Subo al subte D en Callao. Hay una multitud de personas, ya que es un viernes a las cinco de la tarde, y mi destino es el Alto Palermo. Estoy a punto de tener mi primera cita gracias a Tinder. Siento que me falta el aire y mi corazón palpita rápidamente. ¿Estoy teniendo un ataque de pánico? ¿Es la ansiedad que me genera conocer a alguien a través de una aplicación? Me encantaría caminar, pero la cantidad de personas en el tren no me lo permite. Afortunadamente, logro encontrar un asiento. Respiro hondo, exhalo y repito en mi mente "Grandes espacios verdes" como un mantra. Esto me ayuda a reducir la ansiedad. Finalmente, llego a Bulnes y bajo del tren, suspirando de alivio.
Qué lugar tan de mierda para una primera cita. Quería elegir un lugar donde fuera fácil escapar si fuera necesario. Es solo otra cita de Tinder, una más de las veinte que he tenido en los últimos meses. Ya he perdido toda esperanza de encontrar a alguien "normal". Siento que terminaré sola y ni siquiera tengo un gato como compañía. Mis amigas dicen que estoy obsesionada, que siempre encuentro algún defecto en todos, que no funciona de esa manera. La tolerancia definitivamente no es una de mis virtudes. Solo quiero encontrar el amor. ¿Estoy tan desesperada? Estuve profundamente enamorada durante la pandemia y todo se fue al traste. El tipo viajaba más que estar aquí en Buenos Aires, y siempre ponía a su madre, sus hijas y su perro antes que a mí. No sé si ese era el orden correcto, pero definitivamente no estaba en sus prioridades. ¿Y si simplemente no voy a la cita? El miedo me consume. Nadie utiliza fotos recientes en sus perfiles. Estoy preparada para cualquier cosa.