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La historia de inmigración de la familia Mizrahi Suhami, con la periodista Ana María Mizrahi

En el Día del Periodista, compartimos nuevamente lo conversado con la colega Ana Maria Mizrahi

En Uruguay todos bajaron en algún momento de los barcos, solemos decir. Antes o después. También la familia paterna de la conocida periodista de Canal 5 Ana María Mizrahi- que hoy es también coconductora con Sergio Puglia del programa “Al Pan Pan” en Radio Sarandí- que llegó de Smyrna en Turquía. Esta es su historia.

Ana María Mizrahi en la radio  (Foto: Radio Sarandí)

 

P: Ana María,  hace unos días  tuve el gusto de participar en el programa de Sergio Puglia en Radio Sarandí “Al Pan Pan”, en el que me entrevistó junto contigo sobre la historia de la inmigración de mis abuelos paternos y por ende por cierto también mi papá a Uruguay. Todo surgió por una nota que yo había publicado días antes, al haber llegado a mi poder un documento histórico, el registro de la llegada del barco a Uruguay, con su lista de pasajeros, entre los que estaban mi abuela, mi papá y sus dos hermanos. Y comenté en el programa que de hecho se trata básicamente de la historia de tantos inmigrantes judíos y no judíos que llegaron a nuestro país de distintos lados.

Y henos aquí conversando porque también tu familia llegó en un barco a Uruguay, también tus mayores vinieron del extranjero. Y contaste al aire cómo, dependiendo del funcionario de aduana de turno, algunos son Mizraji y tu familia es Mizrahi. Y te agradezco que hayas aceptado esta entrevista, porque creo que cada historia que se cuente, agrega páginas al enorme libro sobre un Uruguay abierto que dio una nueva oportunidad para una vida mejor a tanta gente. ¿Cómo es entonces la historia de tu familia llegada de Smyrina, Turquía? ¿Y cuándo llegaron?

R: Gracias ante todo Ana por interesarte en la historia de mi familia, Mizrahi Suhami. Te cuento que para la reconstrucción llamé a mi primo hermano Jaime Gateño y a mi hermana María Elena. Ellos fueron fundamentales para llenar los vacíos en mi memoria.

Mis abuelos paternos eran Alejandro Mizraji y Julia Suhami.

P: Y como bien dijiste en la transmisión que mencioné, ocurre que en la misma familia escriben el apellido de distintas formas. Tú Mizrahi y  tu abuelo Mizraji.

R: Así es.  A mi abuelo no lo conocí y mi abuela murió cuando yo tenía 9 años. Aún tengo el recuerdo muy vívido de mi papá llorando cuando me contaba que la abuela había fallecido.

P: Esas son escenas imborrables. ¿Cuándo llegaron a Uruguay tus abuelos?

R: Ellos habían llegado en la década del 20 desde Smyrna, Turquía. Mi padre y sus hermanos, hoy fallecidos, nacieron todos en Uruguay. La abuela era un pilar en la familia, siempre atenta a nosotros la íbamos a visitar. Me encantaba cuando nos hacía los bollos de espinaca y los baklava.

P: Los recuerdos de la cocina de las abuelas suelen ocupar un lugar importante en la identidad familiar.

R: Sin duda. Y te cuento que en el 2006 viajé a Berlín y cuando entré a un negocio de comida turca, se me caían las lágrimas recordando a papá y a la abuela Julia.

<img title="Con su papá Moisés Mizrahi (z"l) en el estadio, en los años 80 (Foto: Antonio Scuro)" src="https://www.semanariohebreojai.com/cnt/media/20210721_091539_enelestadioconelpadreantonioscuro.jpg" alt="" width="1024" height="670" />
Con su papá Moisés Mizrahi (z"l) en el estadio, en los años 80 (Foto: Antonio Scuro)

 

Turquía, la partida y la adaptación

P: ¿Sabés cómo era la situación en la que vivían en su Turquía natal? O sea ¿buscaron nuevos rumbos porque allí la situación era difícil?

R: La situación económica era difícil. Ellos eran personas de trabajo, humildes. Y las cartas que llegaban desde la “América” los invitaban a viajar. Además en Turquía había servicio militar obligatorio y mi abuelo no lo quería hacer. Me detengo en este aspecto. Me causa orgullo que no quisiera hacer el servicio miitar porque en definitiva, así no fue parte del exterminio contra el pueblo armenio.

