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La línea que une a mis abuelos llegados de Polonia y al cantante cubano en Tik Tok

Estos días está circulando por los grupos de whatsapp un hermoso video de un cubano residente en Uruguay, quien con una canción que cabe suponer él mismo escribió y quizás también compuso, agradece al pueblo uruguayo en cuyo seno está viviendo. De su letra entendemos que sube a los ómnibus montevideanos a cantar, siente que le hace bien a la gente al permitirle pasar el tiempo del viaje en forma amena, y capta las sonrisas de la gente que deben ser parte de su recompensa.

El cantante, Yuniesky Pérez, está agradecido al Uruguay que lo recibió.

 

Una pequeña aclaración, que ya hice en Twitter. La palabra "exilado" que está en el tuit original, no es la apropiada, ya que desconozco en qué circunstancias se fue de Cuba.

No habla de política, no dice por qué se fue de su país, pero evidentemente, al menos, buscaba mejores horizontes.

Hace un rato me llamó mi hermano Ariel y preguntándome si vi ese video, me contó de la emoción que le había provocado y resumió en unas palabras lo que me dio la idea de escribir estas líneas: “así se sentía papá”.

¿Qué es así? Agradecido a Uruguay.

Papá, de bendita memoria, no recordaba por cierto las inclemencias de su vida en el pequeño shtetl, el pueblito judío de Makow no lejos de Varsovia en el que vivía con sus hermanos  y sus padres. Al menos, nunca habló de ello que yo recuerde. Llegó de niño a Uruguay, que poco después se convirtió en su país, y jamás habló de su Polonia natal como su tierra. Ya de joven, la conciencia sobre la centralidad de la tierra de Israel en la vida judía y sus conocimientos históricos, convirtieron también al Estado judío en su país. Tenía dos: Uruguay e Israel, aunque había nacido en otros lares.

Papá y sus hermanos, así como sus padres-de bendita memoria todos ellos- siempre fueron conscientes de la bendición que había significado que aquel barco en el que emprendieron su travesía llegara en paz a Uruguay.

Vuelvo a compartir aquí algo que conté públicamente en la gran sala de la Kehila, la Comunidad Israelita del Uruguay, en el acto por los 50 años del Semanario Hebreo,  y que conté en una emotiva entrevista con la que me distinguieron los queridos colegas Sergio Puglia y Ana María Mizrahi en Radio Sarandí semanas atrás.

Hace varias décadas, asistí con mis padres a un acto de B´nai B´rith por un nuevo aniversario del 25 de agosto. Papá fue uno de los oradores invitados a hablar en el acto y con su modestia característica dijo que no podría emular los testimonios de los historiadores que lo habían precedido,  y que su homenaje a Uruguay en la fecha patria sería con dos pares de palabras: “Sí, siempre” y “No, nunca”.

Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada por la emoción, como siempre que hablaba de sus padres, esto fue lo que dijo papá.Claro está que no es una cita literal palabra por palabra, pero sí lo es, indudablemente, en contenido y espíritu.

“Yo veía todas las mañanas a mi padre cargando una bolsa enorme con mercadería que iba a barrios alejados a vender, y no entendía cómo podía llevar ese peso, que con los años se hizo sentir en su cuerpo. Una vez logré convencerlo, que me deje acompañarlo y ayudarlo. Tomamos el ómnibus que nos llevaba a Las Piedras, mi padre muy cargado, y apenas subimos, varios pasajeros que evidentemente eran fijos en esa línea al igual que mi papá, se levantaron para darle el asiento. Le decían ´Don Salomón, venga, siéntese, descanse, usted siempre tan cargado´. Y yo, que no los conocía, y que sabía que mi padre había llegado como inmigrante de tierras lejanas, sin conocer allí a nadie unos años antes, le pregunté: ´Papá ¿siempre te tratan así?´. Y él me respondió: ´Sí, siempre´.

Cuando llegamos a destino, papá tocó la puerta en la casa de unos vecinos a los que yo por supuesto no conocía, para dejar allí la mitad de la mercadería. Me explicó que luego volveríamos a recogerla y seguir camino, y que eso le facilitaría la carga. Esos vecinos, para mí, eran desconocidos, por lo cual le  pregunté: ´Papá ¿nunca te faltó nada?´.Y él me respondió: ´No , nunca´.

Pues ese es mi homenaje a Uruguay en el 25 de agosto. Ese ´Sí, siempre´y ´No, nunca”.

 

Junto a la emoción que me inspira recordar esa escena, con papá allí hablando con los ojos cristalinos por las lágrimas que le brotaban cuando hablaba de sus adorados padres, está la emoción de ver esa línea que continúa hasta el día de hoy.

Claro que hay cosas que han cambiado en la gente, en la sociedad. Sucede en todos lados. Pero hay evidentemente algo básico y fundamental en la idiosincracia uruguaya, de este pequeño gran paisito que es Uruguay, que sigue siempre allí. Por eso del agradecimiento de mis abuelos, y el reconocimiento que supo hacer mi padre, llegamos a este gran cantante cubano que augura hoy a Uruguay y su pueblo que “Dios los ayude mi gente linda, que me los colme de bendición”.

Amén. Y mil veces Amén.

Ana Jerozolimski
(28 Septiembre 2021 , 09:40)

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