofensiva contra la libertad. La comprensión fue larga, presos y celosos de que estábamos de nuestras certezas, seguros de que la paz civil se adquiría para siempre. 

Sin embargo, aún queda camino por recorrer en este momento de lucidez que debería inspirarnos a todos a afrontar la amenaza islamista. Tras la decapitación de Samuel Paty, ejecutado al final del colegio donde impartía docencia al final de una empresa colectiva de denuncia y venganza, que hoy todavía podría disputarse el término "de ensauvagement" que, hay unas semanas más, ¿avivó el fuego mediático  las controversias diarias? ¿Quién puede apoyar aún la idea de que sería el carácter agresivo del secularismo, presentado por algunos como un arma de guerra contra los musulmanes, quién tendría la culpa? Tendremos que ir a contárselo a los austríacos que, hace unos días, fueron asesinados en plena calle en un país de concordancia y no realmente laico. ¿Quién puede todavía argumentar que es nuestra libertad de expresión la que tiene la culpa y que debe ser silenciada para evitar las balas? Habrá que explicarlo a las 51 víctimas decapitadas y desmembradas ayer en un estadio de una remota provincia de Mozambique, país. ¿Quién puede sostener todavía seriamente que es la llamada “islamofobia” del Estado la que estaría justificada por los asesinos de Daesh? Habrá que ir a explicárselo a las 24 víctimas musulmanas de la Universidad de Kabul en Afganistán. ¿Quién puede todavía encontrar en serio excusas sociales, empapado en un baño descolonial indigerible, a los terroristas de Daesh? Entonces habrá que explicar a las víctimas del 11 de septiembre que Osama bin Laden, multimillonario de una dinastía saudí y que firmó su sentencia de muerte,

Ya nos hemos cansado de tener un enemigo, el terrorismo islamista, sin añadirle el espectáculo degradante de tener que luchar contra nosotros mismos y contra lo que somos, con el pretexto de que unos útiles idiotas, ideólogos y activistas, han blandido con la velocidad del perro de Pavlov el arma de la culpa para hacernos creer que somos responsables de lo que nos pasa. No es así y urge dejar de dudar de nuestra fuerza, la de la libertad. En todas partes, el islamismo ha lanzado una ofensiva global contra todos aquellos que no viven de su régimen de prohibiciones anacrónicas y asignaciones medievales. En todas partes, el islamismo alimenta el antisemitismo porque sabe cuánto puede servir este veneno como combustible nocivo para dañar la conciencia y desviar a las personas. Por todas partes, El islamismo es un océano de destrucción y desolación. En Francia, apuntó a nuestra libertad de expresión, nuestros oficiales de policía, nuestros compatriotas judíos, nuestros maestros, la comunidad católica. En otros países, encontrará otras justificaciones para el terror, cualquier cosa que no sea digna a sus ojos se la llevará a sus víctimas potenciales. Esto demuestra cuánto nuestra única arma es seguir siendo nosotros mismos, fieles a nuestra fuente y nuestra libertad de expresión, ser laicos, ser republicanos, ser fraternos Porque si en el mundo todos abdican todo o parte de lo que el islamismo le acusa, entonces es toda la Humanidad la que habrá rubricado un pacto de renuncia con su verdugo. la comunidad católica. En otros países, encontrará otras justificaciones para el terror, cualquier cosa que no sea digna a sus ojos se la llevará a sus víctimas potenciales. Esto demuestra cuánto nuestra única arma es seguir siendo nosotros mismos, fieles a nuestra fuente y nuestra libertad de expresión, ser laicos, ser republicanos, ser fraternos Porque si en el mundo todos abdican todo o parte de lo que el islamismo le acusa, entonces es toda la Humanidad la que habrá rubricado un pacto de renuncia con su verdugo. la comunidad católica. En otros países, encontrará otras justificaciones para el terror, cualquier cosa que no sea digna a sus ojos se la llevará a sus víctimas potenciales. Esto demuestra cuánto nuestra única arma es seguir siendo nosotros mismos, fieles a nuestra fuente y nuestra libertad de expresión, ser laicos, ser republicanos, ser fraternos Porque si en el mundo todos abdican todo o parte de lo que el islamismo le acusa, entonces es toda la Humanidad la que habrá rubricado un pacto de renuncia con su verdugo.

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