Mundo Judío

MiSinai

Ahí Viene el Juez - Los Verdaderos Testigos de D-os - El Libro de Rezos - No Desperdiciar

 

No. 168

Shoftim

Clickear aquí.
Horario de velas en Montevideo, Viernes  2/09 18.09hs.

Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

AHÍ VIENE EL JUEZ

Por Yossy Goldman

No juzgue a los demás. A menos, por supuesto, que usted sea un juez. Entonces es su trabajo.

La parashá de esta semana, Shoftim (Devarim 16:18 a 21:9), lista el mandamiento bíblico de que se nombren jueces en cada ciudad y pueblo para adjudicar y mantener una sociedad civil justa y ordenada. Interesantemente, esto ocurre en la primera semana de Elul, el mes en el que nos preparamos con empeño para los Días de Juicio por venir, Rosh Hashaná y Iom Kipur.

Hay, sin embargo, algunas diferencias significativas entre los jueces terrenales de carne y hueso y el Juez Celestial. En una corte terrenal, si, después de un juicio, una parte es encontrada culpable, no hay realmente mucho lugar para la clemencia de parte del juez. La ley es la ley y debe seguir su curso. El acusado puede derramar ríos de lágrimas, pero ningún juez humano puede estar seguro que su arrepentimiento es genuino. Sus sentimientos de remordimiento son conmovedores, pero de limitada consecuencia legal. Después de todo, un juez humano puede solo tomar decisiones basadas en “lo que el ojo ve”. El delito se vio que fue cometido. Pero el remordimiento, ¿quién sabe?. Quizás es un buen actor y está simulando su remordimiento.

El Juez Supremo, sin embargo, sabe si el acusado se arrepiente genuinamente  de sus acciones o solo está actuando. Por lo tanto, solo Él tiene la capacidad de perdonar. Por este motivo en los juicios celestiales, la teshuvá (arrepentimiento) es efectiva.

El Maharal de Praga dio otra razón. Sólo D-os es capaz de juzgar a la persona como un todo. Cada uno de nosotros tiene bien y mal en alguna medida. Aun aquellos que han pecado deben tener muchas otras buenas acciones que sobrepasan a las malas. Quizás un sólo acto de bien tiene una significación tan grande que sólo puede servir como un fuerte contrapeso. El punto es que sólo D-os sabe. Solo Él puede juzgar al individuo en el contexto de toda su vida y de todas sus acciones, buenas y malas.

Nuestro objetivo es emular a la Corte Celestial. Debemos intentar mirar a la totalidad de la persona. Tu piensas que es una mala persona, pero ¿es completamente malo? ¿No tiene ninguna virtud que lo redima? Seguramente también debe haber algún bien en él. Mira a la persona completa.

Un maestro una vez hizo un experimento. Tomó un plato blanco y se lo mostró a su clase. En el centro del plato había una pequeña mancha negra. Entonces le pidió a la clase que describieran lo que veían. Un estudiante dijo que veía un punto negro. Otro dijo que debería ser el blanco de una práctica de tiro. Un tercero sugirió que el plato estaba sucio o dañado. Entonces el maestro preguntó “¿nadie ve un plato blanco?”

Podría haber un punto negro pero, esencialmente, el plato era blanco. ¿Por qué vemos sólo lo sucio? Aprendamos a encontrar el bien en los otros. Nadie es perfecto, tampoco nosotros mismos. No seamos juzgamentales y críticos. Intentemos ver el bien en los demás.

 

LOS VERDADEROS TESTIGOS DE D-OS

[Dijo Moshé al pueblo judío: “En cualquier caso legal,] el asunto [de la inocencia o culpabilidad del demandado] debe ser confirmado por el testimonio de [al menos] dos testigos.” (Devarim 19:15)

La postura de la Torá es que la Creación misma atestigua la existencia del Creador, como también el hecho de que Su poder se encuentra más allá de nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo, la noción de que la esencia de D-os no solamente se encuentra más allá de nuestra capacidad de comprensión sino más allá de nuestra capacidad de concebirla no se deduce del examen del mundo; esta verdad debe ser establecida por testigos “externos”.

El testigo de la naturaleza inconcebible de la esencia de D-os es el pueblo judío. A través del estudio de la Torá y el cumplimiento de los mandamientos de D-os, el pueblo judío introduce el mundo a la inefabilidad de la esencia de D-os, logrando así lo paradójicamente imposible, que es expresar aquello que es inexpresable por naturaleza.

Likutei Sijot, vol. 19, págs. 188-196.

Deuteronomio (Devarim) 16:18 – 21:9

La quinta sección de Deuteronomio continúa el segundo discurso de despedida de Moshé al pueblo judío. Moshé comienza instruyendo al pueblo judío en la designación de jueces (shoftim, en hebreo) por toda la Tierra de Israel para juzgar casos en litigio y garantizar el cumplimiento de la ley. Luego provee instrucciones acerca de los demás líderes del pueblo judío: el rey, los sacerdotes y los profetas.

jabad.org.uy/parasha

EL LIBRO DE REZOS

Por Yanki Tauber

En los años previos a hacerse público por sus enseñanzas y de fundar el movimiento jasídico, Rabí Israel Baal Shem Tov solía recorrer la campaña donde los judíos de la Europa del Este vivían en aldeas aisladas o administraban posadas solitarias al borde de los caminos. Rabí Israel solía relacionarse con ellos, inspirándose en su fe simple y dando a cambio palabras de aliento.

