Israel

El voto de la ciudadanía árabe, clave en las elecciones israelíes

 

La ciudadanía árabe israelí constituye algo más del 20% de la población desde las primeras elecciones en 1949, tiene derecho a votar al igual que el resto del país. Los ciudadanos árabes también pueden ser electos y desde la primera Kneset , parlamento, hubo siempre diputados árabes, tanto musulmanes como cristianos.

¿Qué interesa a la ciudadanía árabe israelí?

Si uno escucha las declaraciones y lee en las redes a algunos de los diputados árabes en la Kneset actual, llega a la conclusión que lo que más les interesa en la vida es el tema palestino, que se cree un Estado palestino independiente. Pero diversas encuestas publicadas en los últimos días dejan en claro que sus prioridades son otra, relativas a la situación interna en Israel.

Distintas encuestas arrojan datos interesantes.

Según el portal Ynet, el 48% de los árabes israelíes considean que lo más importante es la criminalidad y violencia en el seno de la sociedad árabe. Desde comienzos del año esta violencia entre los propios árabes ha cobrado la vida de casi 70 personas. De acuerdo a un estudio del Instituto Israelí de Democracia, el 54% considera que ese es el punto prioritario.

Luego vienen temas  como la carestía de la vida, el tema de la mezquita de Al Aksa y casi al final, sólo el 5% ó 6% dicen que lo que más le importa es el tema palestino.

¿Sí o no a la coalición de gobierno?

Tras las elecciones pasadas, se hizo historia. El partido islamista Ra´am, encabezado por el Dr. Mansur Abbas, decidió que la mejor forma de lidiar con los desafíos singulares de la ciudadanía árabe, sería sumándose al gobierno. Por primera vez, un partido árabe se incorporó a una coalición junto a los partidos sionistas. Si bien ya había habido ministros árabes, miembros de partidos como el laborismo y Meretz, esto era otra cosa: un partido árabe entero como parte de la coalición en el estado judío.

Hoy, de cara a las elecciones del martes 1° de noviembre-y únicamente en base a las encuestas de opinión pública- parece claro que las mejores perspectivas son para Ra´am, que sigue defendiendo la idea de la inclusión y cooperación. Esto es un mensaje positivo de parte de la ciudadanía árabe.

Según un estudio del Instituto Israelí de Democracia, el 69.5% de los ciudadanos árabes apoyan que partidos árabes se sumen a la coalición de gobierno que se forme  y el 29% se opone. El 75% apoya que se designe un ministro árabe al gabinete. El 55% considera que la incorporación de Raam a la coalición no mejoró la situación de los árabes, mientras un 43% opina que sí.

 

Cambios, divisiones, perspectivas

El principal logro electoral de un partido árabe fue en el 2020 cuando se unieron Hadash, Ta´al, Balad y Ra´am, formaron la Lista Conjunta y eso les permitió sacar 15 escaños en las urnas. Desde entonces su fuerza ha ido reduciéndose, en gran medida por las discusiones internas y la relativaente baja participación de la ciudadanía árabe en las elecciones.

El punto más dramático fue tras las elecciones pasadas fue la ya mencionada escisión de Ra´am para sumarse a la coalición.

 

¿Pasarán?

Lo que quedó de la Lista Conjunta-que luego de la separación de Ra´am volvió a dividirse al escindirse el partido Balad- retomó los nombres originales de los dos partidos: Hadash (que cuenta con participación judía, aunque es de amplia mayoría árabe) y Ta´al . Estos dos, encabezados por Ayman Odeh y Ahmad Tibi, tienen una línea muy dura respecto a Israel y titubean acerca de si hay que apoyar a un gobierno sionista y deben optar siempre por atacarlo desde afuera.  Quizás también aquí hay un mensaje ya que en las encuestas,no está claro que esa lista entre a la Kneset. Es una opción real que quede afuera. Dependerá del porcentaje de votantes árabes.

Y por último, la lista más radical, Balad, abiertamente opuesta a la existencia de Israel como Estado judío, según los sondeos, no recibirá el mínimo siquiera para ser electo.

De más está decir que lo que contará será la votación real,el martes, no los sondeos.

El problema del primer ministro Yair Lapid

El actual primer ministro ha dicho categóricamente que no incluirá a Hadash-Ta´al en una próxima coalición de gobierno-comentando que ni él lo desea ni esos partidos árabes- pero hasta ahora no ha aceptado decir que tampoco se basará en sus votos para recibir la aprobación de la Kneset. O sea, que no descarta que su mayoría, si es que la consigue, sea tal tomando en cuenta también los votos de ese partido árabe.

El problema al respecto es que según las encuestas, únicamente considerando 4 eventuales escaños de Hadash-Ta´al, Lapid tiene 60, empate con Netanyahu. Ninguno tendría mayoría. Pero el problema es incluir en el cómputo de análisis de bloques a ese partido.

Problema, decimos, no porque el voto árabe no sea legítimo sino por las posturas de ese partido, cuyos miembros presentan a Israel repetidamente como racista-aunque lo hacen desde el propio parlamento israelí- , se refieren a soldados de Tzahal como criminales de guerra y a menudo expresan posturas que no pueden menos que ser interpretadas como apoyo al terrorismo. Claro que lo niegan y recalcan que se oponen “a todo tipo de violencia”, pero en diversas ocasiones participaron en eventos que fueron claramente vistos como identificación con el “otro lado” en el conflicto, también en casos de atentados. Especialmente elocuente fue días atrás la diputada Aida Toma Soleiman, una de las más radicales de la lista, cuando tras el operativo militar israelí contra el laboratorio de explosivos de “La guarida de los leones” en Nablus, en el que murieron 5 terroristas de este grupo que cometió más de 20 ataques en un mes e intentó cometer una matanza en Tel Aviv hace unas semanas, ella condenó la muerte “de nuestros mártires”.

Con todo esto de fondo, la posibilidad de basarse en sus votos, aunque no sea como parte del gobierno, crea un problema de legitimidad a Yair Lapid.

Ana Jerozolimski
(30 Octubre 2022 , 09:07)

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