Israel

Un complejo cuadro político en Israel, a menos de 2 semanas de las elecciones

El análisis de Alberto Spektorovski, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv

El 1° de noviembre Israel va nuevamente a las urnas. Partidos de izquierda y derechas-cada bloque con distintos matices-, partidos de centro,  religiosos y partidos árabes, se disputan la confianza de la ciudadanía. Y aunque en Israel se vota por el partido preferido para que entre a la Kneset, Parlamento, no en forma directa por un Primer Ministro, la gran pregunta es quién podrá encabezar el próximo gobierno, si es que consigue formar coalición mayoritaria.

La contienda, claramente, parece estar entre el actual Primer Ministro del gobierno de transición Yair Lapid, y el jefe de la oposición y ex Premier Biniamin Netanyahu. Israel está polarizado y sumamente dividido políticamente.

Para analizar todo esto, es más que oportuno recurrir al gran analista uruguayo-israelí Alberto Spektorovski, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv, quien también es invitado a dictar cátedra en diversas universidades fuera de Israel, tanto en España como Estados Unidos,  y es asimismo un requerido conferencista en la Universidad ORT de Montevideo.

 

P: Alberto,gracias por aceptar esta entrevista. Me gustaría comenzar con una pregunta muy general. ¿Cómo ves el cuadro de las elecciones en Israel, qué está en juego?

R: Para ser lo más claro posible, tendría que empezar diciendo algo muy simple: no hay nada claro. El  cuadro es confuso, tanto para los expertos en las encuestas, para la gente normal en Israel y obviamente para los que siguen la experiencia israelí desde afuera. Todas las encuestas de opinión pública dan como que aparentemente ninguno de los bloques va a poder formar gobierno.

P: El famoso 61 , la mitad más uno del Parlamento, la Kneset.

R: Así es. Ese es el gran tema, si alguno de los bloques lo consigue. Pero lo que está en disputa básicamente no tiene en estos momentos nada que ver con las palabras derecha e izquierda.

P: Términos que de todos modos, recordemos, en Israel son distintos de lo que se conoce en América Latina. En Israel se refieren a posturas respecto al conflicto con los palestinos, a eventuales concesiones, al tema de retiradas sí o no, cuánto confiar y si confiar en promesas palestinas, si aceptar un Estado palestino…

R: Exacto. Pues no es eso lo central en estas elecciones. No hay una izquierda contra una derecha ni en materia económica, ni en materia de política regional e internacional. Lo que sigue en juego es lo mismo que anteriormente: el papel del ex primer ministro Benjamin Netanyahu y si él va a continuar siendo figura predominante en la política israelí, o sea si será el bloque que él encabeza el ganador, o no. En el caso que no gane o que no llegue a 61 escaos, que es lo que necesita para quedar como primer ministro, creo que su futuro será sumamente problemático. No quiere decir necesariamente el final de su carrera, pero seguro será problemático.

P: Pero bien dijiste antes que el cuadro es confuso. O sea, la cosa es más compleja que decir gana el bloque encabezado por Netanyahu o gana el otro y el que gane forma coalición.

R: ¡Por supuesto! Es que si lo planteamos así, la cosa aparentemente sería clara, pero si el ganador es el campo de los que no quieren a Netanyahu, esa sería una coalición sumamente endeble. Aquí sí entraría el juego interno de izquierda y derecha, porque sería una coalición en la que gente de izquierda estaría juntándose con gente de derecha, inclusive muy de derecha en temas del conflicto, para lograr formar una coalición opuesta a Netanyahu. Y eso es complejo.

P: Como el gobierno saliente, compuesto por 8 partidos de posiciones sumamente distintas algunos de otros en variados temas, lo cual no ha sido fácil de manejar. 

R: Exacto. Al frente de esa coalición anti Netanyahu podría estar el actual primer ministro Lapid o el actual ministro de defensa Beni Gantz. Pero  básicamente cualquier coalición que se forme anti Netanyahu sería sumamente heterogénea, no tendría ningún elemento práctico de unión, salvo la oposición a Netanyahu.

P: Eso los unió en el gobierno actual. Y no cambiaría esencialmente de cara a una nueva coalición de este tipo. 

R: Claro. Y lo presentarían diciendo algo así como “estamos tratando todos juntos de salvar la democracia israelí de una coalición sumamente problemática”, que sería la que ganaría en el caso que gane Netanyahu. 

 

P: De más está decir que del otro lado, del conservador, sostienen que lo problemático sería una coalición como la actual, a la que presentan como difícil y peligrosa para Israel porque podría existir solamente con el apoyo de partidos árabes a los que ese lado del espectro político israelí presenta como opuestos a la existencia misma del Estado. Ninguna opción es sencilla.

R: Así es. El bloque anti Netanyahu, sería una coalición muy heterogénea. Y si gana el bloque de Netanyahu, sería una coalición muy homogénea, del Likud junto a los partidos religiosos –variados por cierto- y  este otro personaje que se está transformando prácticamente en una especie de mito en estas elecciones, que es Itamar Ben-Gvir.

