Mundo Judío

Cada 18 de julio es una nueva bomba

Diálogo con Grabriel Scherman, el actual director de Comunicación y Prensa de la AMIA Argentina.

Por Luciano Mondino @lucianomondino_   Política Internacional. Terrorismo y crimen organizado. Geopolitic. Republicanism. Antisemitism.

“El atentado más grave en la historia argentina” 

El atentado a la AMIAcontinúa siendo el ataque más grave en la historia argentina y sobre el cual se han escrito 28 años de historia en los cuerpos de los expedientes judiciales en busca de una justicia que se dilata. El 18 de julio de 1994 a las 9:53, solo dos años después del ataque sobre la embajada de Israel, un vehículo suicida impactó en el frente de la sede causando 85 víctimas fatales y más de 300 heridos. 

Acto seguido a la concreción de un ataque terrorista, la opinión pública y los medios de comunicación manifiestan su interés en informar la cantidad de víctimas fatales y sobrevivientes previo a continuar la cobertura. Sin embargo, el paso del tiempo expone a las sociedades al olvido y ese olvido aparta, con cada vez mayor fuerza, a las víctimas sobrevivientes que deben luchar solas por justicia si no existe una institución que tome este reclamo como estandarte. 

¿Quiénes son las víctimas del atentado la AMIA? 

“Son 85 personas con historias muy parecidas y a la vez muy distintas entre sí: hay empleados de la institución, hay vecinos de la sede, hay obreros que circunstancialmente se encontraban en tareas de restauración y hay tres transeúntes que pasaban por ahí cuando el coche detonó. Por eso nosotros trabajamos en dos conceptos como son el de víctimas fatales y el de víctimas sobrevivientes que son alrededor de 300 personas que se vieron afectadas por la onda expansiva. Podría también sumar un tercer concepto que es el de víctima institucional dado que en 1994 la AMIA estaba celebrando su centenario fundacional. Lo cierto es que el terrorismo no discrimina” 

Las víctimas del terrorismo se enfrentan a una doble injusticia: ser objetos del atentado siendo objetivos civiles, indefensos, y también a las injusticias y demoras que puede caracterizar a los procesos judiciales-penales que comienzan a desarrollarse para encontrar, acusar, juzgar y condenar a los responsables. En el caso de Argentina han pasado 28 años, tres denuncias troncales dentro de la causa (AMIA I, AMIA II, y la denuncia por encubrimiento formulada por el Fiscal Alberto Nisman en 2015). Un camino de sinsabores, lento y particularmente amañado. 

“Esto ya lo viví”

El atentado a la embajada de Israel en Buenos Aires dos años antes es un antecedente para comenzar a hablar del atentado a la AMIA. En este sentido, ¿Qué significó el último atentado en las víctimas de 1992? 

“Una sensación total de indefensión y volver a vivir las mismas sensaciones. Tengo una anécdota personal con eso y es que cuando ocurrieron los atentados en Nueva York, en el 2001, una sobreviviente y del atentado a la AMIA, al enterarse y comprender la situación, tomó las cosas de su escritorio y al salir nos dijo: esto ya lo viví. Recuerdo también que hace unos años explotó una caldera en un edificio cercano a la sede y muchos pensaron que otra vez volvía a pasar. Las marcas que el terrorismo deja son terribles.” 

Las marcas que el terrorismo deja son abordadas desde la disciplina de la victimología y estamos frente a un esfuerzo de poder mostrar aquellas secuelas que el olvido y el paso del tiempo borran en la sociedad, pero no en la persona que las carga. Solo por destacar algunos como el Trastorno de Estrés Agudo, Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT); el Trastorno Depresivo Mayor (TDM); el Trastorno de Ansiedad; Trastorno de Angustia-Agorafobia; y el Trastorno por abuso o dependencia de sustancia son los más comunes. 

“Muchas de esas víctimas sobrevivientes, casi tres décadas después, no pueden escuchar el ruido de una sirena, algún ruido fuerte o permanecer pocos segundos en lugares cerrados. Son marcas muy visibles.” 

Para las víctimas sobrevivientes poder aferrarse solamente al pasado que es donde se guardan los recuerdos más felices”

La impunidad es uno de los ruidos más fuertes que se interponen en la búsqueda por la justicia. Hechos como el asesinato del Fiscal Nisman horas antes de presentar su denuncia por encubrimiento o el reciente aterrizaje de la aeronave venezolana con tripulación iraní ligada a las Fuerzas Quds de Irán, refuerzan ese constante volver a empezar. Para la AMIA, ¿Cómo ha sido enfrentarse a la impunidad? 

“La víctima más joven del atentado se llamaba Sebastián Barreiros y tenía cinco años cuando, caminando de la mano de su mamá, el coche bomba le arrancó su vida. Su mamá cada año al momento de acercarse un nuevo aniversario de aquel día repite: cada 18 de julio es una nueva bomba. Esta es una de las historias que grafica lo que la impunidad impide que es el tranquilo descanso y el homenaje a las víctimas fatales y, para las víctimas sobrevivientes, solo queda poder aferrarse solamente al pasado que es donde se guardan los recuerdos más felices”. 

El 9 de noviembre de 2006, el Juez argentino Canicoba Corral emitió una orden de captura respecto a nueve personas entre los que se encontraban funcionarios iraníes de destacada envergadura en aquel entonces y otros ciudadanos libaneses ligados a la agrupación terrorista chiita libanesa, Hezbollah, que actúa como brazo armado de la República Islámica de Irán. De esta forma, el país avanzaba en una acusación formal contra Irán y contra Hezbollah como autores intelectuales y materiales del atentado. 

