Mundo Judío

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¿Quién Quiere Sacrificarse? - Devolviendo Bienes Espirituales Robados - Mi Padre y el Sacerdote - Preparativos para el Seder

 

 

 

 

No. 197

Vaikrá
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Horario de velas en Montevideo, Viernes 24/3 18:.33 hrs

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¿QUIÉN QUIERE SACRIFICARSE?

Por Yossy Goldman

“Sacrificio” no es una palabra que uno escuche muy frecuentemente en estos días. Parece que prácticamente ha desaparecido de nuestro vocabulario. Tiene un tono negativo, como abandonar algo precioso o perder algo grande. Nadie está dispuesto a ser un “cordero para el sacrificio”. Simplemente tiene una mala vibración para el oído moderno.

Esta semana comenzamos a leer y estudiar el tercer libro de la Torá, Vaikrá (Levítico), que esencialmente es un libro sobre sacrificios, específicamente los que se ofrecían en el altar de D-os en el Templo en los días de antaño. Así que confrontemos alguna de nuestras actitudes con respecto a esta palabra.

Desde hace varias décadas, la búsqueda de la “autorrealización” y la “autoestima” ha sido tomada como una necesidad obvia de nuestra vida. Se ha vuelto algo sobreentendido que preocuparse primero por uno mismo y sus intereses es la prioridad dominante en el negocio de la vida. A pesar de que el martirio de antaño se ha vuelto popular en ciertas culturas, generalmente los ciudadanos occidentales no buscan ser mártires por nadie, y los corderos para el sacrificio son anticuados, lamentables reliquias de una era pasada.

Tomemos el caso de las madres judías. Esas almas afectuosas y desinteresadas hace tiempo que han sido juzgadas, encontradas culpables y condenadas por sofocar a sus hijos. “Ella me exigió que fuera Doctor, si no...”, “Me obligaba a comer sopa de pollo... ¡por vía intravenosa!”. Famosos novelistas judíos han hecho millones denunciando sus madres al mundo.

A pesar de que puede haber cierta verdad en la noción de que los padres judíos pueden a veces ser dominantes o demasiado insistentes, me atrevo a sugerir que los sacrificios que nuestros padres, y especialmente nuestras madres, han hecho a través de las generaciones merecen nuestro respeto y eterna gratitud en lugar de estar echando las culpas por todas nuestras neurosis a sus pies.

Pienso que si somos objetivos deberíamos admirar y apoyar como un ícono, a todo ser humano que pone el bienestar y felicidad de otros por encima del propio. ¿Por qué es tal desinterés y sacrificio admirables en los héroes de las naciones y los movimientos de liberación pero despreciados en nuestras madres? Seguramente el éxito de los hijos e hijas judíos deben tener mucho que ver con las personas que los criaron y educaron. Es un milagro moderno que una generación de inmigrantes judíos sin dinero sea responsable directamente por la integración de sus hijos en el “nuevo mundo” y sus logros remarcables en prácticamente toda esfera de la vida contemporánea. Esto simplemente no podría haber pasado sin grandes sacrificios y un compromiso total de los padres por sus hijos. 

Pero eso era antes. Hoy tenemos una actitud más iluminada. “Necesito espacio”. “No puedo arruinar mi vida por mis hijos. Necesito mis propias oportunidades para la autoexpresión y gratificación personal.” Todas necesidades válidas y objetivos dignos. Pero demasiado frecuentemente llevamos esto muy lejos. ¿Por qué una mujer que ha decidido que quiere ser la mejor madre posible para sus hijos se la hace sentir fuera de lugar si renuncia o suspende su carrera? Si deriva una gratificación genuina al ver a sus hijos bien educados, independientes, moral y orgullosamente judíos, ¿es eso un uso de su tiempo menos valioso que trabajar para el éxito de alguna compañía?

Hace un tiempo, los esposos y esposas no salían todos los sábados de noche. Pero se apoyaban mutuamente contra viento y marea. Hace un tiempo, lo que un padre hacía en su tiempo libre era llevar a sus hijos a actividades extracurriculares. Hoy tenemos nuestros propios extracurriculares: gimnasio, golf, bridge, poker, el manicurista y por supuesto el terapeuta.