 

P: Es importante aclarar el fenómeno Ben Gvir. Es actualmente diputado, considerado de extrema derecha, nacionalista, que fue asociado, cuando era mucho más joven, con un partido de tinte racista antiárabe, Kaj, del rabino extremista Meir Kahana.  Él sostiene que se lo presenta injustamente , que él maduró y que si bien sí es firme y exigente en posiciones antiárabes, eso es solamente en lo relacionado a la lucha contra el terrorismo y no a los árabes como tales.  

R: Sí, sí, correctamente. 

P: Una coalición como la actual, anti Netanyahu, no tendría fácil campo de maniobra.

R: Así es. Ahí sí entraría la definición de quién es de izquierda y quién es de derecha en términos políticos nacionales. Sería una coalición que lo único que la uniría sería el anti Netanyahu y poder decir: no importa la distinción entre partidos árabes y judíos, ya que nos juntamos-ese sería su lema- para que Israel no caiga en una coalición en la que habría elementos que pueden estar asociados con un nacionalismo muy radical. Y, como tu decís también, Itamar Ben-Gvir, ha bajado obviamente a la realidad y se está comportando, de una forma u otra, dentro de los parámetros que pueden justificar una participación en una elección democrática. 

P: Mientras hay quienes alegan que por su pasado, que tenía sin duda un tono más radical, no es legítimo que participe ahora en el juego político. Pero no hay ningún impedimento legal por cierto.

R: Lo que acabás de decir es muy claro, es lo que está haciendo la gran mayoría de partidos de derecha radical en Europa: están jugando un partido electoralista saliendo quizás de declaraciones e ideologías que tengan que ver con el racismo para ponerse claramente dentro de una disputa que es democrática. 

Obviamente que los que atacan a esos partidos dicen que ocultan y que lo que hacen es comportarse de una manera electoralista a fin de poder ser electos. Los números obligan a la gente a civilizarse, y a veces los números mandan, y eso es lo que está pasando con Ben-Gvir y lo que está pasando con muchísimas otras derechas radicales. Es decir: apuntan al radicalismo cuando ven que los números aumentan, bajan el radicalismo cuando ven que los números se hacen un poco más bajos, ese es el juego. 

El diputado Itamar Ben Gvir, en una escena polémica de días atrás cuando sacó su arma en Jerusalem explicando luego que se sintió amenazado y corría peligro. Sus críticos dijeron que estaba rodeado de guardias y que su actitud fue una provocación. (Foto: cuenta de Ben Gvir en Facebook)

 

P: Un elemento notorio es el apoyo de muchos jóvenes a Ben Gvir.

R: Así es. Fundamentalmente yo creo que por más que por ideología de derecha, es por ser un personaje que crea una cierta repulsión, como diciendo “si, a mí me gusta estar apoyando a un personaje que le dice no al sistema político, o que el sistema político lo odia”, como diciendo de una forma u otra “me gustan estos desafiantes”. Hay mucha gente joven que le gusta esa posición. 

De cualquier forma, todo va a depender de partidos que no logren la cantidad de votos suficientes para entrar al Parlamento, lo que equivaldría a que esos votos serían votos perdidos. Y depende de qué partidos no entren, o sea qué campo desperdicia votos que les podrían ser claves. Y hay situaciones increíbles…por la necesidad de formar coalición, me parece que figuras de derecha en la coalición anti Netanyahu deben estar rezando para que sí entre al Parlamento un partido anti sionista como Balad, árabe, porque puede ser imprescindible para formar coalición. Son situaciones de locura política.

Los partidos árabes

 

P: Alberto como sabemos, los ciudadanos árabes participan desde las primeras elecciones de 1949 en el juego político israelí. Pero esta fue la primera vez, en la coalición saliente, que un partido árabe participó en la coalición, aunque no quiso tener ministros. Fue histórico, aunque no todos resumen de la misma forma lo que muchos llaman “el experimento” de la participación árabe en la coalición, un elemento-creo yo-clave para conseguir influencia en la toma de decisiones. ¿Cómo ves el cuadro con los partidos árabes?

R: El partido Ra´am, de Mansour Abbas, que se escindió en su momento de la Lista Conjunta  y se sumó a la coalición, no es un problema. Es un partido que asumió prácticamente y sin ninguna duda que Israel es un país democrático y judío…

P: Un pronunciamiento revolucionario en su momento por parte de Abbas, quien dijo además que la única pregunta a la que aún hay que ver cómo se responde es qué papel juegan los ciudadanos árabes en el Estado judío.

R: Así es. Su encare es que él representa a todos esos árabes que lo que quieren fundamentalmente es presupuesto y vivir más o menos bien. Como diciendo: si una coalición gubernamental depende de mí, lo que voy a exigir es presupuesto para la población árabe, punto, no me meto ni en problema palestino ni en esto ni en lo otro, problema de identidad, a otra cosa, eso queda muy secundario. 

