Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Pandemia, desobediencia en Israel y mis comentarios en Facebook


Israel, pandemia, miles de nuevos contagios por día, hospitales rebasados de internados…y en Jerusalem, dos funerales multitudinarios como si aquí no estuviera pasando nada.
Este domingo 31 de enero de mañana fue sepultado en Jerusalem un rabino sumamente importante y respetado por el público haredi utraortodoxo de Israel, Rav Meshulam Soloveitchik, con la participación en la marcha fúnebre y luego en las exequias,  de por lo menos 10.000 personas, una enorme multitud que cubría calles enteras . Y eso que la Policía detuvo ,según dijo un alto oficial al canal N12 de la televisión israelí, a por lo menos 60 autobuses repletos de gente que venían de fuera de la capital para dar el último adiós al Gran Rabino.
Y mientras escribo estas líneas, ya de noche, está desarrollándose la marcha fúnebre del Rabino Itzjak Scheiner, fallecido hoy.  Por las imágenes transmitidas por televisión, también en este evento son miles de hombres, adultos, jóvenes y cabe suponer que también niños, los que colman numerosas calles de la zona recorrida, cerca del centro de Jerusalem, en camino al cementerio de Givat Shaul.
No estuvimos allí, pero por lo que se podía captar desde la pantalla chica, nuestra impresión era que casi nadie llevaba siquiera tapabocas. Apretujados, una multitud, pegados unos a otros.
El mismo oficial que contó sobre los autobuses frenados , dijo que se decidió no intervenir para dispersar la multitud ya que ello habría terminado con decenas de heridos. Y agregó algo clave e importante de destacar : “Los haredim no son nuestros enemigos”.
Cuando de fondo parece haber una guerra cultural nada sencilla, tras una semana de enfrentamientos violentos en Bnei Brak y Jerusalem en el marco de los intentos policiales de dispersar aglomeraciones de haredim y cerrar centros de estudios que funcionaban violando la ley, una declaración así aporta a la vida en sociedad.
 
Pero eso tiene que darse de todas las partes .
Por eso, cuando mirábamos las imágenes de los dos funerales de hoy en Jerusalem, nos parecían absolutamente increíbles. Pandemia, casi 4.800 muertos en Israel, los departamentos de Coronavirus en todos los hospitales casi repletos-algunos ya derivando pacientes a otros sitios porque no tienen lugar ni para un alfiler-y parte del público ultraortodoxo desafiando abiertamente las normas.
Destaco el “parte”. También dentro del sector haredi hay gente responsable, hay voces que salen abiertamente a exigir cumplimiento de las órdenes y máximos cuidados y que condenan eventos como los de este domingo en Jerusalem. No sólo a nivel personal sino públicamente, periodistas y figuras referentes del público haredi.  Yo misma he entrevistado a algunos, que iré publicando.
Pero lamentablemente, gran parte del público ultraortodoxo hace caso omiso de las restricciones. Y el agravante en este sentido es que lo hace con el aval o hasta aliento de sus propios líderes, rabinos que deberían servir de ejemplo. Si no fuera así, los números no serían tan terribles: el 40% de los enfermos de Coronavirus son del sector haredi, aunque son el 12% de la población.
 
Esta tarde compartí en Facebook y Twitter la foto que publico también aquí.


 
Y escribí:

“Todos sabemos que no solamente el sector ultraortodoxo viola las instrucciones. Pero lo que ocurre allí es distinto. Se hace caso omiso de la ley, al por mayor, y peor aún, de todos nosotros. Hacen caso omiso  de sus propios padres y sus hijos. De los hospitales y los médicos cuya ayuda pedirán cuando se enfermen. Eso no es amor por la  Torá. Eso no es Judaísmo y eso no es Fe. Es una combinación peligrosa y letal de ignorancia y egoísmo”. Y agregué una frase dura: “Esos no son mis hermanos”.

Pensé que no era necesario aclarar lo que para mí es obvio, pero vi que sí.Entendí que era clave agregar que la referencia no es a los judíos ultraortodoxos como público , en absoluto, sino a quienes se comportan de esa forma, arriesgando conscientemente al prójimo, poniendo en peligro la vida de otra gente.

No concuerdo con aquellas reacciones a mis líneas cuyo tono es de odio a los haredim. Yo no los odio, ni de lejos. Es más: creo que hay ciertas características entre ellos que son dignas de admiración, como el valor que se da a la educación,  la capacidad de contentarse con poco materialmente, la ayuda comunitaria y la solidaridad con los necesitados. Pero a aquellos que se comportan de esta forma, sabiendo que arriesgan a los demás, actuando como si no fueran parte del país, no les puedo dar legitimidad. El Judaísmo santifica la vida y quienes actúan así, la pisotean. 

Tampoco concuerdo con los comentarios que comparan entre eventos como los de este domingo-y tantos otros similares en el sector haredi- y las violaciones de las restricciones entre los seculares, muy especialmente las manifestaciones contra Netanyahu en Balfour en Jerusalem. Ante todo, creo que hace tiempo debería haberse prohibido esas manifestaciones,no para socavar la democracia ni porque no tengan razón de ser, sino porque cuando se está en guerra contra el virus, todos los campos de batalla son claves. Y no pasaba absolutamente nada si las manifestaciones se reanudaban en pocos meses.

Todos los irresponsables –no haredim- que hacen fiestas, casamientos y cualquier tipo de evento que viola las reglas, deben ser castigados y multados.  Pero no hay punto de comparación (cuantitativamente hablando)  con lo que ocurre entre los ultraortodoxos,escuelas  que no cerraron ni un día,  y eventos de participación multitudinaria , con el agravante que no se trata de iniciativas particulares sino de situaciones que no se darían de no ser por la decisión de figuras que deben liderar la comunidad. Justamente en un público como el ultraortodoxo israelí que da tanta importancia a la palabra de sus rabinos, tendría que ser especialmente fácil hacer respetar la ley si esa fuera la decisión de estos líderes religiosos.

Pero la responsabilidad no la tienen solamente quienes actúan así, sino el Estado que lo permite.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(31 de Enero de 2021)

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