Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

¿Quién ganó en esta escalada?


Lecturas inmediatas y a largo plazo

 

Comencemos por aclarar lo que puede sonar meramente a políticamente correcto, pero es muy cierto. En términos generales, nadie sale ganando de una guerra. Hay muertos, heridos, daños materiales, traumas y cuantiosas pérdidas económicas.

Sin entrar en demasiados detalles al respecto, contaremos que 70 personas tuvieron que ser atendidas por servicios de emergencia, algunas con lesiones físicas y otras por hallarse en estado de conmoción, aunque afortunadamente, en Israel, esta vez-a diferencia de la escalada anterior en el mes de mayo- no hubo muertos. Meses atrás, la escalada terminó con 5 civiles muertos.

Medio Israel estuvo paralizado el martes por un prematuro anuncio del Frente de Retaguardia indicando que en Tel Aviv y Gush Dan-la zona metropolitana de la gran ciudad- no se debe ir al trabajo a menos que se trate de un puesto imprescindible. En el sur, no se pudo trabajar con normalidad hasta este viernes y por cierto no hubo clases.

Todo eso implica daño a la economía. Y ni que hablar del costo de la Cúpula de Hierro. Es imprescindible para salvar vidas y eso también sale muy caro: cada misil disparado para interceptar un cohete en el aire, cuesta 50.000 dólares.

Pero más allá de este comentario general sobre lo nocivo que siempre es un enfrentamiento bélico, es oportuno analizar los resultados militares, estratégicos, políticos, de esta escalada, algunos de los cuales podrán evaluarse debidamente únicamente con el transcurso del tiempo.

Nos limitaremos a algunas apreciaciones.

1) Israel lanzó un muy exitoso operativo al lograr matar a una de las principales figuras del Jihad Islámico, responsable de todos o casi todos los ataques contra territorio israelí el último año, tanto con cohetes como intentos de infiltración, disparos de francotiradores y demás. Sorprendió con ello a la organización y le asestó un duro golpe, reforzado al parecer con otro operativo-que se estima fue obra de Israel aunque no fue reivindicado- al intentar matar en Damasco a otro alto miembro del Jihad Islámico, clave en la relación con Irán. Con ello Israel no sólo dejó en claro el alto nivel de su información de Inteligencia sino su capacidad tecnológica. Transmitir a los terroristas que Israel siempre los puede ubicar y que no teme tomar la iniciativa para llegar a ellos, es un elemento importante en la lucha contra el terrorismo. Pero si con ello realmente se ha comenzado a recuperar el perdido poder de disuasión de Israel que amedrente a los terroristas, sería prematuro asegurarlo. Fue un paso en la dirección correcta, pero sólo el tiempo dirá.

2)   Hace tiempo que analistas y también altas fuentes militares dicen que no sólo Israel no tiene interés en una guerra de gran envergadura, sino tampoco Hamas. Eso quedó claro en esta escalada. Hamas no intervino, no disparó ni un solo cohete contra Israel, por más que condenó y prometió “no dejar solos” a los “hermanos” del Jihad Islámico.

Ello se vio en Israel como un elemento sumamente positivo, no solamente porque enfrentarse solamente al Jihad Islámico es por cierto más fácil que a una fuerza conjunta que incluye a Hamas. Eso, más que nada, mostró que Hamas prefiere ahora la calma, por sus propios intereses, preservar su control en Gaza, para lo cual necesita poder mejorar la economía y la estabilidad general.

Pero cabe aclarar que esto no significa que Hamas haya dejado de ser una organización terrorista ni que piense reconocer a Israel y su derecho a existir. Se trata únicamente de sus intereses para perpetuarse en el poder.

3)   Pero este hecho tiene también otro significado. Es la otra cara de la moneda, que no vaticina nada bueno. Ahora, tal cual ha dicho y escrito con mucha razón el corresponsal especializado en asuntos palestinos en el canal 11 de la televisión israelí y en la radio pública Kan, Gal Berger, habrá que tomar en cuenta a dos dueños de casa en la Franja de Gaza. Jihad Islámico sigue por cierto siendo mucho más pequeño y menos poderoso que Hamas, pero por otro lado, no tiene ninguna agenda que no sea la terrorista, financiado además por Irán, que también imparte órdenes y agita. Y esta vuelta, Jihad estuvo solo contra Israel, fue quien decidió cuándo empezar a disparar cohetes y cuándo detenerlos. Desde ahora, nada podrá concretarse en Gaza sin su aprobación.

4)   Nadie duda que en sus ataques al Jihad Islámico en respuesta a la lluvia de cohetes sobre territorio israelí, Tzahal utilizó sólo una ínfima parte de su poderío militar. Pero 450 cohetes disparados por el Jihad Islámico en dos días, paralizaron medio país.  ¿Y qué habría pasado si hubiera sido una guerra contra Hamas y Jihad conjuntamente, lo cual aún puede ocurrir en algún momento? Y ni hablar de una guerra contra Hizbala o el propio Irán. O en dos frentes. Militarmente, Israel puede enfrentarse a grandes desafíos. Y la población es resiliente. ¿Pero se logra hallar el equilibrio necesario entre cuidar a la población y no dar a entender a los terroristas que logran casi cerrar el país?

 

Hay mucho más para analizar. Ahora, cuando está por comenzar el shabat, estas son unas primeras reflexiones.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(15 de Noviembre de 2019)

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