“Los atentados que iniciaron en el año 2000 les permitieron comprender al mundo lo que había ocurrido en Argentina en 1992 y 1994. Sin la lucha por la memoria, no estaríamos hablando de esto”

“En el camino de mantener viva la memoria y pedir por justicia, la AMIA sigue ocupando un rol central porque, como decíamos al principio, motoriza esa bandera y la lleva como estandarte. Es verdad que el atentado hizo tristemente célebre a la institución, pero debemos comprender que las víctimas de un atentado terrorista jamás son quienes deben conseguir la justicia, sino que son quienes esperan que esa justicia llegue”. 

“La AMIA pudo ponerse de pie rápido y continuó, incluso más eficientemente que antes de 1994, desarrollando sus proyectos culturales, solidarios y educativos. Esa fue la forma que encontramos para demostrar que no habían destruido lo que habían querido destruir”. 

A casi treinta años, el Poder Judicial de la Argentina no ha conseguido condenar a los acusados. Por el lado de la República Islámica de Irán no solo que siempre rechazó los cargos y objetó la imposición de las notificaciones rojas de Interpol, sino que continúa burlando las mismas y esto quedó graficado cuando MohsenRezai, actual vicepresidente iraní y uno de los acusados por el atentado, viajó a la asunción del mandatario Daniel Ortega, en Nicaragua, y la delegación argentina, incluido su Embajador, compartió un encuentro con él. 

“Eso profundiza el sentimiento de indefensión de las víctimas y los deja expuestos a ese paso del tiempo del que hablamos al principio. La memoria es fundamental para la lucha contra el terrorismo y para tomar conciencia del flagelo que representa” 

El encuentro con Mohsen Rezai en Nicaragua hizo escalar el debate cuestionando la lenta respuesta de Cancillería para pedir la detención conforme a las notificaciones rojas. Incluso, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, había llegado a afirmar públicamente que era el Estado de Israel quien debía pedir la detención cuando en realidad es la República Argentina quien solicitó en el año 2006 los pedidos a Interpol. 

“Dudo que haya sido ignorancia del tema o desconocimiento sobre cómo funciona Interpol o que Argentina era el que requería los pedidos de captura. Es cierto que hay mucha confusión y desinformación sobre estos temas, pero también hay mala intención.” 

A 28 años del ataque a la AMIA, ¿cómo describirías la actitud social de los argentinos frente al atentado y frente al terrorismo como un fenómeno global?

“Respecto al atentado de 1994, la actitud que más percibimos como institución es solidaridad por parte de los argentinos. Respecto al terrorismo como fenómeno global, no es fácil encontrar una sola palabra que describa esa actitud”. 

Cuando los ataques terroristas ocurren, las sociedades pueden enfrentarse a una mixtura de sensaciones que se irán modificando o intercalando con el paso del tiempo. Dependiendo mucho de la conformación y características de las sociedades, las actitudes frente al terrorismo pueden ser: aprobación y simpatía; conformismo e indiferencia; sumisión o rechazo y contestación ciudadana. 

“Quizás si tuviera que elegir una palabra para definir la actitud social de los argentinos frente al terrorismo como fenómeno global es lejanía. El paso del tiempo hace que el terrorismo se vea como un fenómeno lejano que no llegará nunca al país cuando en realidad ha ocurrido y dos veces”. 

“El terrorismo aprendió que su misión no está solo en el campo de batalla sino también en la opinión pública”

¿Los discursos de radicalización en redes sociales son un problema en Argentina?

“No solo en Argentina, por supuesto. Pero como institución los observamos con preocupación y luchamos contra ellos contrarrestando con información, otros puntos de vista y evidencia. Las redes sociales son un universo con fronteras muy poco claras y donde muchas personas utilizan esas plataformas como espacios de queja y agresión. Esto último es algo que los grupos terroristas han entendido y comenzado a implementar hace tiempo: que las batallas no solo se dan en el campo de batalla sino también en la opinión pública.

“Hay un temor muy grande a la reacción de una comunidad islámica cada vez mayor y con cada vez mayor peso”

En ese sentido de la cobertura y la forma en que la opinión pública se moldea, ¿qué evaluación puede hacerse de la cobertura de los medios argentinos en los últimos acontecimientos en Gaza?

“Generalmente son coberturas muy tendenciosas. Especialmente en algunas cadenas internacionales hay un mantenimiento deliberado de los sesgos. Hay un temor muy grande a la reacción de una comunidad islámica cada vez mayor y con cada vez mayor peso. Hay un ocultamiento grotesco a las barbaridades que hacen Hamas y la Yihad Islámica en territorios palestinos contra su propia gente. Es muy difícil encontrar algún medio, que no sea de Israel, que informe sobre los muertos civiles en Gaza por cohetes defectuosos que salen de donde no deberían salir y caen donde no pensaban que pudiera caer. Las internas políticas entre Hamas y la Yihad Islámica se dirime con cohetes lanzados a la población civil en Israel. No hay ninguna información sobre el destino que le dan las autoridades palestinas a los millones y millones de dólares que el mundo, incluido Europa, envía en ayuda humanitaria. Hay muchas cosas que no se discuten” 

Para terminar, corresponde una pregunta a futuro: ¿cuánto falta para que haya justicia por la Causa AMIA?

“Es imposible saberlo. La esperanza, aún golpeada, sigue estando y seguirá estando presente como estandarte para la institución. El Pueblo Judío tiene una característica propia que es no abandonar las luchas y esto es parte de un legado que se transmite de generación en generación”. 

 

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