Queridos amigos, permanentemente estamos escuchando a los árabe-palestinos que sus prioridades son crear “PALESTINA” y destruir a Israel. Para lo primero, se supone que recurrirían a Cisjordania y la Franja de Gaza y de inmediato surge infinidad de preguntas. Para el presente análisis, vamos a obviar las pretensiones de destruir Israel, para incorporarlo a su país, por considerarlo, a Dios gracias, una utopía inalcanzable.
¿Cisjordania y Gaza? Hemos visto que desde 2007, la rivalidad entre ambas autoridades, han sido reiteradas, permanentes e irreconciliables, al punto que ni siquiera su odio indisimulado a Israel, logra unirlos en forma duradera y estable.
Repasemos rápidamente la historia desde 1948 en adelante: La ONU divide el despojo que Inglaterra dejó de Palestina, tras crear el Reino Hachemita del Jordán, en dos partes a objeto de crear un Estado Judío y un Estado Árabe. Los judíos aceptan y nace el 14 de Mayo, el Estado de Israel. Los árabes desconocen el acuerdo, invadiendo los integrantes de la Liga Árabe (LA) al naciente Estado.
Finalizada esta primera guerra, Egipto se apodera de la Franja de Gaza y Jordania de Cisjordania y parte de Jerusalén. Se trata de una ocupación inaceptable, pero, el mundo lo acepta y absolutamente NADIE habla de la creación del Estado Árabe en dichos territorios. Será necesario esperar la guerra de 1967, en que Israel derrota estrepitosamente a las huestes de la LA y queda con la totalidad de los territorios en disputa, bajo su dominio, para que TODOS se acuerden que debería haberse establecido el Estado Árabe, ahora ya empezando a ser reemplazado el término árabe, por palestino.
El año 2005, Israel se retira unilateralmente de la Franja de Gaza, pretendiendo que en ella, los árabe-palestinos den inicio a lo que podría haber sido su propio Estado. Todas las condiciones estaban dadas para que la prosperidad y el éxito fuera el resultado. Incluso se llegó a hablar de la posibilidad de un Singapur en Medio Oriente.
Por desgracia, las intenciones de los dirigentes palestinos era otra. Lo primero que hace la Autoridad Nacional Palestina (ANP) es destruir absolutamente todo lo que Israel dejaba funcionando a plenitud, para que ellos pudieran partir con herramientas factibles de lograr esa prosperidad, sólo deseada por Israel, para el futuro Estado Árabe.
En esos momentos, una de las principales exportaciones de Israel a Europa, eran las naranjas y la principal planta procesadora quedaba en lo asignado a la Franja, dando trabajo a miles de trabajadores árabes, los cuales gozaban de los mismos salarios y garantías que el resto de los trabajadores israelíes. La justificación para tamaña insensatez era que no podían permitir funcionar nada que recordara “la dominación sionista”.
El año 2007, se efectúan las únicas elecciones que han tenido estos dos enclaves árabe-palestinos, resultando vencedores en Gaza los terroristas de Hamás. No sólo asumen el gobierno del enclave, sino que dan inicio a una espantosa masacre de palestinos de la ANP y Al Fatah, su brazo armado, lo que obliga a Mahmoud Abbas a arrancar, con ayuda israelí, y establecerse en Ramallah, pasando a ser, desde ese momento, su capital.
El año 1948, cuando se establece Israel, más de la mitad de su territorio era o desierto o pantanos insalubres, siendo lo que quedaba en poder de Egipto y Jordania, algo mejor. Sabemos la pujanza y el nivel alcanzado en estos cortos años por Israel. En contraposición, vemos la Franja de Gaza, sumida en la más espantosa pobreza. Cisjordania, aún está en condiciones aceptables, en parte gracias a empresas israelíes que se han establecido en dichos lugares, dando salarios y condiciones laborales infinitamente superior que lo que proporcionan los propios patrones palestinos. Estas son las empresas que tendrían que cerrar y mudarse a Israel, si prosperara el BDS que los propios palestinos preconizan.
Tanto Hamás como la ANP, han vivido todos estos años, gracias a las donaciones de organismos internacionales, EEUU, la Unión Europea (UE) y algunos estados árabes, los cuales, alternativamente, hacen sus aportes hasta que se cansan y suspenden sus donaciones, ante la descarada corrupción de ambas dirigencias.
