Fuente: Instagram de Raquel Oberlander
Desde que se empezó a poner “de moda” el Día de la Mujer, me cuestioné su importancia.
No porque no crea que las mujeres merecen tener los mismos derechos, oportunidades y salarios que todos los demás seres humanos del planeta.
Sino porque sé que se trata de una lucha diaria, en la que todos juntos, como sociedad, tenemos que evolucionar. Y por muchos momentos sentía que -por lo menos en el mundo occidental- ya había un gran camino recorrido que sólo se iba a profundizar.
Me equivoqué.
Porque el Día de la Mujer se ha ideologizado, y parece que no todas las mujeres importan igual. Y que conductas aberrantes y barbaries que habían quedado atrás, como la violencia sexual como arma de guerra, están otra vez entre nosotros.
El 7/10 fue un día nefasto para el pueblo judío, pero también para la humanidad toda. Se han violado mujeres hasta fracturarles las caderas y se las ha matado durante el mismo acto sexual. Se ha violado a mujeres delante de sus hijos y de sus parejas. Se han violado CADAVERES, luego del asesinato.
Lo terrible no es sólo, que haya sucedido. Es el silencio obsceno de tantas feministas o personas que dicen llamarse así, pero para ellas no todas las mujeres valen lo mismo. Parece que algunas, por el hecho de haber nacido judías, o en un país específico, se merecieran esta deshumanización. O que justifican estos actos como derecho a “resistencia” ¿En serio es resistencia abrir un abdomen de una mujer embarazada, sacar el feto y matarlo delante de los ojos de esa mujer que se está desangrando?
¿Y si en lugar de tomar partido por unas mujeres y no por otras nos sacamos la careta y nos preocupamos por cada ser viviente con la misma vehemencia?
#8M