De hecho, la razón por la que los terapeutas tienen tanto trabajo debe ser porque simplemente pensamos demasiado en nosotros mismos. “Estoy gordo, me siento inadecuado, estoy insatisfecho, estoy deprimido...”. Si pasamos más tiempo pensando en otros, sea en nuestras propias familias o la comunidad, seguramente estaremos mucho más sanos emocionalmente.

El Judaísmo enseña que el sacrificio y el desinterés son rasgos de carácter a respetar, admirar y emular. La idishe mame de antaño será una heroína eterna para nuestro pueblo. Dejemos de estar tan obsesionados con nosotros mismos y nuestra satisfacción y comencemos a pensar para qué se nos necesita en este mundo.

Que, con favor de D-os, seamos capaces de mantener nuestras ocupaciones sociales y familiares en forma equilibrada. Que los sacrificios, el afecto y la generosidad que hagamos nos traiga la bendición de una satisfacción real y también la máxima satisfacción personal.

DEVOLVIENDO BIENES ESPIRITUALES ROBADOS

[D-os le dijo a Moisés que si un ladrón desea expiar su pecado trayendo una ofrenda de culpa, primero] "debe devolver el artículo que robó." (Vaikrá 5:23)

Espiritualmente hablando, “artículos robados” son cualquier cosa que nosotros, al pecar, hemos “robado” de D-os y entregado a las fuerzas del mal, tanto sea un objeto físico, un momento en el tiempo o un potencial humano.

Nuestra tarea en la vida es devolver las entidades robadas del mundo a su legítimo dueño, es decir, reorientar hacia la Divinidad todo lo que ha sido entregado a la causa del mal, comenzando por cualquier cosa que hayamos “robado” de D-os a través de nuestras malas acciones. Esta es la esencia del arrepentimiento: restaurar el mundo a su estado Divino natural. A través del arrepentimiento, nos es además posible alcanzar alturas aún más altas que las que hayamos alcanzado antes de pecar.

Likutei Sijot, vol. 25, págs. 398, 455-457.

Levítico (Vaikrá) 1:1 – 5:26

Levítico, el tercer libro de la Torá, contiene muy poca “acción”; está dedicado principalmente a las reglas que gobiernan la relación de D-os con el pueblo judío y con cada individuo en particular. Las primeras dos secciones y media describen los procedimientos para la ofrenda de sacrificios. La primera sección del libro de Levítico abre con D-os llamando (Vaikrá en Hebreo) a Moisés, invitándolo a entrar al Tabernáculo para que pueda enseñarle dichos procedimientos.

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jabad.org.uy/parasha

MI PADRE Y EL SACERDOTE

Por Chana Weisberg

Hace casi 40 años, mi padre, Rabi Dovid Schojet fue invitado a disertar ante un grupo de participantes judíos y no-judíos en la ciudad de Búfalo. Inseguro de aceptar la invitación, consultó con el Lubavitcher Rebe, quien le instó a que asistiera. Y le indicó enfocar su conferencia sobre el tema de caridad, debido a su aplicación universal

Mi padre empezó con la siguiente historia. Un individuo adinerado que nunca contribuía con caridad, vivió en la época del autor del Tosfos Iom Tov, Rabi Iom Tov Lipman Heller. Después que este avaro murió, la Jevra Kadisha (responsables del entierro) sintió que era indigno de ser enterrado al lado de alguien respetable y lo puso en el área del cementerio del hekdesh, reservado para los proscritos de la sociedad

Unos días después, un tumulto sacudió a Cracovia. El carnicero y el panadero, dos miembros prominentes de la comunidad que habían sido siempre sumamente caritativos, dejaron de distribuir sus fondos. Los pobres que habían confiado en ellos para su sustento estaban consternados. Los comentarios corrieron tan rápidamente que llegaron ante el Tosfos Iom Tov quien llamó a ambos y les preguntó porqué habían interrumpido sus actos tan abruptamente.