Hamás paga los salarios de sus empleados públicos, con dineros que le da la ANP. Ahora, dado que Abbas cortó dichos envíos, ha sido Catar quien dona por intermedio de Israel US$15 millones mensualmente. El ser Israel el intermediario, da garantía al donante que dichos dineros no irán a parar en los bolsillos de la dirigencia de Hamás y en la compra de cohetes, morteros y construcciones de túneles millonarios (sobre US$3 millones cada uno) para cometer actos terroristas contra civiles israelíes.
Son realmente increíble los miles de millones de dólares recibidos por las autoridades palestinas estos años, sin que se vea progreso alguno en la totalidad de su pueblo. La semana recién pasada, una noticia escalofriante nos conmovió profundamente, al enterarnos que Abbas había ordenado suspender el tratamiento de Majed Muhammad Majed Ah-Sha’er, un niño de 6 años, con leucemia, ya que esos dineros los necesitaba para pagar a los terroristas que cometen atentados y asesinatos de civiles israelíes, ya que los terroristas eran prioritarios. Además, prohibía al pueblo palestino, seguir recurriendo a hospitales israelíes, cuando sus propios establecimientos médicos no disponían de los medios necesarios para su sanación. Se comprende que esta disposición no corre para los jerarcas palestinos, los cuales siguen disfrutando de la excelencia médica israelí. El último fue Jibrik Rajoub, al concurrir al Hospital Ichilov, el mismo que atendía a Majed.
Conociendo todo esto, se comprenderá por qué me pregunto cómo se va a financiar Palestina si se llega a establecer como nación. ¿Puede subsistir un país que se sustente de la caridad extranjera para solventar sus múltiples necesidades financieras, incluso la más vitales, como pagar salarios, dar educación y atención médica, mantener caminos ya existentes y construir otros que son indispensables y todo lo que conlleva los gastos de una nación?
Hamás gasta miles de millones de dólares, todos producto de donaciones internacionales, en armarse y prepararse para destruir Israel. Lo que sobra, deberíamos buscarlo en las cuentas personales de sus jerarcas. Quien dude de esta afirmación, que se dé el trabajo de escuchar a Abbas y/o a los gobiernos árabes que han suspendido sus donativos.
La ANP no lo hace mucho mejor. La única prioridad de su gobernante vitalicio es tener los fondos necesarios para cancelar millones de dólares mensuales a los terroristas presos en cárceles israelíes, luego de ser sentenciados por actos terroristas en contra de civiles israelíes. Estas asignaciones son de por vida y mejor suerte aún, tienen los familiares de aquellos que han muerto durante la ejecución de estos atentados, al recibir también de por vida, sumas más suculentas.
Ni la ANP ni Hamás y menos aún la Yihad Islámica que cada día cobra más fuerza en Gaza se ha preocupado de crear una infraestructura que les permita, si llega el momento, dar sustentabilidad a su eventual gobierno. Sin producción no hay trabajo ni impuestos. Sin ambos, no hay dineros, sin dinero, no hay posibilidad de gobernar, salvo que sus intenciones sean seguir usufructuando de la limosna internacional. Mientras la mentalidad de los jerarcas palestinos sea armarse y enriquecerse, no veo posibilidad de sustentabilidad. Hasta hoy, nunca se han preocupado del bienestar de su pueblo, por lo que no les ha interesado fomentar inversiones. Prefieren la limosna.
Para no alargar este comentario, pasemos a la otra pregunta del titular: Cómo gobernaría quien fuera elegido para estos menesteres, si la palabra “elección” está vedado a los palestinos que viven en los dos enclaves, en contra posición de los árabe-israelíes, los cuales gozan del derecho a sufragio y a elegir diputados al parlamento, en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos israelíes.
Abbas fue elegido por 5 años, lo que según él, le da derecho a ser vitalicio. Teme que incluso corriendo sólo, llegue último. Hamás no se molesta en elegir Presidente. Le basta con tener “dirigentes” los cuales no necesitan el sacrilegio de las elecciones.
¿Quién gobernaría en una eventual Palestina, el Presidente vitalicio o los dirigentes vitalicios?
David ben Jaim