Queridos amigos, por desgracia, los jóvenes palestinos han descubierto que la mejor profesión que pueden elegir, con un futuro garantizado, es asesinar israelíes.
Efectivamente, gracias al muy “moderado y democrático” Presidente vitalicio de la ANP, Mahmoud Abbas, los jóvenes, tanto de la Franja de Gaza como de Cisjordania, han llegado a la conclusión que, para ellos y su familia, lo mejor pagado a lo que pueden aspirar, es prepararse para efectuar atentados contra civiles israelíes, sabiendo que mientras más mortal sea su resultado, mayores beneficios económicos han de rendir.
Abbas, mientras llora internacionalmente que los palestinos se están muriendo de hambre, por culpa de la ocupación israelí, no acepta dejar de gastar sumas cuantiosas, para “indemnizar” a todo aquel que esté dispuesto a inmolarse, en atentados terroristas.
Honor para el que es detenido en tan criminal actuar. Honor y gloria para quien muere en el atentado. En ambos casos, el porvenir asegurado para el asesino, si sobrevive y es detenido y pensión vitalicia para la familia del que se inmola, independiente de la 75 vírgenes que lo estarán esperando en el paraíso (antes, eran 59).
El mundo llora por las penurias del pueblo palestino y, salvo honrosas excepciones, condenan a Israel, por el grave delito de defenderse. Se comprende que cuando son ellos los afectados, la cosa cambia por arte de la hipocresía y, lógicamente, cualquier medida que se determine para eliminar al asesino, será aplaudida y justificada.
Algunos gobiernos europeos, en breves momentos de lucidez, le “solicitan” a Abbas que deje de pagar “salarios” a los asesinos. Abbas rechaza terminantemente dichas rogativas, ya que tiene muy claro que, igual, seguirán fluyendo los millones de dólares en donaciones, a sus bolsillos insaciables.
Puede faltar fondos para la leche de los lactantes, los remedios de los enfermos, la luz o el gas para las necesidades diarias, pero él, contumazmente, continuará financiando, nombrando calles y pueblos, estadios, mezquitas y plazas, con el nombre de los “mártires” que entregan su vida por la patria palestina.
Con su discurso en inglés, condenará a Israel por todos los sufrimientos de su pueblo. En árabe, no cesará en sus llamados a inmolarse por la patria, para lo cual, el incentivo económico, será el mayor aliciente para asesinar “sionistas”.
Una buena parte de los fondos destinados a tan macabro “incentivo” es entregada por el propio gobierno israelí, de los impuestos que se encarga de recolectar por cuenta de los palestinos. Desgraciadamente, las leyes israelíes no le permiten a su gobierno, independiente de su tendencia política, retener dichos fondos y, dada la democracia, tan respetada en el interior y tan vilipendiada en el exterior, amarra las manos de sus autoridades.
Los organismos internacionales son los campeones en condenar, por todo y por nada, a Israel, así como será imposible una condena categórica a los palestinos, su gobierno y su corrupción. Si el mundo quiere permanecer ciego a la realidad ¿Por qué Abbas o las autoridades de Hamás se han de esforzar en cambiar su maquiavélico actuar?
Cada vez que se habla sobre la paz no lograda, Israel será el culpable ¿Cree alguno de ustedes, mis queridos lectores, que lograr la paz entre Israel y los palestinos podrá ser posible, mientras Abbas, impunemente, siga con esta diabólica costumbre de “premiar” tan generosamente a los terroristas, en muchos casos, estimulados por sus propios padres, para “prepararse” tan cuidadosamente, para inmolarse, transformándose automáticamente en el sustento de por vida de sus familiares y ser considerados un ejemplo digno de imitar?
Estoy seguro que muchas otras cosas se interponen entre el actuar palestino y la paz, pero hoy, quería destacar este tema tan cruel y dramático, visto y sabido por todos, pero no siempre valorado en su debida magnitud.