Este es un texto que no pretende ser poesía ni mucho menos. Me permitió canalizar mi nostalgia por esa niña y por la mujer que fui.
Bebé de ojos azules y bocha pelada.
A los ocho meses, vivías enfrente a mi casa.
No llorabas cuando te tomaba en brazos.
Te sostenía con susto,
seguro vos también tenías miedo,
pero no llorabas ni te quejabas.
Parecías la protagonista de un comercial de pañales,
No la tenías fácil. Hija única, primera nieta, primera sobrina.
Muy mimada.
Fuiste una niña de pocas palabras.
Tu cuarto tan ordenado.
Buena alumna, buena hija, buena nieta.
¿Acaso la vida perfecta es posible?
Cuidabas a tus primas, como si fueran tus hermanas.
Tu bat fue un sueño y hoy te imagino vestida de novia.
Como en una película de los años 60, con final feliz.
Fuiste criada como una princesa judía,
No naciste en el Upper East Side, sino en el Montevideo de los 90.
Dónde todavía no era pecado jugar a las barbies y a las mamis.
Voy a stalkear tu vestido de novia en instagram.
Al recordarte a vos, bebé,
me acuerdo de mí a los 30.