Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

El mensaje que salió del Día del Holocausto: memoria y advertencia


El mundo judío todo conmemoró Iom HaShoa, el Día Recordatorio del Holocausto. En Israel, el Estado judío, la fecha se siente de una forma especial, dado que la enorme mayoría de la población es de fe judía, por lo cual los actos y la recordación no se dan en marcos limitados dentro de comunidades puntuales, sino que se captan en la calle, en el espacio público. Todos los medios de comunicación dedican la jornada al tema y desde todos los canales de televisión y páginas de los diarios, nos miran los rostros de sobrevivientes contando sobre lo que perdieron, pero también sobre lo que alcanzaron a vivir luego de terminar la guerra.

En Israel, el Día del Holocausto es especialmente conmovedor. Y este año, con la crisis del Coronavirus por la cual justamente la generación mayor, en la que no hay pocos sobrevivientes, es la que está más en riesgo, esto tuvo circunstancias especiales.

La Policía israelí dedicó un homenaje especial a la Tercera Edad y mandó a sus efectivos a 180 puntos del país, tanto casas de ancianos como pensiones y casas particulares, a saludarlos. “Estamos aquí para honrarlos y para agradecerles por lo que han aportado al país y al pueblo”, decía en cada lado uno de los oficiales, usando el parlante de su patrullero. “Les deseamos a todos mucha salud .Y aquí, de pie, estaremos junto a ustedes durante la sirena, en memoria de los  millones asesinados en la Shoa”. Hicieron la venia en homenaje a los ancianos que de niños o jovencitos, vivieron el infierno sobre la Tierra, y que tras sobrevivir, al llegar al entonces naciente Estado de Israel, se dedicaron a construir y desarrollar, no a buscar venganza.

Los sobrevivientes participaron en todos los ámbitos de la vida en Israel: la seguridad, la ciencia, la cultura, las artes. Se abocaron a empujar hacia adelante, después de haber pasado lo peor.

Los homenajes de este martes, erizaban la piel.

“Recordamos de cerca, abrazamos de lejos”, decían numerosos carteles en manos de ciudadanos de todas las edades, que salieron a los balcones o fueron especialmente a mostrarlos junto a residenciales de ancianos. La misma frase fue dibujada en asfalto de calles  por todo el país, para que  los sobrevivientes, confinados en sus hogares, los puedan ver desde sus balcones. En uno de esos balcones, un hombre vestido con un pijama a rayas como de un prisionero en un campo, se mantenía firme mirando hacia abajo. Y todos, los jóvenes con los carteles afuera, y los mayores ya grandes confinados en sus casas, estaban rodeados por la siempre emotiva sirena de dos minutos que cruzaba el aire a lo largo y ancho de Israel.

Paramédicos del Magen David Adom, el equivalente israelí de la Cruz Roja, realizaron sus ceremonias. Lo mismo soldados del ejército. Y grupos de distinta entidad, todos con el mismo común denominador: no olvidar.

En un mundo en el que el antisemitismo levanta cabeza, en el que el odio, la intolerancia y el racismo discriminan como si no supieran a qué conducen las atrocidades, la memoria no mira sólo hacia atrás. La memoria, debe mirar también hacia adelante. Como advertencia. Es a eso que se refiere el “nunca más”.

La historia de la Shoa debe ser enseñada en el mundo todo, porque si bien fue el mayor genocidio de la era moderna, no fue el único, lo cual significa que el hombre es capaz de grandes horrores . Y aunque la Shoa fue el Holocausto del pueblo judío, el mensaje es universal: no se puede subestimar la discriminación, que siempre empieza a lo chico, pero puede terminar en lo peor. Y el mundo todo debe tener presente, que el Holocausto no comenzó con las cámaras de gas, sino con palabras de odio. Los discursos demonizadores conducen a tragedia. Las palabras, prenden fuego.

El mundo lo debe recordar.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(22 de Abril de 2020)

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