Un día, el Baal Shem Tov llegó a una pequeña posada en un cruce de caminos, distante muchos kilómetros de la comunidad judía más cercana. Fue cálidamente invitado a entrar, y la familia del posadero le sirvió algo para refrescarse. “¿Dónde está su padre?”, le preguntó a los hijos. “Está rezando,” le respondieron, y Rabí Israel se acomodó para esperar por su anfitrión.

Pasaron dos horas. Ya era el fin de la tarde cuando el posadero salió de su cuarto. Luego de darle la bienvenida a su invitado, pidió disculpas por su larga ausencia. “Soy un judío ignorante”, explicó con vergüenza. “Apenas puedo pronunciar las palabras del libro de rezos, y descifrar las instrucciones escritas en hebreo sin puntos está más allá de mi capacidad. Así que no tengo otra opción que recitar todo el libro de rezos, de principio a fin, todos los días.”

“Quizás le pueda ser de asistencia”, dijo Rabí Israel. Durante la siguiente hora, se sentó con el posadero, enseñándole pacientemente el uso apropiado del libro de rezos. En pequeños pedazos de papel, Rabí Israel escribió, en simple Idish, “plegaria matutina”, “adiciones especiales para lunes y jueves”, “bendición después de las comidas”, “plegaria vespertina”, “plegaria nocturna”, “para Shabat”, “para Rosh Jodesh”, “para Rosh Hashaná” y así sucesivamente, y los insertó para marcar el lugar apropiado en el libro de rezos del posadero. “Muchas gracias”, dijo el posadero cuando el Rabí Israel se retiró para continuar su viaje. “Ahora puedo empezar a rezar ‘como D-os manda'.''

Pero la alegría del posadero duró poco. Rato más tarde, el libro de rezos se cayó y todos los pedazos de papel insertados por el Baal Shem Tov se salieron de sus páginas. “¡Ay de mí!”, clamó el posadero. “¡Quién sabe cuántos meses pueden pasar hasta que un judío instruido pase nuevamente por este lugar!” Decidido a no dejar que esta oportunidad de rezar apropiadamente se le escape, tomó el libro de rezos y las notas, y corrió en la dirección en que se había ido su invitado. Luego de varios kilómetros de caminata rápida divisó al Baal Shem Tov a lo lejos. A la distancia vio que el Rabí Israel llegaba a un río.

“¿Cómo cruzará?”, se preguntó el posadero. “En esta época del año el agua es muy profunda y rápida.” Estaba a punto de gritar una advertencia, cuando vio a Rabí Israel extender su pañuelo en el agua, pisar sobre él como si fuera la plataforma robusta, deslizarse suavemente al otro lado, y desaparecer en los bosques del lado opuesto del río. Inmediatamente el posadero estaba a la orilla del río. Extendiendo su pañuelo sobre el agua, pisó sobre él, cruzó y corrió por el camino que Rabí Israel había tomado. “¡Espere Rabí!”, lo llamó. “¡Espere! ¡No se puede ir hasta que marque mi libro de rezos nuevamente! ¡Todas las notas se cayeron!”

Escuchando al hombre llamarlo, Rabí Israel se detuvo y dio vuelta, para ver a su reciente anfitrión corriendo hacia él, agarrando su libro de rezos en una mano y los pedazos de papel en la otra. “¿Cómo llegaste hasta aquí?”, le preguntó asombrado el Baal Shem Tov. “¿Cómo cruzaste el río?”

“Con mi pañuelo, igual que usted”, respondió el judío simple. “A propósito, ese es un buen truco que tiene usted. Nunca hubiera pensado que se pudiera cruzar así.”

“Por lo visto”, dijo el Baal Shem Tov lentamente, “D-os está extremadamente satisfecho con tus plegarias. Quizás deberías continuar rezando de la misma forma que lo has hecho hasta ahora.”

 

NO DESPERDICIAR

El “Reciclar, Reducir y Reusar” tiene profundas raíces en la tradición judía. Incluso antes que Greenpeace apareciera en escena, la Torá ya había trazado el rumbo de una ética ambientalista. Esta todo en este versículo:

“Cuando sities una ciudad por varios días y luches contra ella para tomarla, no derribes sus árboles...”  (Devarim 20:19)

Los rabinos del Talmud explicaron: “Si durante tiempos de guerra tenemos prohibido cortar los árboles de nuestros enemigos, entonces ciertamente no podemos destruir árboles productivos en tiempos de paz”. Y no termina con los árboles. Destruir o arruinar comida, ropa, vajilla, plantas, fuentes de agua o cualquier otra cosa que pueda ser de beneficio para alguien está fuera de límites, incluso si no tienen dueño.

Sin embargo, esto no es preservación en aras de la preservación misma. Cuando no hay forma de arreglar o construir excepto destruyendo algo en el camino, entonces destruir es en realidad construir. Hay algunos casos en los que los árboles pueden ser cortados. (Consulte a un rabino ortodoxo competente para guiarlo en un asunto específico).

Pero hay límites a lo que se considera destrucción constructiva. Por ejemplo, romper un jarrón de cristal para mostrarle a su hijo cuan molesto está con su mal comportamiento no es considerado productivo para estos propósitos.

“¡Pero es mio!”, puede gritar el que quiere romper el jarrón. “¿Por qué no puedo hacer lo que quiera con cosas de mi propiedad?”

La respuesta, de acuerdo a la Torá, es que no es realmente tu propiedad. Tu no lo creaste. Cualquier cosa que poseas te fue dada con un propósito divino. No es tuya para derrocharla, está en tu posesión para usarla para bien. Todo lo que D-os hizo en Su mundo, dicen los sabios, El lo creó para Su gloria.

 

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: [email protected].

Ultimas Noticias Ver más

Esta página fue generada en 0.0614429 segundos (19721)
2024-04-24T22:52:32-03:00