Israel

La verdad de los votos: una aclaración electoral israelí de cara a las futuras discusiones

Nota de opinión

La victoria electoral del bloque encabezado por Biniamin Netanyahu es clarísima. Aunque fuera por unos pocos votos lo sería: de acuerdo al sistema de distribución de los votos en escaños en la Kneset, su coalición tendrá 64 frente a 51 de la coalición saliente. Los otros son del partido árabe Hadash-Ta´al.

Una diferencia tan notoria puede servir como argumento en no pocas discusiones que sin duda aún habrá en la sociedad israelí, ya que el pueblo está dividido en diversos temas tanto políticos como religiosos y sociales en general. Y dado que el lado del espectro político israelí que vuelve ahora al gobierno-o sea el bloque encabezado por Netanyahu-hace años que se presenta como el único que legítimamente representa los valores judíos de Israel,nos parece importante hacer la aclaración a la que dedicamos estas líneas.

Publicamos algo al respecto en el editorial del jueves pero omitimos ingresar un elemento que deja más en claro aún nuestro argumento, razón por la cual escribimos esta nota .

En escaños, como decíamos, la diferencia entre el bloque Netanyahu y el de la coalición saliente, es de 13 escaños. En votos, sin embargo, la diferencia es mucho menor, de solamente el 6.09%, un total de 290. 254 votos más para el primero. Cometimos un error en el editorial sobre este tema, al no incluir en el cálculo los votos que recibió MERETZ, que aunque finalmente no entró a la Kneset, claramente recibió votos de ciudadanos favorables a la coalición saliente.

El bloque Netanyahu, o sea Likud, El Sionismo Religioso, Shas y Yahadut HaTora recibió el 48.36% de los votos (2.303.964) y el bloque de la coalición de Lapid, el 42.27% (2.013.710).

Aquí publicamos la lista completa.

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Cabe hacer una aclaración: debajo de Meretz, que no entró, aparecen también Balad y Habait Hayeudí, que tampoco estarán en la Kneset.

Balad es un partido árabe declaradamente anti-sionista, que si bien podríamos incluirlo en los votos de los anti-Netayahu, lo dejamos fuera ya que tampoco aceptaba ser parte de una coalición sionista. Por la misma razón, no incluimos en el cálculo a Hadash-Ta´al.

Habait Hayehudí, encabezado por la ministra de Justicia saliente Ayelet Shaked, no lo incluimos en el cómputo ya que por un lado ella dijo claramente que es parte de la derecha, pero por otro estuvo en la coalición, y no es de descartar que parte de sus votantes puedan ser considerados favorables a la sociedad con la coalición de cambio. Por las dudas, la dejamos fuera.

Si calculamos según campo  "sí Netanyahu" o "no Netanyahu", incluyendo al partido de Ayalet Shaked totalmente en el bloque Netanyahu y a los dos partidos árabes en el opuesto, da casi el mismo porcentaje de diferencia, sólo un 6.6%.

Evidentemente, no incluimos todas las demás listas que de todos modos estaba claro de antemano que no entrarían, cuyas agendas no tenían nada que ver con la discusión central entre los dos grandes bloques.

 

Está clarísimo que en ambas partes hubo a lo largo de toda la campaña y de todos los últimos años, un serio proceso de demonización. La grieta es cada vez mayor. No es un proceso nuevo en la discusión política israelí.  Del lado  de los críticos de Netanyahu, no han escatimado en epítetos muy duros contra él. A nuestro criterio, las durísimas críticas contra Netanyahu tienen dos motivos centrales.

Po un lado, el hecho que a pesar del juicio por sospecha de corrupción en su contra rehusó retirarse de la política, algo que la ley no le obliga a hacer pero que muchos consideraron ineludible desde un punto de vista ético, así como por su propio discurso.

Pero quizás lo principal es que Netanyahu lleva años presentando a sus críticos como “izquierda”, refiriéndose a  “enemiga” del país, ilegítima y dispuesta a ceder ante el terrorismo, y eso agudizó duramente la discusión interna.  

Ahora, dadas las duras reacciones y expresiones de preocupación en distintos sectores de la ciudadanía por la victoria de su bloque  y partidos  ultraconservadores que le acompañarán, se está hablando en la inminente coalición de la necesidad de calmar al público, que la gente no crea que tiene lo que temer.

Esperemos que la lógica impere y que se gobierne en beneficio el país. La oposición de Lapid tiene derecho a combatir el gobierno, pero esperemos que no actúe como lo hizo la oposición encabezada por Netanyahu contra él, dando prioridad a consideraciones políticas por sobre las necesidades de Israel.

Hizo bien el Primer Ministro Yair Lapid en llamar a Netanyahu a felicitarlo y desearle éxito. Israel es mucho más importante que cualquiera de ellos dos.

Ana Jerozolimski
(04 Noviembre 2022 , 09:06)

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