P: Un punto importantísimo sin duda, 1 millón y medio de armenios asesinados por los turcos.

P: ¿Por qué Uruguay? ¿Eligieron de antemano el destino?

R: Otros conocidos habían llegado antes que mis abuelos y las cartas que ellos recibían los animaban a subirse a un barco y venir a estas tierras. Eran jóvenes y se arriesgaron.

P: ¿Era un tema muy presente en tu familia la historia de inmigración?

R: Sí. A familia de mis abuelos se dividió. Parte quedó en Turqía y parte emigró a Bélgica. En este país aún viven sobrinos de mi abuela que formaron una gran familia. Nos han visitado en algunas oportunidades.

P: ¿Qué contaban tus abuelos sobre cómo fue su proceso de adaptación a Uruguay?

R: Se habían establecido en la Ciudad Vieja. Primero en Colón y Reconquista y luego en Buenos Aires y Alzáibar. Había otras familias de sefaradim que habían llegado primero. Y los acogieron en sus casas, casas grandes con muchas habitaciones. Vivían muchos en cada pieza y compartían comidas y vivencias. Se celebraban las festividades judías entre familias con comidas típicas sefaradm tal como acontecía en Turquía.

P: Siempre me emociona imaginarme ese tipo de escenas. Imagino que en el caso de mucha gente de esos lares, si sabían ladino, las cosas les habrán resultado un poco más fácil al comienzo que a los judíos de Europa oriental, que sabían sólo idish ¿no?

R: El hecho de hablar ladino les facilitó mucho su integración al medio uruguayo y les permitió comenzar a trabajar de inmediato como asalariados. Mi abuelo llegó y enseguida comenzó a trabajar en un comercio de Ciudad Vieja. Era sastre. Y la abuela era ama de casa. En aquellos tiempos se reproducían los roles tradicionales. El hombre estaba gran parte del tiempo fuera de la casa y la que llevaba las riendas del hogar era la abuela Julia.

En la Ciudad Vieja, cuando ellos llegaron, ya funcionaban comercios de otros sefaradim, como almacenes, bares y tiendas.

P: ¿Te contaron cómo era la vida de la familia en los primeros años?

R: Sin duda fue ardua como toda inmigración. Pero se las arreglaron, había mucho sentido del esfuerzo.

A la derecha, la abuela Julia, pilar de la familia, junto a su hermana, la tía Rebecca que vivía en Bélgica, y a una sobrina

 

La conexión comunitaria

P: ¿Recordás comentarios sobre la vida comunitaria de entonces? ¿Tus mayores participaban en actividades comunitarias judías?

R: Mis abuelos eran tradicionalistas y laicos, aunque participaban en los servicios religiosos que se hacían en las festividades judías. Se habían establecido sinagogas en casas particulares y allí se hacían los servicios.

P: Y sería interesante saber cómo era la interna entre los sefaradíes y las otras comunidades.

R: Cuando ellos llegaron fueron ayudados por instituciones que ya habían sido creadas por sefaradim para ayudar a los inmigrantes. El contacto con las otras comunidades lo hicieron a través de actividades comerciales, pero no institucionales. Otros sefaradim eran los activistas comunitarios.

P: ¿Cómo era el contacto con la Comunidad Sefaradí?

R: El contacto con la Comunidad Sefaradí era a través del tío Isaac Acher que se había casado con la tía Poli. Así la llamábamos, claro, pero su nombre era Tamar. Isaac, como hazan (cantor litúrgico) de la Comunidad Sefaradí, tuvo un papel importante en reunirnos cuando la abuela ya no vivía. Íbamos a saludarlo a él en cada festividad. Mi papá lo respetaba mucho, aunque en casa no se siguieran las tradiciones.

P: Hay algo que va más allá del cumplimiento de la observancia religiosa.

R: Así es.

 

Entre Uruguay la nostalgia

P: ¿Tus abuelos llegaron a un punto en el que podían sentirse realmente uruguayos o te parece que la condición de inmigrante no se borraba jamás?

