Israel

Una vivencia muy israelí

A lo largo de los años hemos vivido repetidamente situaciones singulares que son muy propias de la vida en Israel, parte integral de la misma. A aquellos ciudadanos que respetan la ley y no tratan de esquivar su cumplimiento, les llega siempre ese día especial en el que se convierten en soldados en las Fuerzas de Defensa de Israel. Para esos jovencitos y jovencitas que con sólo 18 años tienen que iniciar una nueva etapa plena de desafíos, y para sus padres y el resto de sus respectivas familia, es un día de emoción e ineludiblemente también de preocupación. Esto último, más que nada para aquellos que saben que van a unidades de combate y que tienen claro que a pesar de lo mucho que se ha ampliado el círculo de paz, hay aún diversos enemigos al acecho.

Pero preocupación no es sólo por un eventual riesgo a la vida. También por la hija que se va de la casa quizás por primera vez, cuya ausencia se sentirá a lo largo de la semana en su hogar, o por la simple nostalgia que se instala en el corazón cuando pasan varios días sin poder estar juntos. Y en los jóvenes mismos, la incertidumbre en muchos casos sobre el cargo que les tocará desempeñar. 

¿Y cómo serán los comandantes? ¿Sabrán escuchar? ¿Sabrán hallar el equilibrio exacto entre la imposición de disciplina y el respeto al recluta? Y esos mismos comandantes, los más cercanos a los recién convertidos en soldados, son muy poco mayores que ellos.

El fundador del Estado de Israel y su primer Primer Ministro David Ben Gurion ya lo dijo: “Toda madre hebrea debe saber que deposita el destino de sus hijos en las manos de comandantes dignos de ello”. Bien sabemos que no siempre se cumple ese mandato,

 

Con todos esos pensamientos en la mente y sentimientos encontrados en el corazón, llegan los jóvenes a las bases de enrolamiento, acompañados por muchos seres queridos emocionados como ellos 

Hace pocas semanas lo vivimos personalmente  en ocasión del enrolamiento de una jovencita muy querida que daba un paso clave en la integración al país que la acogió de pequeña hace 10 años: ya con 18, se convirtió también ella en soldada en las Fuerzas de Defensa de Israel.

Maia con sus padres Sarita y Ariel

 

Y con sus hermanos Ilan y Taly

 

 

 

Había allí cientos de padres, hermanos, hijos , abuelos, primos, tíos, abrazos, besos, llantos, bolsos, mochilas , chocolates y todo tipo de mimos para aliviar la incertidumbre ineludible de los primeros días. Y fotos, claro, muchas fotos.

 

Para todos, comenzaba una nueva etapa en sus vidas.

Absolutamente todos los padres allí presentes preferirían-no tenemos duda ninguna- no tener que llegar a ese momento . Pero al mismo tiempo, están orgullosos de ser parte. Aunque la sociedad israelí es hoy por cierto más individualista que años atrás y crece el porcentaje de quienes tratan de esquivar el servicio militar obligatorio por ley, se sigue creciendo en general con la noción clara de la importancia de realizarlo. Mientras unos esquivan, otros-creemos que aún la mayoría- se avergonzarían de no cumplir con el deber nacional.

Y esto deriva de la clara noción sobre la necesidad de cuidar al país. Nadie más puede hacerlo en lugar de su propia gente. De los hijos y nietos de quienes aman a Israel. Esto no quita que muchos piensen que preferirían poder ir enseguida de terminar secundaria a la universidad o a recorrer el mundo. Pero llega el día, se presentan y no se les ocurre no hacerlo.

Y cuando de fondo está la República Islámica de Irán, el único país del mundo que osa con proclamar que quiere borrar a otro-Israel-de la faz de la tierra, avanzando en su plan nuclear, y los terroristas de múltiples afiliaciones tratando de matar israelíes, queda claro que no se trata de manía de persecución.

Pero claro está que entre esos jovencitos que vimos abrazándose con sus padres y despidiéndose por varios días sus parejas, sin saber si saldrían a casa el primer fin de semana – inclusive quienes saben de antemano que llegarán a unidades selectas- cabe suponer que nadie piensa en los Ayatollas o en Hamas. Por un lado están llenos de adrenalina y ganas de hacer algo interesante y positivo y por otro tienen preocupaciones más sencillas como cuándo volverán a comer la comida de mamá.

 

A todos, que regresen siempre sanos y salvos en cuerpo y alma, y en unas pocas décadas, acompañen ellos a sus hijos cuando se conviertan en soldados en las Fuerzas de Defensa de Israel. 

Ana Jerozolimski
(08 Septiembre 2022 , 08:53)

Ultimas Noticias Ver más

Esta página fue generada en 0.0772309 segundos (1434)
2024-04-20T01:43:34-03:00