Mansour Abbas jefe del partido árabe Raam, en un mitín electoral este mes (Foto : cuenta de Abbas en Facebook)

 

P: La gran diferencia entre los dos partidos árabes que hubo en este parlamento, el que terminará el 1° de noviembre, es que por un lado, el  partido de Abbas, Ra’am, se sumó a la coalición y dijo aboquémonos a la agenda civil, lo que importa son los ciudadanos árabes de Israel. Por otro, está la Lista Conjunta, que aunque en los números sostienen los expertos que sus principales votaciones y proyectos de ley están relacionados al tema interno de la ciudadanía árabe,su retórica deja siempre la impresión que les importa más qué pasa con los palestinos en los territorios en disputa que con los propios ciudadanos árabes de Israel. 

R: Exactamente, lo definiste muy claramente, es cierto. Hay una frase conocida de un político mexicano cuyo nombre no recuerdo en este momento quien dijo que vivir alejado del presupuesto es vivir en el error. Exactamente eso es lo que entendió Abbas, él no quiere vivir alejado del presupuesto, por lo pronto, para estar cerca del presupuesto tiene que estar en la coalición gubernamental. Ese es el punto principal de Abbas. Los otros, como dijiste, retóricamente le deben pagar precio a esa retórica que es pro palestina, que dice que lo democrático sería que Israel deje de ser un Estado judío y sea definido como Estado “ de todos sus ciudadanos”… En fin, toda una cantidad de cosas con las que obviamente la gran mayoría de la población israelí está en desacuerdo.

 

¿Y ahora qué?

P: Según las encuestas, es difícil vaticinar qué pasará después del 1° de noviembre. Y todo sería distinto si Netanyahu se retirara ¿verdad?

R: Sin duda ninguna. En el supuesto caso que Netanyahu no participara  en las elecciones y dijera “desisto, no voy a hacer política más, me voy a dedicar solamente al juicio que tienen contra mí y punto”, en ese  caso habría un gobierno de derecha de más de 70 bancas, ahí la derecha se uniría totalmente. En ese caso habría gobierno de derecha sin problema ninguno. 

P: Claro, porque los partidos de derecha en términos nacionales, que se sumaron a una coalición con el centro y la izquierda, lo hicieron porque no quieren a Netanyahu. Más de uno aclaró explícitamente que no tienen problema con su partido Likud, que dicho sea de paso es el partido más grande de Israel.

R: Exacto. O sea que en estas elecciones, como en las pasadas, el tema central es la personalidad de Netanyahu, porque obliga que gente de muy derecha se pase al bando anti Netanyahu, en donde la única forma que tiene de gobernar o de ganar elecciones es siendo apoyado por gobiernos de izquierda, de izquierda liberal e incluso de la izquierda anti sionista, que son los partidos árabes. Es decir, hay aquí algo muy dramático, muy personalizado, personalizado hasta el nivel de histeria diría yo, es una locura, porque obviamente qué tiene que ver gente como el ministro de Justicia  Gideon Sa'ar, su copartidario Ze'ev Elkin, de posiciones muy nacionalistas, con alguien como Ayman Ayman Odeh, jefe  de la Lista Conjunta mayormente árabe… absolutamente nada.

 P: Interesante lo que dijiste, histeria, locura…

R: Es algo interesantísimo, ellos son oposición a Netanyahu desde el punto de vista personal, es decir, el personalismo los vuelca a una posición en la que tienen que hacer coalición con la Lista Conjunta, que es un partido anti sionista, y que, paradójicamente, ese partido no tiene grandes cosas en contra de Netanyahu, puede ser anti Netanyahu como no. Pero  lo uqe pasa es que el bloque anti Netanyahu no puede ni soñar con 61 escaños sin aliarse con al menos un partido árabe. ¿Y qué pedirán los partidos árabes a cambio de sus  votos? Hay mucha manipulación. Tendrán que pagar un precio. Obviamente los van a poner en posiciones que van a ser totalmente contradictorias con su consciencia personal y nacional. ¿Y todo por qué?, todo por un bloqueo a la posibilidad de que Netanyahu sea nuevamente primer ministro. Es una forma de decir: señores, gente de todas las tendencias contradictorias, nos unimos en contra de una posibilidad de “dictadura derechista”, sería su forma de justificar esa coalición, como diciendo que la alternativa sería el acabose, el fin del mundo, del país. Claro que yo no creo que eso sea cierto.

 

P:Con esos mismos términos, pero para el otro lado,se manifiesta la oposición actual, como ya hemos dicho, sobre la posibilidad que ellos no ganen y sea nuevamente la así llamada coalición de cambio hoy en el poder, la que forme gobierno.

R: Exacto.

P: No es sano, indudablemente, que el país esté tan polarizado. Eso de “ellos” o “nosotros”, pero no en términos normales de que cada uno quiere ser el ganador, sino que si el otro gana se termina el país, es muy preocupante. Alberto, te agradezco muchísimo por tu tiempo y tu análisis.

R: Encantado Ana , siempre.

Ana Jerozolimski
(19 Octubre 2022 , 07:37)

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