R : Sí se sintieron muy agradecidos a Uruguay por haberles abierto las puertas Adoptaron el mate, la quiniela, las comidas, vivencieron el Mundial de 1930.

P: Qué lindo ejemplo para explicar sobre la inserción en el país…

R: Así es. Te cuento que mis abuelos tuvieron  4 hijos, entre lo sque estaba mi padre, que fueron a la escuela pública del barrio. Y allí, aquellos niños se interrelacionaron con otros, también vecinos uruguayos del barrio. Incluso nietos de otros inmigrantes. Y juntos formaron un equipo de fútbol que compitió en la Liga Guruyú de la Ciudad Vieja.

P: ¿Extrañaban algo del país que habían dejado?

R: Sí, extrañaban a parte de la familia, que se había dividido. Las cartas y fotos desde Bélgica y Turquía iban y venían. Con el correr de los años vinieron a Uruguay más integrantes de la familia.

P: ¿Dirías que tu visión de tus antecesores que llegaron como inmigrantes a Uruguay, fue cambiando con el tiempo? Con la edad y la madurez hay cosas que se entienden distinto…

R: Creo que sí. Este fue un país que les permitió crecer material y espiritualmente, formar familia, superar las penurias que tenían en Turquía.

Reliquia familiar. Una foto de 1960. La abuela Julia junto con la familia que llegó de Bélgica, sus hijos, sus
respectivas parejas y sus hijos. Ana María aún no había nacido.

 

El legado

P: ¿Cuáles fueron sus principales enseñanzas?

R: Era una familia unida, principalmente por el rol de la abuela. Hay que recordar que en aquellos tiempos la educación implicaba libertad total para los varones, mi papá Moisés y para mi tío Mario, pero no ocurría lo mismo con mis tías Polimar y Ester. Ellas fueron educadas “a la antigua”. Una vez papá con tristeza me dijo “yo jugaba al basquetbol en Atenas y el abuelo nunca me fue a ver”. Después suspiraba y decía “eran otros tiempos”.

P: Qué tristeza imaginar lo que sentía si te dijo algo así…

R: Así es. Él en cambio fue un padre muy presente. Salíamos mucho juntos. Y conversábamos mucho.

P: ¿Qué destacarías de tu abuela, ese pilar familia tan importante?

R: Tengo recuerdos de la abuela como una mujer firme pero a la vez cariñosa.

La vocación periodística

Entrevistando a la ex Presidenta de Brasil Dilma Roussef

 

P: Y no puedo dejar de preguntarte qué te ha formado a ti, cómo llegaste a tu lugar de reconocida periodista de radio y televisión.

R: La vocación, la constancia y la capacidad de trabajo.

P: ¿Esto es lo que más te define, tu profesión como periodista?

R: Soy una persona afortunada porque vivo de lo que me gusta . Cuando tenía que tomar una decisión de a qué dedicarme, mi papá quería que estudiara una carrera trdicional y fue mi mamá, María Elena Garzolo, la que me dijo “vos dedicate a lo que quieras”. Incluso fue ella la que cuando yo estaba desorientada me dijo: “Debería ser periodista, eso te va a gustar”. Seguí su consejo.

Ana María tras una entrevista al Cr. Enrique Iglesias, ex Canciller de la República, ex- Presidente del BID y ex Secretario Iberoamericano

 

P: Y justamente te iba a pedir que me cuentes algo de tu mamá.

R: Mi mamá asumió casarse con un judío, lo cual en aquellas épocas no era sencillo. Su familia no quería. Era una mujer con mucho humor. Nos divertíamos juntas. Me motivaba mucho para que leyera. La base cultural que tengo, mucho se la agradezco a ella.

P: Lindo recuerdo sin duda. ¿Algo más que te parezca oportuno agregar y no te supe preguntar?

R: Sólo agradecerte Ana porque me “obligaste” a conectarme con una parte de mi historia que no tenía. Y me despertaste el interés y seguiré hablando con otros primos y hurgando en la historia.

P: Me emocionás al decirme esto Ana María.

R: La reconstrucción de la memoria es muy importante para cada uno, así como lo es para cada pueblo.

Ana Jerozolimski
(23 Octubre 2021 , 08:53)

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