Ellos contestaron: "En el pasado el miserable nos proporcionaba los fondos para caridad. Él nos advirtió no revelar nuestra fuente, pues deseaba poseer el gran mérito de realizar la mitzvá en secreto. Ahora que está muerto, no podemos continuar.” Impresionado por la conducta del 'miserable, el Tosfos Iom Tov pidió que se lo entierre al lado de este individuo, aunque fuera en una sección desacreditada del cementerio

Cuando mi padre concluyó su conferencia, un participante del público, un sacerdote, se le acercó y pidió que le repitiera la historia. Se encontraron al día siguiente. A la hora designada, el sacerdote llegó al hotel de mi padre. El sacerdote pidió a mi padre repetir la historia. Mi padre lo hizo, pero se pasmó cuando, después de concluir la historia, el sacerdote muy confundido, le pidió que la repitiera. A esta altura, el hombre caminaba nerviosamente por el cuarto. Finalmente, se volvió a mi padre y dijo: "Rabino Schojet, el hombre caritativo de la historia era antepasado mío."

Escépticamente, mi padre calmó al joven diciendo que no había conexión entre él y la historia. "Además", le dijo, "usted es gentil, y este hombre era judío." El sacerdote lo miró y susurró: "¡Rabino, tengo una historia para contarle!"

Había crecido en el estado de Tennessee. Su padre fue Comandante del ejército americano durante la Segunda Guerra. En ultramar, en Europa, su padre se había enamorado de una muchacha judía. Se casaron y nadie supo su origen. Un tiempo después, la pareja tuvo un niño que criaron como católico. El niño creció y asistió a un Seminario para convertirse en sacerdote.

La madre del sacerdote murió prematuramente. Antes de su muerte, ella descubrió su secreto a su hijo. Después de recitar el Shema, le confesó: "Quiero que sepas que eres judío". Y le informó de su antepasado enterrado al lado de un gran sabio llamado el Tosfos Iom Tov y le relató casi literalmente, la historia que mi padre había contado. En ese momento, el sacerdote pensó que su madre deliraba. Siguió con su vida, se olvidó del episodio.

"Rabino", lloró, “usted me ha recordado a mi madre, y que la historia es verdad. ¿Qué voy a hacer? Soy un sacerdote de una gran congregación." Mi padre le explicó que según el Judaísmo, él era judío. Lo animó a que explorara su herencia, y lo puso en contacto con quien podría guiarlo.

Mi padre no supo nunca más de este hombre. Hace varios años, en una visita a Israel, un judío religioso se le acercó en el Kotel, y lo saludó. Mi padre no lo reconoció. El hombre exclamó: "¿No me reconoce, Rabino Schojet? ¡Yo soy el sacerdote que encontró en Búfalo!" Y continuó: "Un judío nunca se pierde de su pueblo."

PD. Descubrí recientemente que mi padre es un descendiente directo del Tosfos Iom Tov. En otro tiempo, en un hotel en Búfalo, Nueva York, un descendiente del Tosfos Iom Tov se encontró con un descendiente del avaro, y milagrosamente cambió el curso del destino.

PREPARATIVOS PARA EL SEDER

Los Ingredientes:

Para el plato del Seder:

• Matzá. Asegúrese de tener suficiente a mano.

• Rábano picante rallado y/o lechuga romana (para las hierbas amargas). Inspeccione las hojas de la lechuga para asegurarse que no tienen insectos.

• Un huevo duro y un hueso de gallina asado. Estos dos elementos son recordatorios de las dos ofrendas que se comían en la víspera de Pesaj durante la época del Templo.

• Un vegetal (dependiendo de la costumbre de su familia: perejil, cebolla, papa cocida u otro).

• Jaroset: una mezcla de manzanas, nueces y vino.

Otros:

• Vino Kosher (también puede ser jugo de uva si no puede tomar vino).

• El libreto con todas las instrucciones que va a necesitar: un libro llamado Hagadá.

• Agua con sal.

• Una comida festiva suntuosa.

• La copa especial para Elías (también puede usar una copa regular si es necesario).

Los Caracteres:

• Usted. La Hagadá no es un juego de espectadores. Usted es la experiencia. Antes del Seder, prepare algunos pensamientos de Pesaj para compartir, y aliente a cada miembro de la familia a hacer lo mismo.

• Los niños juegan el rol más importante en el Seder. Hacemos todo lo posible para mantenerlos despiertos y ocupados. 

Consejos:

• La forma más fácil de disfrutar un gran Seder es asistir a uno. 

• El Seder es un Seder solo cuando sucede después del anochecer. Haga que sus niños duerman la siesta esa tarde para que estén despiertos.

 

iSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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