Fotos: redes sociales palestinas, recabadas por Abu Ali Express en Telegram
Israel lanzó en la noche entre lunes y martes un operativo especial en el que una combinación de fuerzas de Tzahal, el servicio de seguridad Shabak y la unidad anti terrorista de la Policía logró destruir el laboratorio central de explosivos de la organización terrorista “Arin el-Usud” (Guarida de los leones) y matar a uno de sus jefes principales. Fue clave también el trabajo del servicio de Inteligencia militar que consiguió la información precisa sobre la ubicación del laboratorio en cuestión, en plena Kasba (la ciudad vieja) de Nablus, una zona compleja que a veces se considera impenetrable.
El jefe terrorista eliminado fue Wadia Al-Huh.
También fueron muertos en tiroteos con las tropas israelíes otros 4 palestinos armados, uno de ellos miembro de los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina. En otra zona, en Nebi Salah, murió otro palestino armado en choques con Israel. Según informó el grupo Mártires de Al Aksa de Al-Fatah, todos eran “activistas militares”, cuyos nombres detallaron en un comunicado especial.
Además hubo cerca de 20 palestinos heridos, entre ellos Mahmud el-Bana, considerado por muchos-según explica el analista y comunicador israelí en las redes Abu Ali Express- como el jefe principal de Arin el –Usud.
“Nuestro objetivo central era y sigue siendo asestar continuamente duros golpes al terrorismo y sus enviados en Jenin y Nablus y en cualquier otro lado en el que crezcan nidos terroristas”, declaró el Primer Ministro Yair Lapid. “No cesaremos en este esfuerzo ni por un momento, no permitiremos que organizaciones terroristas ataquen a civiles israelíes y a soldados de Tzahal”. Y resumió, recordando que las fuerzas de seguridad operan “día y noche” contra el terrorismo, que “todo aquel que intente atacarnos,debe saber que llegará su fin”.
La intensa actividad anti terrorista israelí que se incrementó ya meses atrás a raíz de la recurrencias de atentados mortales en abril y mayo, es clave para frustrar ataques contra blancos israelíes. Según el Shabak, en los últimos meses fueron desbaratados a tiempo más de 340 ataques de envergadura, de distinta índole, al ser detenidos los responsables de las distintas etapas de planificación antes de lograr su cometido.
Y es bastante claro que cuando los terroristas se sienten acosados y en la mirilla de Israel, eso los obliga a tratar de ocultarse y andar con cierto cuidado. El operativo atribuido días atrás a Israel, en el que murió Tamer Kilani, uno de los miembros centrales de la ya mencionada organización, al estallar una carga explosiva colocada debajo de su moto, sorprendió a muchos en el terreno. Israel, que hace unos 20 años no realiza acciones de ese tipo contra terroristas, no lo reivindicó, y se habló claramente también de un “accidente de trabajo”, de la posibilidad que le haya estallado antes de tiempo una carga que Kilani pensaba usar en un atentado. Pero en el terreno, entre los palestinos, la sensación fue de intensificación en los operativos israelíes.
Pues por un lado, estos éxitos operativos israelíes son claves para frenar atentados.
Pero por otro lado, intensifican la sensación de los grupos armados palestinos que “no tienen lo que perder”. Y cuanto más muertos palestinos hay en el terreno, aunque todos, casi sin excepción, son hombres armados que participaron en tiroteos con israel, más furia hay en el terreno, lo cual a su vez es un motor de odio.
Un elemento clave en todo esto es el apoyo de la Autoridad Palestina, varios de cuyos miembros se han manifestado abierta y explícitamente en favor de “Arin el-Usud” presentándolos como héroes que el pueblo debe abrazar.
Los Mártires de Al Aksa de Al Fatah-la facción de la OLP encabezada por el Presidente de la AP Mahmud Abbas- publicaron un panfleto oficial este martes afirmando que “nuestros activistas militares lucharon contra las fuerzas israelíes, hombro a homro junto a los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina”. Según el comunicado “ello muetra la unidad de la sangre y las armas en la defensa del pueblo palestino”.
El apoyo de la AP a la noción de la “lucha armada”, la presentación de los terroristas que atacan a Israel como héroes, nada tiene de nuevo.
Pero en los últimos tiempos esto se traduce no sólo en palabras sino en una creciente participación activa de los servicios de seguridad palestinos en los choques con Israel. Son los mismos servicios con los que según los acuerdos de Oslo hay que coordinar acciones de seguridad en el terreno.
Ya no importa tanto si el problema deriva de la presión desde el terreno sobre la AP, del hecho que la AP se siente impotente frente a los grupos armados porque sabe que el pueblo no los considera un liderazgo legítimo o por propia convicción. En la práctica, su creciente radicalización es un fenómeno preocupante cuyos resultados pueden ser catastróficos en el terreno.
